La plantilla del Málaga celebra con la afición en La Rosaleda.
El sueño del Mundial 2030 se enturbia: conflicto abierto por el traslado del Málaga CF
Más de dos años después de que se anunciase la Nueva Rosaleda, se carece de un documento definitivo para el diseño final del estadio. El Málaga se rebela ante el traslado al Estadio de Atletismo.
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Al sueño de Málaga de ser una de las sedes del Mundial de Fútbol 2030 se le empiezan a ver algunas costuras.
Forzadas a ir contrarreloj para cumplir con los exigentes tiempos marcados por la FIFA, las tres administraciones promotoras (Ayuntamiento, Diputación Provincial y Junta de Andalucía) se topan de lleno ahora con el reverso social de la operación.
Cerrada la puerta a construir un nuevo estadio en los terrenos de Puerto de la Torre, ante la imposibilidad temporal de alcanzar la meta en el calendario fijado, la transformación de La Rosaleda adquiere la condición de esencial.
El histórico campo de Martiricos ha de ampliarse para disponer de al menos 45.000 asientos, así como de nuevas y modernas instalaciones.
Pero este movimiento estratégico, con el que se sondea incluso la posibilidad de generar una nueva centralidad urbana, genera un impacto significativo sobre el Málaga C. F. y buena parte de su masa social.
La entidad blanquiazul estará obligada a abandonar su ‘casa’ durante al menos dos temporadas, coincidiendo con el tiempo de ejecución de las costosas obras de remodelación. La previsión es que los trabajos se inicien en el verano de 2026.
Desde ese momento, el escenario de los encuentros ligueros del Málaga se trasladará al Estadio de Atletismo, en el entorno del Martín Carpena. El cambio de emplazamiento ha provocado un conflicto social de primer orden en la ciudad.
La nueva Rosaleda
Escasa capacidad del Estadio de Atletismo
¿Por qué? El motivo principal se encuentra en la escasa capacidad que tendrá el Estadio de Atletismo incluso después de su ampliación. La propuesta final pasa por disponer un máximo de 12.500 asientos, menos de la mitad de los abonados con los que cuenta el club malaguista.
La solución puesta sobre la mesa ha provocado el rechazo de las peñas malaguistas y del propio Málaga C.F., que advierte de un impacto "irreversible" en el plano económico, deportivo y social en caso de mantenerse esa propuesta.
Incluso, por medio de un comunicado oficial, el Málaga ha pedido a las instituciones que analicen alternativas con las que satisfacer las necesidades reales de la entidad.
Desde el Ayuntamiento de Málaga se justifica la apuesta por 12.500 asientos en la imposibilidad real de ir más allá sin acometer una obra de una envergadura extraordinaria, que entraría en conflicto con el calendario mundialista.
En concreto, semanas atrás el propio concejal de Deportes, Borja Vivas, admitió a EL ESPAÑOL de Málaga que cualquier operación más ambiciosa requeriría de refuerzos estructurales y ampliación de los accesos, para lo que serían indispensables los informes favorables de organismos estatales como Carreteras.
Sobre este último extremo, fuentes consultas aseguran que, atendiendo al posicionamiento del organismo estatal, el aforo máximo posible es el de las 12.500 plazas.
En este contexto, el propio edil recordaba lo ocurrido con la reforma del Camp Nou, que ha obligado al Barcelona a jugar las últimas temporadas en el estadio olímpico de Montjuïc, con una sustancial reducción del aforo.
El episodio crítico que ahora ha estallado en relación con el Málaga y sus abonados pone en cuestión la solidez de la propuesta mundialista de la capital de la Costa del Sol.
La voluntad de las administraciones públicas, dispuestas a financiar a partes iguales los 257 millones de euros en los que se estima la inversión, contrasta con la falta de piezas esenciales en el desarrollo de una operación nunca vista en Málaga.
El hecho objetivo es que más de dos años después de que se pusiera la primera pieza del proyecto con la presentación del estudio inicial elaborado por Morph, pocas semanas antes de las elecciones municipales, la iniciativa sigue careciendo de una base técnica definitiva.
De hecho, los detalles finales sobre el diseño de la Nueva Rosaleda siguen sin estar concretados.
La idea manejada por el equipo de gobierno es que sea la empresa a la que se adjudiquen los trabajos de ampliación del campo de Martiricos, así como la adaptación del Estadio de Atletismo, la que, además, redacte el proyecto constructivo.
Las riendas, a Promálaga
Otra muestra de la urgencia con la que se afronta este reto es la decisión del Consistorio de desplazar a la Gerencia de Urbanismo como responsable del procedimiento de tramitación y contratación en favor de Promálaga, otro ente público que tiene la posibilidad de actuar con mayor agilidad en los tiempos.
Si bien son numerosos los estudios ya impulsados, esenciales para poder activar la obra sobre La Rosaleda, la realidad es que sigue quedando un camino arduo por recorrer. Y ello en una cuenta atrás acelerada que, de inicio, tenía finales de 2028 como plazo definitivo.
Esa era hasta el año pasado la fecha que, según el coordinador general de Infraestructuras, Juan Antonio Alba, había exigido la FIFA para que estuvieran terminadas las obras de la Nueva Rosaleda. Ahora, sin embargo, se habla de finales de 2029.
Sea como fuere, la apuesta mundialista de Málaga, que requiere de un esfuerzo ímprobo para todas las administraciones públicas comprometidas, empieza a generar dudas. Y, lo que puede ser más preocupante, ruido social con un altavoz mayúsculo: el Málaga C. F. y su afición.