Ha llegado hace unos pocos minutos a la tienda. Se quita la chaqueta, organiza las cajas, enciende el ordenador... En cuanto se saca los auriculares de las orejas, pone la música en los altavoces del local. Para no perder el ritmo. Pedro escucha todo tipo de géneros, aunque aquí solo pone "música escuchable". Lo llaman Peter y todos los días, menos los lunes, levanta la cortina metálica de En Portada Cómics. Justo a las 10:30.

Los primeros rayos de luz, que aparecen tras los edificios, empiezan a colorear los naranjos de la calle Nosquera. Los primeros clientes, una pareja con un perro recién nacido, entran en la tienda.

-¿Qué pasa, Peter, cómo vas?

El perrito, emocionado por su primera visita, echa la papa en el suelo nada más entrar. "Y así es como sacamos el merchan, ahora pota una figura de Spiderman y la envolvemos", dice Peter entre risas. Ellos se disculpan, pero no están preocupados, hay confianza. Dani lleva años viniendo a En Portada.

"La estatua enamora, eh", dice ella mientras limpia el suelo con una toallita. Se refiere a la figura de Orstein, el Viejo Matadragones de Dark Souls 2, que está colocada en la vitrina central de la entrada. Lo primero en lo que uno se fija cuando entra en la tienda es en la reluciente armadura dorada con yelmo de león que porta el que fue uno de los caballeros más confiables del Señor Gwyn.

El alma de la tienda, dice Peter, es el papel. Pero las figuras son un elemento de exposición que resulta muy atractivo para la gente que pasa por la calle, por eso están en la entrada. Y, aunque cuando se abrió En Portada en el año 1998 estos productos apenas tenían público, hoy hay muchas personas, no solo coleccionistas, interesadas en comprarlos.

En cuestión de minutos, el local se va llenando. Peter conoce a la mayoría, son clientes habituales. Algunos hasta se conocen entre ellos. Javier, un veterano de En Portada, se acerca al mostrador.

-Me dijiste que iban a sacar en febrero los Versos Vampíricos, ¿no?

-Sí, para febrero lo tienes.

-¿Sabes qué periodo abarca?

-Pues se va a quedar por el segundo de Doctor Strange, el que tú tienes.

Peter es una enciclopedia abierta. No solo entiende de cómics, que sería suficiente para su oficio. Basta con intercambiar unas pocas palabras con él para darse cuenta de los muchos libros que han pasado por sus manos. Escribe crítica musical y es redactor en la revista de cultura urbana Staf. Publica en muchos otros sitios, pero bajo seudónimos. No se plantea dedicarse por completo a escribir.

"La vida laboral real es la que te da experiencias de la vida, si uno se dedica solo a escribir, ahí es cuando se flipa y se aleja de la realidad", cuenta. Por eso lo mantiene como afición. Por eso y porque, aunque saca una cierta remuneración, él escribe "por onanismo y por gamberreo".

Más de una vez, confiesa, ha sorprendido a personas que lo habían prejuzgado por su aspecto o su indumentaria. Recuerda una ocasión en la que un colega le presentó a un editor y, cuando se marcharon después de charlar un rato, el tipo le dijo a su amigo: "Ay que ver lo que sabe este hombre, eh. Cómo me ha sorprendido… Si lleva sandalias". 

"¡Si lleva sandalias!", exclama Peter rememorando semejante acontecimiento. "Claro, yo por mis pintas supongo que tendría que llevar un par de dados de rol en la mochila, ¿no?", dice ofendido.

La pareja del perro sale de la tienda con un par de tomos en la bolsa y una sonrisa en los ojos, la de la boca la tapa la mascarilla. Pedro se despide:

-¡Educad bien al pequeño tirano! Hoy es el cumpleaños del líder de Corea del Norte, o sea, que un poquito más y os sale un padrino estupendo.

Se cruzan en la puerta con dos mujeres que acaban de llegar, parece que es la primera vez que vienen. La más joven tararea la canción que pone banda sonora a la tienda, I want you back de los Jackson 5. Ella no lo sabe, pero no hay nada que satisfaga más a Pedro que escuchar a la gente canturrear o disfrutar con la música que pone. La mayor le pregunta por unos cómics de Batman para hacer un regalo.

-¿Qué lo quieres, para un chavalito?

-Sí, bueno, 35 años.

-Buen chavalito, está ya formado.

Peter piensa que cuidar al cliente es una forma de respeto, de valor y de cariño. Para él, hablar de dinero como lo principal es "lo más sucio", prefiere hablar de cultura y eso es lo que hace con el comprador. A los que acaban de aterrizar en esto de los cómics y ve más desorientados, les echa una mano. Siempre con la misma filosofía, él no se cree más listo que nadie. Como dependiente y mediador es atento, amable y detallista, pero nunca servicial. Para él es algo bien distinto.

Muy bien debe de portarse el chavalito porque, además de los cómics que Peter les ha ayudado a elegir, le van a regalar una figura de Catwoman. Sacarla de la vitrina y preparar la caja lleva un tiempo, pero se empieza a acumular una cola frente al mostrador. Hacen falta refuerzos, así que Peter saca un walkie-talkie del cajón y avisa a sus camaradas.

-¿Me recibís? ¿Cómo vais por allí?

Al otro lado de la señal está Mario, de Kokoro Mangas, una librería especializada en manga que se ubica en la misma acera que En Portada. Justo a la izquierda. Hasta hace unos pocos años la tienda dedicaba un rincón a las historietas japonesas. Pero Juan Pablo, el dueño, decidió separar el manga del cómic europeo y americano en un local diferente en 2016.

-Si no estáis muy liados, os necesito un momentillo, que tengo que sacar una estatua de la vitrina.

El compañero llega enseguida y se pone a atender el mostrador mientras Peter prepara la figura. "Le voy a poner la caja original para que la lleve lo más perfecta posible", susurra mientras la guarda. Trata el material con el mismo cuidado que a los clientes, y eso es mucho.

Hace ya una semana desde que el Viejo Matadragones abandonó la tienda. Ahora es Conan el Bárbaro quien custodia la entrada, vigilando desde la vitrina de la pared. Esta tarde sí está el jefe. Viene casi todos los días, excepto los miércoles y los sábados por la mañana. Y aunque no esté en la tienda, siempre está atento al WhatsApp. Por lo que pueda pasar. 

Juan Pablo, además de dueño de En Portada, ha sido presidente de la Asociación Provincial de Libreros y fue una de las primeras personas que pelearon por que la Feria del Libro de Málaga saliera adelante. "¡Que los bomberos iban a tener problemas", nos decía el Ayuntamiento!", recuerda enfadado.

Él lee cómics desde que tiene uso de razón. Empezó con los Superhumor. "No solo de Ibáñez, eh, también Anacleto, Zipi y Zape". Siempre ha sido más de cómic franco-belga que de americano o de superhéroes, eso se lo deja a Peter. Desde niño concibe el medio como lo que es, una forma más de cultura, por eso no soporta la palabra friki.

Los clichés le repatean, especialmente los que se forman alrededor del cómic y sus lectores. "Nuestro público general tiene un nivel cultural e intelectual bastante desarrollado y viene de sectores laborales muy diversos", sentencia.

Es el caso de José Luis, un médico de un pueblo de Córdoba que empezó a venir con frecuencia poco antes de que estallara la crisis sanitaria. "Un buen coleccionista". según Peter.

-Caballero, ¿cambio? - Se adelanta Pedro.

-Me diste el 41 y yo quería el 42.

-Ay, no me di cuenta -Le dice mientras le cambia un tomo por otro- ¿Cómo va la cosa en el pueblo?

-Disparado, a tope.

-Ha venido para cambiar un cómic. Pero, ya que está, va a dar una vuelta por la tienda. Así que se quita las gafas de sol y se pone las de ver.

La mayoría de los clientes de En Portada no llega y se va. Al buen lector le gusta pasar el rato en una librería, paseando entre los estantes y ojeando los títulos que albergan. Da la impresión de que, para algunos, lo que se lleven a casa es lo de menos. Ellos vienen a este remanso de la cultura pop a evadirse, a explorar entre los pasillos en busca de alguna joya desconocida y a charlar tranquilamente con Peter y Juan Pablo sobre cultura y sobre la vida. Como si fuera un ritual que se repite con cierta frecuencia.

Una furgoneta blanca aparca frente a la tienda. Es Manolo, de Seur, que trae varias cajas de cartón en una carretilla. "¡Ahí vienen los Conan!", anuncia Juan Pablo con cierto entusiasmo. "Vamos a tener que pedir refuerzos". Peter coge el walkie y avisa a sus compañeros para que lleven las cajas al almacén. En la tienda se van a quedar una para montarla y exponerla en la vitrina, acompañando al otro Bárbaro.

-Uy, uy, uy… esta tiene un leñazo que me gustaría ver -susurra el jefe-. Pásame el cúter, porfa.

Toma, tu favorito. -le responde Peter mientras se lo da-. Detallista, pero no servicial.

A Juan Pablo le brillan los ojos mientras desembala la figura. "Abrir las cajas es de las cosas más gustosas del negocio, para el librero o el juguetero esto tiene su rolle"”, confiesa. Montarlo es sencillo en este caso, tan fácil como ensamblar las piezas que se unen solas con imanes.

Deadpool, Venom, Catwoman, La Bruja Escarlata… Ahora tienen la suficiente solvencia económica para permitirse tener las vitrinas repletas de estos productos de lujo, algo que les llena de orgullo, pero no siempre ha sido fácil para ellos. En Portada Cómics ha pasado por años de ingresos ínfimos y de una dura competencia con los centros comerciales. Hubo un tiempo en el que tenían unas pocas figuras grandes y hasta que no se vendiesen no podían traer otras.

Quién les iba a decir entonces que hoy les iría tan bien, que tendrían dos de las mejores librerías especializadas de Málaga… Si llevan sandalias.