Una imagen de Felipe con la Virgen de la Salud.

Una imagen de Felipe con la Virgen de la Salud. Alba Rosado

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El 'milagro' de Felipe, el joven que superó un cáncer aferrado a la Salud: "Ya estudio Medicina y Ella me acompaña siempre"

A los 12 años, al malagueño le diagnosticaron un linfoma de no Hodgkin de células T y estando en la UCI una amiga le acercó a esta sagrada imagen a través de una pulsera y una estampa. Desde entonces, no se ha separado de ella.

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Su extrema juventud y la sonrisa que dibuja su rostro no reflejan, ni por asomo, el sufrimiento de un pasado no muy lejano. Llega apresurado a la cita, porque el peluquero, con el que tenía cita antes de la entrevista, se ha retrasado. "Vengo súper cabreado, perdona", dice, con una sonrisa tímida y el casco de la moto colgando del brazo, no sin antes santiguarse ante la Virgen de la Salud justo en el dintel de la parroquia de San Pablo, en el corazón de La Trinidad.

"Nada que perdonar", le digo, entendiendo que una cita tan importante para él como el Domingo de Ramos necesita estar al cien por cien, con un buen corte de pelo incluido. Hoy, Felipe Medina, de 20 años, no queda con sus colegas para ver procesiones, sino que comparte varal con algunos de ellos, para llevarla a Ella, en mayúsculas, sí. A la que le ayudó en el momento más terrible de su vida cuando le faltaban las fuerzas: María Santísima de la Salud.

Medina tenía solo 12 años cuando la vida le puso a prueba. En 2018, le diagnosticaron un linfoma de no Hodgkin de células T, un tipo de cáncer agresivo que lo llevó a la UCI, en coma inducido, con una masa en el pecho que le oprimía la tráquea. En ese momento de oscuridad, cuando parecía que no había salida, apareció una pulsera. Y una estampa. Una amiga de su padre se la entregó para que tuviera algo a lo que aferrarse en las horas más difíciles. El desenlace de aquel gesto, continúa escribiéndose cada Domingo de Ramos en las calles de Málaga.

Una imagen de Felipe rezándole a la Virgen de la Salud.

Una imagen de Felipe rezándole a la Virgen de la Salud. Alba Rosado

Este Domingo de Ramos, con 20 años, Felipe volverá a ponerse el varal de la Virgen de la Salud sobre los hombros. Lo hará por segundo año, tras debutar en 2023, como una forma de agradecimiento hacia su sagrada titular, una imagen a la que no conocía antes de la enfermedad. “Sé que en parte ella me ha curado”, afirma sin titubeos y agradecido también a los médicos que estuvieron a su lado. Para él, la relación con la Virgen va más allá de la fe: “Me ha acompañado en todo el proceso y me sigue acompañando. Para mí, ella es todo, la encuentro en cada esquina, en cada persona”.

"Mi padre me puso aquella pulsera y guardó la estampa para rezar. Cuando desperté, le pregunté qué era y desde entonces empezaron las plegarias. Y cada vez que rezábamos, las cosas mejoraban. Nos acompañó a cada prueba médica, siempre que lo necesitábamos”, recuerda el chaval.

Apenas unos meses después de aquello, todavía en silla de ruedas y sin poder andar, Felipe acudió por primera vez a verla salir por la puerta de San Pablo y desde entonces no se ha separado de ella. "Ahora estudio en Barcelona, precisamente Medicina, como no podía ser de otra forma, pero siempre la siento cerca. Tuve claro que quería ser médico, no sé aún qué especialidad haré, aunque oncología me llama la atención, como es evidente", sostiene.

El vídeo del momento de los toques de campana

Aunque su implicación diaria en la hermandad se ha reducido por los estudios, siempre que puede, se escapa a ayudar: “El Grupo Joven es una maravilla. Estar en la cofradía me hace muy feliz, me llena”.

Aunque en su familia no hay una gran tradición cofrade, Felipe siempre sintió una conexión especial con la Semana Santa. Salió por primera vez en Viñeros, luego en El Rico junto a su hermano, y poco a poco fue ampliando su implicación en la Salud hasta ser esta su hermandad principal. En 2023, año de su primera salida con la Virgen de la Salud, también formó parte del cortejo de la Soledad del Sepulcro, además de salir en las hermandades del Miércoles Santo y Domingo de Ramos. “Ese año hice triplete”, recuerda entre risas.

Pero dice que no hay nada como la experiencia de llevar sobre los hombros a quien considera su guía. “El día antes de mi primera salida llegué por primera vez al Grupo Joven. No conocía a nadie, pero me sentí como en casa. Nos quedamos preparando todo hasta las cuatro de la mañana. Dormí poco de los nervios. Fue muy especial porque ese año me hicieron el regalo de dar los primeros toques de campana dentro de San Pablo. Yo iba llorando, emocionado... Fue una sorpresa inolvidable”, relata este joven, que acaba de pasar "la revisión de los cinco años" de una manera más que positiva.

Felipe habla con una pasión serena, de quien ha vivido demasiado pronto lo que otros tardan años en comprender. “A pesar de que haya mucha gente, sientes que estás tú con ella. Es una intimidad difícil de explicar. Escuchar una marcha, a los capataces, a tus compañeros de varal… Yo iba con los pelos de punta todo el camino”, sostiene.

Cada momento del recorrido tiene para él una carga emocional. La salida, la Catedral, el regreso al barrio… “No sé con qué quedarme. Cuando se hacen las cosas bien, sentimos que hemos repartido salud por toda Málaga y eso siempre lo hacemos”, resume.

Preguntado por cómo le ha cambiado la vida su enfermedad, no duda: “Muchísimo. Me hizo consciente desde muy joven de lo importante que es vivir. A veces me preocupo por tonterías, pero luego pienso en todo lo que he pasado y lo afortunado que soy. Yo le agradezco a la Virgen hasta haber pasado por esto, porque gracias a ello he conocido esta manera de vivir".

Este Domingo de Ramos, si la lluvia no lo impide, Felipe volverá a levantar a la Virgen de la Salud, esa que un día llegó a su vida en forma de pulsera y mucha fe. El año pasado la lluvia se lo impidió, así que este año volverá al varal con los mismos nervios, con la misma emoción, y con una realidad marcada a fuego: la fe, a veces, también cura.