Isidora Sierra, la malagueña con EPOC.

Isidora Sierra, la malagueña con EPOC. Paula Tejada

Málaga

Isidora Sierra, la malagueña que carga a diario con una máquina de oxígeno de 4 kilos: “Me asfixio al hacer una cama”

La mujer padece EPOC, una enfermedad respiratoria que le obstruye el flujo del aire que va a los pulmones desde 2014.

Más información: Alicia Padilla, neumóloga del Clínico de Málaga: "Los pacientes con asma pueden morir de un broncoespasmo".

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Las enfermedades respiratorias aparecen de repente, sin avisar y cambiando la vida de los pacientes de la noche a la mañana. Entre estas patologías se encuentra la EPOC, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que impide el paso del flujo del aire en los pulmones, lo que dificulta la capacidad respiratoria de aquellos que la padecen.

La malagueña Isidora Sierra vive con esta enfermedad desde 2014 y hace un tiempo que carga con 4 kilos más cada día al llevar una máquina de oxígeno. “Tengo muy poca capacidad respiratoria y necesito una máquina de oxígeno”, asegura en una entrevista con este periódico.

Fue hace más de una década cuando, de repente, empezó a encontrarse mal y decidió ir al médico. “Me mandaron muchas pruebas, entre ellas ir al neumólogo”, sostiene. Fue aquel especialista el que la diagnosticó, pero no fue algo fácil, ya que el médico no terminaba de dar con lo que le pasaba.

Hasta que dieron con lo que padecía: tenía un déficit de la alfa-1 antitripsina, una proteína producida por el hígado que protege los pulmones de daños. Esto acabó derivando en un enfisema pulmonar severo, una forma grave de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que causa daño permanente en los pulmones, dificultando la respiración.

Desde 2014, su enfermedad se ha ido complicando poco a poco. Sierra explica que al final, el pasado mes de septiembre, se vio obligada a empezar a utilizar una máquina de oxígeno todos los días.

Esta máquina, de cuatro kilos de peso, es fácil de manejar. Con solo pulsar un botón y colocándose las cánulas en la nariz, Sierra ya recibe el oxígeno que sus pulmones necesitan para seguir respirando. El único inconveniente es su autonomía: una hora y media. Por ello, solo la utiliza cuando sale a la calle y en casa se controla con los aerosoles.

Su experiencia con la máquina está siendo positiva porque le da autonomía, pero le ha costado mucho acostumbrarse a ella. En un principio se la dieron con una bandolera, pero ella le añadió las tiras de una mochila porque al pesar cuatro kilos no podía con ella y desde entonces la lleva mejor.

Al pensar en su día a día dice que es “penoso” porque cualquier actividad cotidiana significa un mundo para ella. “Me asfixio al hacer una cama, me ahogo cuando me ducho y tengo que hacerlo todo lentamente, sentándome para volver a recuperarme”, sostiene.

Hace su vida poco a poco e intenta salir a pasear lo máximo posible, pese a llevar una mochila adicional de cuatro kilos. Últimamente acude a una asociación que hay cerca de su casa, donde puede hacer algunas actividades y manejarse perfectamente con su máquina.

Trata de tener una rutina a la que próximamente se le añadirá la ayuda a domicilio y puede que en un futuro la intervengan para un trasplante de pulmón. Todavía no está en lista de espera, sino que los médicos están observando la evolución de su enfermedad y “en el momento que ellos crean oportuno, me pondrán en lista de espera”.