
Una receta muy refrescante.
El plato típico de Málaga que tienes que probar esta primavera: muy fácil de hacer y rico en vitaminas
Esta receta tradicional se puede adaptar a opciones más saludables por lo que estamos ante una alternativa muy vérsatil en la cocina.
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- Total: 2 h
- Comensales: 4
Cuando el calor aprieta en Andalucía, pocos platos se disfrutan tanto como un buen ajoblanco malagueño. Este gazpacho blanco, cremoso y lleno de sabor, es una joya de la cocina tradicional de Málaga. Y es que más allá de ser refrescante, el ajoblanco es una auténtica bomba de nutrientes que lo convierten en una opción deliciosa y muy saludable para cualquier época del año.
Este plato es rico en vitamina E, gracias a la combinación de almendras crudas y aceite de oliva virgen extra. La vitamina E es un poderoso antioxidante que protege nuestras células del envejecimiento, fortalece la piel y favorece una buena salud cardiovascular.
Además, el aceite de oliva aporta grasas saludables que ayudan a reducir el colesterol malo y a cuidar el corazón. ¿Y lo mejor de todo? Su preparación es sencilla y rápida, y puede servirse como entrante ligero o incluso como plato principal en los días más calurosos.

Una receta muy tradicional.
Ingredientes para el verdadero ajoblanco malagueño
- 200 g de almendras crudas (peladas)
- 2 dientes de ajo
- 1 rebanada de pan blanco del día anterior
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- 50 ml de vinagre de Jerez
- 1 litro de agua fría
- Sal al gusto
- Uvas blancas (opcional, para acompañar)
Paso 1
Hidratar el pan: Remoja la rebanada de pan en agua durante unos minutos. Cuando esté blanda, escúrrela bien.
Paso 2
En un recipiente grande, mezcla las almendras crudas con los dientes de ajo pelados y el pan. Tritura con una batidora potente o un robot de cocina hasta obtener una pasta densa y homogénea.
Paso 3
Mientras sigues batiendo, vierte poco a poco el aceite de oliva en hilo fino. Este paso emulsiona la mezcla, dándole esa textura cremosa tan característica.
Paso 4
Agrega el vinagre y luego el agua muy fría, poco a poco, hasta alcanzar la consistencia deseada (puede ser más densa o más líquida, según el gusto). Ajusta de sal y tritura bien hasta que quede completamente fino.
Paso 5
Guarda el ajoblanco en la nevera durante al menos una hora antes de servir. Cuanto más frío, más refrescante.
Una vez se haya enfriado, puedes presentarlo en cuencos individuales y acompañarlo con uvas peladas o incluso con trocitos de melón, una variante igualmente tradicional.
Este clásico malagueño es la prueba de que comer sano no está reñido con el sabor. Así que si buscas un plato ligero, lleno de historia, y que además cuide de tu salud, el ajoblanco es tu mejor elección.