Iglesia de Santo Domingo

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Cultura

La iglesia de Santo Domingo de Málaga se cae a pedazos y no hay un plan para salvarla

Desde la parroquia se baraja una restauración de la fachada, pero la catalogación del inmueble como BIC obliga a poner en marcha la maquinaria burocrática.

10 febrero, 2024 05:00

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La iglesia de Santo Domingo de Málaga se cae a pedazos. Esta afirmación no es una frase hecha, sino que basta con pasear por los alrededores del viejo templo para poder constatar su vigencia. En los últimos días, los desconchones de unas paredes ya de por sí dañadas han aumentado considerablemente. Estas heridas se suman a las humedades internas que la parroquia sufre desde hace años. Los desperfectos son más que evidentes, pero no se atisba una solución ni a medio ni a corto plazo. 

Hace algo más de un año, este periódico ya apuntó a los defectos externos que se podían palpar. 12 meses después, la situación no ha cambiado, siendo habitual encontrar nuevos restos junto a las paredes. Tampoco parece ayudar que el muro sur se haya convertido en el blanco directo de los balones de niños y adultos que usan los árboles anexos como portería. 

Recientemente, parte de la sociedad malagueña ha vuelto a poner el acento en esta cuestión después de que el historiador Pepe Jiménez compartiera sus impresiones a través de las redes sociales: "Dentro de unas fechas, en Semana Santa, será la imagen que se difundirá a través de las televisiones de toda España (debido al traslado del Cristo de la Buena Muerte, de Mena). La ciudad no lo merece", publicaba. 

Aunque en 2022, el entorno de la plaza Religiosa Filipense Dolores Márquez, de la Legión Española y de Fray Alonso de Tomás (feligresía de Santo Domingo) estuvo en el centro del debate por la colocación de las famosas pérgolas, la realidad dos años después es bien distinta: los hierros no están y en su lugar hay vegetación, pero ni la hilera de árboles es capaz de tapar unos daños que se acrecientan. 

Según explican fuentes del Obispado, “hace años” se puso sobre la mesa la posibilidad de comenzar con un proyecto de rehabilitación del templo, pero “no pasaron la primera fase” debido a los problemas de financiación; en aquel momento, la mayoría de partidas estaban destinadas a los trabajos de restauración de la iglesia de Santiago y de los Mártires. Pese a que la magnitud del proceso implica un plan director (similar al que se desarrolló en estos templos), la única solución que se proyecta es un arreglo de la fachada; algo que también se encuentra en un estadio más que incipiente. 

Distintas fuentes aseguran que hasta la fecha lo único que hay es un proyecto para “adecentar la fachada” que se está estudiando en "fase administrativa": “No es caro (en torno a 5.000 o 6.000 euros, destacan), pero la protección de inmueble al estar catalogado como Bien de Interés Cultural obliga a poner en marcha un proceso administrativo que no sabemos cuándo podría estar listo”, relatan, al tiempo que inciden en que “la intención” está presente.

Por vislumbrar en qué consiste la maquinaria burocrática, los pasos a dar tendrían que constar de las siguientes fases: redacción de proyecto, petición de licencia en la Gerencia Municipal de Urbanismo para que esta administración pida a la consejería de Cultura informe sectorial; remisión de este documento a la GMU con el visto bueno o los requerimientos necesarios y, finalmente, emisión de la licencia autorizando los trabajos. 

La valoración que hacen desde la propia parroquia es contundente: “La fachada está de una manera casi indecorosa, pero quien se lleva la peor parte es el antiguo convento dominico (ubicado en la parte norte): se encuentra casi en ruinas”, afirma el rector del templo, Antonio Collado; una descripción que también se hace extensible a la sacristía. 

Cabe recordar que los orígenes del templo se remontan al siglo XV. El historiador José Jiménez Guerrero, en su libro La quema de conventos en Málaga, señala que la presencia del primer prior de la Orden Dominica data de 1493, por lo que la fundación de la parroquia se puede considerar "fruto de un proceso más amplio". 

Según recoge, el primer templo se alzaría sobre la primitiva iglesia a partir de 1515, realizándose diversas ampliaciones en los siglos siguientes y siendo constituido en 1841 como parroquia. La calidad artística que estas paredes albergaron (imágenes de Pedro de Mena, un enorme retablo que llenaba el altar principal, hornacinas...) hacen más evidente el cambio que esta parroquia ha sufrido en las últimas décadas. Prácticamente nada queda de aquel esplendor.

Aunque el cauce del Guadalmedina se haya visto revitalizado tras los últimos trabajos de naturalización, consistentes en la eliminación de los grafitis y plantación de recursos vegetales, la vieja parroquia se sigue erigiendo como un bastión de aquello que un día fue El Perchel. Las heridas de la pared dejan al descubierto los ladrillos que, de momento, mantienen en pie a la iglesia.