Montaje de la desaparición de David Guerrero.

Montaje de la desaparición de David Guerrero. EFE - Wikimedia - SOS// Alba Rosado

Málaga

Antonia, madre del niño pintor, 36 años después de la desaparición: "Ya no tengo Dios al que encomendarme"

El 6 de abril de 1987, David Guerrero salió de su casa, en 25 Años de Paz, para nunca volver. Su progenitora reconoce que cada vez es más difícil mantener la fe.

6 abril, 2023 05:00

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Su voz, algo débil, contesta al otro lado del teléfono. "Hola, te estaba esperando, que iba a llegarme a comprar ahora algunas cosillas", dice tímidamente. Antonia Guevara lleva mucho tiempo sin dar entrevistas, aunque ha perdido la cuenta de cuántas ha ofrecido desde que a su hijo David, apodado como 'el niño pintor', se lo tragó la tierra. 

¿Cómo está?

Ahí vamos. Bien, tirando.

Han pasado 36 años de la desaparición de su niño, pero da la sensación que Antonia permanece anclada a aquella tarde del 6 de abril de 1987, puesto que la recuerda a la perfección, pese al transcurrir del tiempo. Antonia vio por última vez a su hijo a las siete menos veinte de la tarde. David se despidió de ella en la puerta de su casa, en 25 años de Paz, junto al barrio Huelin, en Málaga capital. Estaba un poco nervioso. Iba a la galería de arte La Maison, en la calle Duquesa de Parcent, en el Centro de Málaga, donde había una exposición de Semana Santa. Allí había quedado con el periodista Paco Fadón, de Radio Popular, quien se interesó en entrevistarle días antes tras quedar sorprendido por un cuadro del Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de Estudiantes de Sevilla, que el menor había realizado. Aquella fue su última obra conocida.

En el pasado, Antonia manifestó en varias ocasiones que si David no hubiese destacado con aquella obra, quizá "nada de esto hubiera pasado". Tras preguntarle al respecto, Antonia, tras un silencio, reconoce que ya no sabe ni qué pensar a estas alturas. "No sé qué dije, pero ha pasado tanto tiempo, le he dado tantas vueltas a todo, que ya no sé qué pensar. No sé si fue a raíz de eso, cuando más se le conoció... Él no se había presentado antes en ningún lado, no era conocido", declara, algo dubitativa. 

Aquel cuadro sigue enmarcado en su salón. "No se va a mover de aquí", matiza. Pese a que hubo quien endosó a David el papel de pintor de cristos, su madre vuelve a negarlo. "A él le encantaba hacer retratos y caricaturas. Nos las hacía a nosotros, a su familia. A sus hermanos jugando o a mí cosiendo. Aquello fue un encargo. Se lo propusieron por el tema de la Semana Santa y recuerdo que me preguntó a mí y a su padre qué pensábamos. Le dijimos que estaba bien. Pidió permiso en el colegio para faltar, que ya estaba la Semana Santa cerca, y lo hizo en apenas un día", recuerda su madre.

David, con su cuadro.

David, con su cuadro. Archivo

Así, también recuerda con cariño cómo la exposición se inauguró unos días antes, el viernes 3 de abril. "Allí estuvimos su padre y yo con él viendo los cuadros. El suyo estaba retirado del resto. Era el único que había hecho un niño. El resto eran todos de adultos", cuenta Antonia orgullosa.

En 2018 expusieron todos los dibujos y cuadros de David en El Corte Inglés del Centro de Málaga: "Yo no tiraba nada porque todo lo que hacía me parecía bonito. Guardaba hasta lo más insignificante". Tras ser cuestionada sobre si le apetecería que los cuadros de su hijo se expongan algún día en un museo en la ciudad de Málaga, Antonia responde que esa decisión recaerá en manos de sus hermanos, "mis hijos". "Es una cuestión muy difícil en la que creo que no tengo opinión. Ellos decidirán", confiesa.

Estando, precisamente, en Semana Santa... ¿A usted le queda algún Dios al que encomendarse después de 36 años?

¿A qué Dios me voy a encomendar yo a estas alturas? Yo ya no me encomiendo a nadie. ¿Para qué?

Antonia, hace unos años, mostrando un dibujo de su hijo.

Antonia, hace unos años, mostrando un dibujo de su hijo. EFE

Antonia sale poco, va a comprar, sale a dar paseos con sus hijos, pero no quiere saber nada de aquello que tenga un toque festivo. "Yo no tengo nada que celebrar desde hace treintaiséis años. Vivo mi vida como el primer día que empezó todo esto, todos los días igual; hay que seguir luchando y en eso estamos", admite. No asiste a bodas, bautizos ni comuniones. Tampoco celebra la Navidad. Aunque su familia le insiste, ella dice que no tiene ganas de reuniones y piden que la dejen tranquila, pues prefiere quedarse en casa. No cree que esté perdiendo su vida. "Es una vida normal. En casa y tranquila", comenta.

"Sigo siendo la misma de antes. Creo que lo que más me ha cambiado ha sido la edad. No me gusta ir por ahí aparentando nada, no soy de esas", expresa Antonia, que ha tenido que vivir momentos muy duros en los últimos años, como tener que dar por muerto legalmente a su hijo hace siete para desbloquear la herencia de su marido, que falleció unos meses antes.

Ni siente ni padece cada vez que hay algún revuelo en los medios de comunicación con el caso. "Se han dicho tantas cosas, que tampoco pienso demasiado en ello, no suponen mucho para nosotros esas nuevas noticias. Son demasiados años escuchando de todo", lamenta, a la vez que no pierde la esperanza de que las nuevas tecnologías sean las que permitan saber qué le ocurrió a David. "En mi casa no teníamos ni teléfono en 1987. Mi vecina fue la que nos lo dejó por si alguien sabía algo. Lo veo muy difícil y son tantas cosas que no sé yo si ya será posible saber algo, con la edad que tiene... Ojalá, pero no lo sé", alega.

Una de las concentraciones por la desaparición.

Una de las concentraciones por la desaparición. EFE

También le hacen mantener la esperanza asociaciones como SOS Desaparecidos o QSD Global, especialmente la segunda, que le ha acompañado desde siempre. "Paco Lobatón ha estado siempre con nosotros, ayudándonos en todo lo que necesitábamos. Salimos en su programa Quién sabe dónde, pero no sé cuántas veces me ha entrevistado ya. Siempre está pendiente y lo agradecemos mucho", explica Antonia.

¿Qué mensaje quiere dar al mundo por el 36 aniversario de la desaparición de su hijo?

Que ojalá nadie pase lo que nosotros estamos pasando y que se ayude mucho más a familias que vivan lo mismo. Quiero darle gracias, además, a mis vecinos, por cómo siempre se han portado conmigo. También a mis amistades, que siempre han estado ahí apoyándome.