Imagen de archivo de un cartel de alquiler en una vivienda.

Imagen de archivo de un cartel de alquiler en una vivienda. EFE

Málaga

El calvario de alquilar siendo estudiante en Málaga: “El primer año no pude estudiar porque no encontré habitación”

Muchos estudiantes hacen malabares para encontrar una habitación asequible y poder realizar sus estudios en la capital de la Costa del Sol.

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Francisco Sánchez
Publicada

El problema de la vivienda está incrementándose a pasos agigantados cada año que pasa y un sector que lo está notando especialmente es el de los estudiantes de fuera de Málaga que vienen a la ciudad a estudiar un grado en la universidad. "El primer año no pude estudiar porque no encontré habitación", dice resignada Lucía, una estudiante de Comunicación Audiovisual.

Su llegada a la ciudad estuvo marcada por la frustración y la indignación de una joven que por más que buscaba no encontraba. Pasó meses agobiada, llegando a tener que abandonar sus estudios temporalmente hasta que ya sí, el segundo año, consiguió al fin una habitación. Eso sí, a precio de oro.

Desde mayo hasta septiembre, según cuenta, estuvo visitando pisos en Málaga con precios disparatados y condiciones muy justas para su punto de vista. “Eran carísimos, 450 euros por una habitación enana y sin luz”, comenta indignada. Logró una habitación, pero confiesa que "no era para tirar cohetes".

Es tal el estrecho espacio que tenía en su habitación, que no podía ni cerrar la ventana. Durante los días de noviembre de 2024 en los que una DANA hizo mella en la provincia de Málaga, confiesa que lo pasó francamente mal. "El agua que caía nos entraba a la habitación", cuenta.

Además, la chica compartía un baño con tres personas, llegando a tener que desplazarse hasta la facultad en ocasiones urgentes para poder hacer sus necesidades. En aquel caso, pagaba 300 euros al mes, a los que había que sumar los gastos del suministro eléctrico, el agua y el Internet, que ya de por sí, insiste Lucía, "también han subido".

Al finalizar el curso, su casero le explicó que la cuota mensual subiría cincuenta euros. “Es una barbaridad. Si ha subido así en un año, imagínate lo que pasará en los próximos”, lamenta la estudiante, atónita con la subida de precios en estos últimos dos años.

Lucía tiene a otra tocaya en la facultad de Filosofía y Letras que tiene algo más de experiencia a la hora de buscar habitación. La estudiante de Filología Inglesa lleva ocho años viviendo en la capital y asegura que poco a poco "una se va haciendo una experta".

Si bien, ambas coinciden en su relato. Para Lucía, la vivienda se ha convertido en un artículo de lujo. Ella llegó en 2018 y, sin comerlo ni beberlo, acabó en un piso en el que no tenía ni contrato, con lo cual “no podía añadir el piso a la beca para que me dieran una pequeña ayuda para pagarlo”.

Comenzó pagando 250 euros más gastos. “Algo que a día de hoy no se ve prácticamente”, señala perpleja. Califica de "juego sucio" la actitud de determinados caseros como el suyo, que le hizo vivir en su primer año una etapa de lo más complicada.

Al año siguiente se mudó en busca de algo mejor. Lo consiguió. Pagaba 270 euros, aunque con los años su alquiler ascendió hasta 350 euros. En su caso, los gastos estaban incluidos.

He tenido suerte, el piso es moderno, bien equipado y lo más importante, con contrato”, dice feliz después de haber luchado contra viento y marea para conseguirlo. “Cuando llegué, había pisos de 200 o 250 euros que estaban muy bien.

Después de la pandemia todo subió muchísimo. A día de hoy hay habitaciones por 400 o 450 euros y lo peor es que es lo normal y, en muchas ocasiones, habitaciones muy pequeñas”. Me niego a pagar eso”, afirma, consciente de que su caso es una gota de agua en mitad del desierto.

Un futuro incierto

Tanto una como la otra comparten una visión pesimista sobre el futuro de la vivienda para estudiantes en Málaga. Consideran que la especulación y el auge del alquiler están expulsando a los jóvenes. “Muchos propietarios prefieren alquilar sus viviendas por semanas o en meses de verano”, afirma la estudiante de Filología Inglesa.

“Es dificilísimo encontrar un piso para todo el año. Muchos te lo ofrecen solo de septiembre a junio porque en julio y agosto hacen negocio con las vacaciones o la feria”, explica una de ellas. Ambas creen que son necesarias más ayudas públicas, residencias universitarias con precios razonables y propietarios más conscientes de la situación de los jóvenes.

Incluso mencionan la posibilidad de que los estudiantes se unan para reclamar sus derechos. “Si no cambia nada, Málaga se quedará solo para extranjeros. Los estudiantes no podrán venir a formarse aquí”, advierten.

El Eurostat, la oficina de estadística europea, publicó en el año 2024 que el 15,9% de los jóvenes españoles trabajan mientras estudian. La realidad es que al menos en Andalucía, la mayoría no lo hace para pagarse el grado, sino para poder costear el alquiler. "Lo que debería ser una etapa dedicada al estudio se convierte en una lucha constante para poder alquilar una habitación”, finaliza la estudiante de Comunicación Audiovisual.