Una imagen de Noriko cantando.

Una imagen de Noriko cantando. Cedida

Cultura DÍA MUNDIAL DEL FLAMENCO

Noriko Martín, la 'malagueña' que ha grabado el primer disco de flamenco en japonés: “Jamás pensé que sería cantaora"

La artista ha lanzado un disco grabado íntegramente en su idioma natal. Problemas de salud la retiraron del baile y como no quiso abandonar su pasión, estudió minuciosamente el cante flamenco y se lo llevó a su terreno.

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Nació en Nagoya, prefectura de Aichi, en Japón; pero es más flamenca que un lunar y su historia demuestra que la música y la cultura no tienen fronteras, ya que se ha convertido en la primera artista en grabar un disco de flamenco íntegramente en japonés, una proeza artística que responde a un viaje íntimo y profundo por la pureza de este palo musical que dio sus primeros pasos en Málaga.

La historia de Noriko empieza donde nadie lo imaginaría: en un parque de atracciones en Japón dedicado a España. Allí, trabajando como empleada de cara al público vio por primera vez un espectáculo flamenco. El impacto fue inmediato. "Yo dije: tengo que estar ahí sí o sí. Aquello me tocó muy profundo, era algo muy emocionante", sostiene.

La atracción que sintió por el flamenco fue tan fuerte que lo dejó todo. Tenía unos amigos malagueños y ellos le hablaron de una bailaora que impartía clases en la ciudad costasoleño. Era Susana Lupiáñez, que poco después se convertiría en La Lupi, una artista flamenca que ha llevado la marca Málaga por todo el mundo.

Aquella recomendación selló el rumbo: su primera ciudad en España fue Málaga, donde quería empezar a formarse como bailaora, aunque reconoce que inicialmente pensó en Sevilla o Jerez. "Me encantó Málaga, yo no me imaginaba que allí mi vida cambiaría para siempre, se convirtió en un carril especial en mi camino", expresa entre risas y cansancio tras una jornada interminable de promoción.

Han pasado más de dos décadas desde aquel 2001 en el que una joven japonesa aterrizó en la capital para aprender por las mañanas español en la escuela de idiomas y las tardes, repasando horas y horas de técnica, palos, palmas y disciplina. Y entre medias, un ritual: "Tumbarme a descansar un poco en La Malagueta, que me pillaba muy bien desde donde vivía", dice.

“Fue una época preciosa. No tenía nada y lo tenía todo: tenía un sueño”, expresa Noriko, consciente de que después de aquellos felices años la vida la golpeó. En 2007, una grave enfermedad en los huesos la obligó a abandonar el baile profesional. Le retiró de un tajo aquello por lo que había cruzado medio mundo.

“Me dolió muchísimo. Pensaba que había nacido para bailar”, admite. Sin embargo, ese dolor abrió la puerta a darle una oportunidad a su voz. Para seguir conectada al flamenco, necesitaba entender mejor la música… y empezó a formarse como cantaora.

En su país primero comenzó acompañando en un restaurante japonés con espectáculos flamencos, y luego ya en España con maestros como Caracol de Córdoba, hasta asentarse en Madrid en 2009. “Jamás pensé que acabaría siendo cantaora. Pero la vida te quita algo y te regala otra cosa mejor”, reflexiona.

Noriko no romantiza su camino, reconoce que ha sido muy duro y que no cualquiera hubiera soportado tanto para cumplir su sueño. “El flamenco es difícil para cualquiera, pero para nosotros los extranjeros es empezar desde menos cien”, dice con sinceridad. Habla de "todo un mundo" cuando menciona al compás, el aire, las letras, los acentos y hasta la forma de hablar en Andalucía, “tan llena de ritmo y esencia”.

Cuando se le pregunta por la fascinación japonesa por el flamenco, lo explica muy claramente: "Japón vive muchas tragedias naturales. La gente no lo piensa, pero eso deja un sentimiento de tristeza, de melancolía. Igual que las flores del cerezo, que solo duran una semana… Ese concepto está metido en nosotros. El flamenco nos toca por eso”.

Su álbum, que ha lanzado este 14 de noviembre, es una declaración de identidad: flamenco en japonés, sin complejos y con "un gran respeto". La mitad de las letras son suyas. La otra mitad, complejísimas adaptaciones de composiciones de Paco Ortega, con clásicos Tú me camelas o sevillanas.

“Paco escribe con muchos mensajes, muchas sílabas. Tuve que reducir muchísimo. No hago fusión, había que traducir, o más bien reinterpretar. La verdad es que me costó muchísimo, pero el resultado de todo es muy bonito. Además de las suyas, hay letras mías al 100%, y otras, por ejemplo, de clásicos Tangos de Granada”, declara.

A lo largo del álbum aparecen nombres que imponen respeto: cuenta con la colaboración de artistas de gran trayectoria como Diego Magallanes, Jorge Pardo, Emilio Caracafé, José El Marqués y otros artistas de primer nivel que han querido acompañarla en este salto tan especial. Noriko aún lo dice casi en voz baja, como si temiera despertarse de un sueño: “Son gente muy grande. Me siento muy afortunada”.

Hoy su vida transcurre en Madrid, donde trabaja, estudia y compone. Pero cuando surge el nombre de Málaga, su respuesta es que aún nunca ha dado un concierto. “Me encantaría. Málaga es especial para mí. Fue mi primer hogar”, dice con una sonrisa. Málaga le debe un escenario. Su historia y su talento piden a gritos que alguien la traiga de vuelta a la ciudad donde, hace más de veinte años, plantó la semilla de lo que hoy es.

“Entonces era muy jovencita, pero si me encontrara con aquella Noriko que estaba en Málaga le diría que le va a venir algo muy malo, un dolor muy grande… pero ese dolor se convertirá en una maravilla. Chica, sigue caminando, a paso firme. Porque habrá cosas buenas”, zanja