Gomas en el Guadalquivir.

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Málaga

Málaga, Granada y Almería, las nuevas 'gasolineras' del narcotráfico: la presión policial desplaza a los petaqueros

El piloto de hachís gana entre 30.000 y 50.000 euros por transportar un alijo de hachís y le gustaría cobrar 500.000 euros por realizar lo mismo con cocaína.

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Las claves

Málaga, Granada y Almería se han convertido en nuevos puntos clave para el abastecimiento de combustible a narcolanchas debido a la presión policial en otras zonas.

El tráfico de drogas en la costa andaluza ha aumentado, especialmente el de cocaína, cuyos pagos se realizan cada vez más mediante criptomonedas desde Dubái, donde residen los principales capos.

El suministro de gasolina es esencial para las narcolanchas y ha dado lugar a un lucrativo negocio donde algunas gasolineras colaboran con los criminales.

La legislación española comienza a castigar el transporte y depósito de combustibles destinados al narcotráfico con penas de 4 a 8 años de cárcel, tras sentencias pioneras en Cádiz.

A lo largo de cualquier día de la semana, alguna narcolancha llegará para descargar hachís o cocaína en algún punto de la costa andaluza. Tras la confirmación de que se ha realizado todo sin problema, y la droga ha llegado a la guardería comienzan las transacciones para pagar las cantidades acordadas.

Si la droga es hachís, lo normal es que los implicados en el transporte reciban dinero en efectivo en los días posteriores a los hechos. Si es cocaína, lo normal últimamente es recibir el pago en criptomonedas que se transfieren al poco tiempo de que los jefes den la orden.

Esto se suele emitir desde Dubai, donde están viviendo la mayoría de capos del narcotráfico internacional y coordinan desde allí su negocio. Y parte de esto último está en toda la costa de Andalucía, incluida Málaga, donde el aumento del tráfico de cocaína en embarcaciones de alta velocidad va a más.

Y es lo normal en un mundo de la criminalidad organizada donde el piloto de hachís que gana entre 30.000 y 50.000 euros por un alijo de hachís le gustaría cobrar 500.000 euros por realizar lo mismo con cocaína: transportar droga.

Pero para llegar a esa situación, es necesario que las narcolanchas sean abastecidas de gasolina y que su tripulación pueda obtener víveres para habitar en el mar durante semanas. La gasolina se ha convertido en esencial para estas operaciones delictivas, y tanto las petacas como el combustible se han vuelto un bien muy preciado.

Se pagan cientos de euros por conseguir garrafas, que debido a la demanda que existe no es tan fácil conseguirlas sin levantar sospechas. Luego están los proveedores de la gasolina, que en muchas ocasiones hay gasolineras que son completamente cómplices de esta situación.

De hecho, hay alguna investigada en el entorno del Guadalquivir. Tal expansión del negocio deriva en que los grupos criminales asentados en Málaga también quieran participar en el lucrativo negocio porque la estructura base ya la tienen.

Sólo necesitan contactar con proveedores de drogas y pactar puntos de encuentro para abastecer de víveres y combustible a las embarcaciones que llegan a las costas andaluzas.

Málaga tiene menos vigilancia marítima que Cádiz o Huelva y se han detectado hasta cambios de tripulación de narcolanchas en el mismo puerto del Candado (Málaga capital), pero las últimas operaciones en Guadalmina deben tomarse como una advertencia para que las autoridades refuercen la vigilancia en la Costa del Sol.

Y dotar al Servicio de Vigilancia Aduaneras y a las patrulleras de la Guardia Civil de la tecnología necesaria para poder medirse en una persecución con las gomas y no correr demasiado riesgo.

Ahora esta actividad de petaqueo, se está intentando penalizar en base al artículo 568 del código penal que castiga el transporte o depósitos de sustancias inflamables de 4 a 8 años de cárcel.

Ya hay una sentencia pionera en España sobre este ámbito: el Juzgado de lo Penal 3 de Cádiz, tras mucho insistir en esta posibilidad la Fiscal Antidroga del Campo de Gibraltar, Macarena Arroyo, que ha defendido durante años que estos hechos se califiquen penalmente de esta manera.

Algo que ratificó la Audiencia Provincial de Cádiz en un plenario, porque es un problema que va a más. Se ve simplemente en los días en los que hay temporal marítimo en las que la mayoría de gomas que se acercan a nuestras costas son las auxiliares y llegan sin droga.

Decenas de estas embarcaciones llevan a la espera semanas para finalizar un alijo, así que mientras el Estado se ve sobrepasado por la actividad del petaqueo, veremos estas imágenes repetirse y se extenderán por toda Málaga, ya que hay playas muy accesibles para meter vehículos y salir rápido a la autovía.