José Antonio Satué, nuevo obispo de Málaga.
José Antonio Satué, el nuevo obispo de Málaga: "Si no ha habido Sábado Santo hasta ahora, será por algo"
El nuevo responsable de la Diócesis destaca que su principal objetivo es promover una Iglesia más misionera y menos autorreferencial, capaz de volcarse en los pobres.
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Todos decían que era altísimo y su metro noventa de altura lo corrobora. Unas gafas de pasta negras a juego con su camisa y pantalones, le dan un toque moderno. Y una cruz plateada destaca en su pecho con un brillo especial similar al de su tímida sonrisa. Aún hay quien no lo conoce, apenas lleva unas horas siendo el nuevo obispo. Pese a la novedad de estrenar 'oficina', no teme a las cámaras ni a preguntas que quizá no sepa responder.
El pasado sábado 13 de septiembre, Jesús Catalá se despedía del cargo después de 17 años al frente y con una etapa final bastante complicada por un bache de salud. Así, con su marcha, llegaba un nombre a la Diócesis Malagueña desde Huesca: José Antonio Satué.
Ha llegado a su rueda de prensa de presentación antes de lo previsto. En lugar de situarse detrás del atril lleno de micrófonos, opta por acercarse a los asistentes, sonreír y estrecharles la mano. “¿Dónde queréis que me ponga?”, pregunta con naturalidad, mientras el clic de las cámaras no deja de sonar.
El repicar de las campanas marca el comienzo de la cita. Su actitud recuerda a la del chico nuevo del colegio al que le toca presentarse: ha llegado su turno de hablar. Aprovecha sus primeras palabras para agradecer la acogida de los medios y señalar algunas líneas de lo que será su ministerio en la Diócesis de Málaga.
“Espero que nuestra relación no sea solo con el personaje, sino con la persona”, subraya dirigiéndose a los periodistas, a quienes pide un diálogo sincero e incluso crítico; está convencido de que los medios “hacen una gran aportación a la sociedad pese a vivir bajo la dictadura de los clics”.
Una mano se alza entre los periodistas: la Semana Santa es la protagonista de la conversación. El que fuera delegado de medios en Huesca, a pesar de no conocer mucho de Málaga, es consciente de la importancia de las hermandades en la Costa del Sol.
Satué admite que todavía conoce poco de la realidad local durante la festividad religiosa, pero recuerda su experiencia como prior de la Archicofradía de la Veracruz en Huesca, donde aprendió “la seriedad y el compromiso” de los cofrades. “Espero que, al igual que me ocurrió con la devoción a San Lorenzo en Huesca, la religiosidad malagueña también se me contagie”, señala riendo.
La pregunta del millón aparece en la conversación: ¿habrá procesiones en Sábado Santo? El obispo ha preferido ser cauto con su respuesta. “No lo sé; son decisiones que hay que meditar cuidadosamente. Cada ciudad tiene sus peculiaridades, y si aquí no ha habido nunca, supongo que será por alguna razón”.
Hay muchas cuestiones en el aire y, de momento, no tiene las respuestas para ellas. Recién llegado al puesto, confiesa: “Este es solo mi segundo acto oficial”. Su primera decisión ha sido confirmar en sus cargos a vicarios, delegados y responsables pastorales, al menos hasta nuevo aviso. Además de firmar unos poderes ante el notario.
Todavía tiene mucho trabajo por delante. Las obras de la ‘Manquita’ son uno de los puntos importantes. Reconoce que no conocía el estado de la catedral y que, de hecho, aún lo desconoce por completo. Sin embargo, considera que primero deben superar “el desafío de completar el tejado” y añade que “después habrá que ver qué otras prioridades necesita la Diócesis”.
José Antonio Satué, nuevo obispo de Málaga.
Así, Satué ha confirmado que su labor no quedará solo en la ciudad, sino que espera llegar incluso "a las parroquias más pequeñas" y estudiar sus necesidades. Su labor apenas ha comenzado y todavía no tiene clara su hoja de ruta exacta. Sin embargo, tiene un objetivo fijo: promover una Iglesia más misionera y menos autorreferencial, capaz de volcarse en los pobres y en quienes se han alejado de la fe.
Para ello, necesita la ayuda de todos. Recuerda que el Papa Francisco hablaba de sinodalidad: estar, trabajar, pensar, decidir y evaluar juntos. Todo eso y más, pero unidos. “La palabra clave es esa”, dice.
El nuevo obispo sabe que en la Iglesia y en el mundo hay aspectos que se pueden mejorar. Para lograr ese cambio, afirma: “Vamos a ir por ese camino de colaboración, de escucha, de diálogo e intentar hacer sinergia entre todas las instituciones que forman la Iglesia”, incluso con quienes nunca han sido cristianos o se han alejado de la fe. Espera que, muy pronto, todos puedan sentarse a hablar “de problemas que a todo el mundo nos interesan”.
Satué llegó hace dos meses a una tierra desconocida para él, sin haber pisado nunca ningún punto de Málaga en toda su vida, algo de lo que admite avergonzarse. Sin embargo, un pedacito de la Costa del Sol siempre ha estado con él: cuenta con malagueños entre su círculo más cercano.
Todos ellos le han hablado maravillas de Málaga y de su población: “Me han dicho que vengo a una gran tierra, con gente muy amable y muy cariñosa”. Pero no han dejado atrás los problemas sociales que existen en “sociedades prósperas como esta”.
El líder de la diócesis malagueña asegura que hay bolsas de pobreza, marginación y personas que pierden los motivos para vivir y afrontar dificultades. Este desafío se suma al conjunto de frentes abiertos que debe afrontar el nuevo obispo recién llegado al cargo.