Una de las instalaciones del Festival de Artes Lumínicas LUX.

Una de las instalaciones del Festival de Artes Lumínicas LUX. La Térmica

Cultura

Una nueva Málaga creadora obsesionada con la luz

La obsesión generacional por las pantallas y las proyecciones desde la Costa del Sol protagoniza el festival Lux de la Térmica.

15 abril, 2023 05:00

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"Málaga, ciudad no en la tierra"; proclamó célebremente el Nobel de Literatura Vicente Aleixandre. Esa transcendencia de lo material habita rutinariamente —el consenso habla de 300 días al año— la capital de la Costa del Sol, y también los lienzos de algunos de sus más jóvenes artistas. La luz sigue siendo la gran obsesión.

El centro de cultura contemporánea La Térmica celebra este viernes y este sábado su décimo aniversario con Lux, el primer festival de artes lumínicas de Málaga. Coincidiendo con la década de existencia, se han instalado diez propuestas inmersivas que juegan con las proyecciones, los láseres, los sonidos y la participación del público; en las que han participado hasta 34 artistas, arquitectos, diseñadores, visualistas, artistas sonoros y productores musicales.

"Hay un interés común de los artistas jóvenes en entender lo nuevos medios con proyectos muy experimentales: jugar con las máquinas, las luces...", explica en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga Irene Molina, coautora de Hypergarden, la reinvención de uno de los jardines de La Térmica a través de nuevas especies naturales casi robóticas. "A través de las luces, se están consiguiendo cosas que jamás se han hecho", añade su socio Fran Toré.

En su obra, las luces dan la oportunidad de visualizar en la realidad propuestas de futuro que van más allá: "La estamos llevando a ser un medio capaz de representar cosas que hasta ahora no se habían representado", defiende Toré, que señala como objetivo "materializar la especulación que se hace desde el pensamiento contemporáneo sobre cómo será el mundo y la realidad a través de la fusión entre tecnología y naturaleza". La luz como futuro.

"Hay un nivel brutal en cuanto al manejo de estas tecnologías y a la experimentación, y son casi todos menores de 30 años. Estamos aprendiendo un montón unos de otros, hay mucho apoyo... Tenemos intereses comunes, compartimos una estética y un mismo mundo porque tenemos un algoritmo muy parecido", plantea Molina. "La temática de la luz es muy generacional, porque estamos muy mimetizados con toda la tecnología", añade Toré.

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La luz y cómo interactúa con los cuerpos es la temática fetiche del joven artista malagueño Almaro, que enfoca su interés en la representación al óleo de esas proyecciones: "La luz es el primer paso al objeto, sin ella no hay encuentro, no hay visualización. Proyectar es resignificar al objeto y subjetivizarlo. Poner luz donde ya había luz es volver a mirarlo", plantea en conversación con este periódico.

"Siento que estoy pintando unas capas que no son visibles. Desde un prisma cuántico, hay una serie de planos casi del alma que, aunque no los pinte literalmente, se evidencian al superponer una capa más. También la música es una gran manera para hablar de esa búsqueda", reflexiona.

Esa propuesta a través de la música, la espiritualidad y la luz también comanda la propuesta de los artistas de Lux. Almaro ha echado una mano en una de las instalaciones: "Inevitablemente, el píxel está condicionando. A mí me condiciona y entiendo que a los demás también".

Irene Molina y Fran Toré apuestan por aprovechar el crecimiento de Málaga para que sirva de impulso y la creación artística no quede solo asociada a algunos proyectos más institucionales. Almaro no se aleja del análisis: "La ciudad no se puede conformar con arte de museos más enlatados, sino algo más vivo".