La familia no tiene recursos.

La familia no tiene recursos. Antena 3

Sociedad

"Con una pensioncita de 900€ salimos adelante mi hijo y yo": así viven madre e hijo atacados por aporofobia en Madrid

Carmen y Antonio llevan décadas sufriendo acoso en su vivienda de Torres de Alameda por ser una familia que vive en situación de vulnerabilidad.

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Carmen y su hijo Antonio vivían tranquilos en una casa muy humilde de Torres de la Alameda, un pueblo madrileño de unos 8.000 habitantes. No le hacían daño a nadie, no son okupas como muchos han pensado ni se metían en líos.

Pero su situación económica, marcada por la pobreza y la vulnerabilidad, fue suficiente para que algunos vecinos comenzaran a señalarlos.

La vivienda donde vivían no tenía agua corriente ni electricidad. Carmen, ya mayor, se encarga de cuidar a Antonio, su hijo con discapacidad. Viven con lo justo. "Con una pensioncita de 900€ salimos adelante mi hijo y yo", cuenta ella con resignación. No tienen ayudas ni familia cercana que les puedan ayudar: "De ayuda nada... no hay apoyos ni vecinos ni nada".

Una situación recurrente

Durante más de dos décadas, la familia ha aguantado todo tipo de desprecios. Al principio eran bromas pesadas, "chiquilladas" como timbrazos por la noche, insultos o pintadas en la fachada con el apodo de su difunto marido, que también le decían a su hijo. Pero la cosa fue a más.

El pasado 31 de mayo alguien arrojó gasolina a su casa. Por suerte, una patrulla de la Guardia Civil llegó a tiempo para poder evitar una tragedia.

Carmen, aún con el miedo en el cuerpo, lo cuenta con la voz entrecortada. La mujer recuerda cómo tuvo que despertar a su hijo, rápido y sin entender nada, para no morir ahí dentro.

"Si mi hijo no se llega a despertar amanece tieso". Y es que según aclara no llegaron a recibir ayuda de nadie del pueblo: "Los vecinos hubiesen dejado que muriéramos dentro".

La Guardia Civil investiga la situación.

La Guardia Civil investiga la situación. Guardia Civil

Después de ese incidente, a pesar de no existir denuncia, los agentes decidieron colocar una cámara oculta en la calle de la casa para saber quién estaba detrás de los ataques. Y no tardaron en obtener respuestas.

Pocos días después, grabaron cómo dos jóvenes del pueblo, ambos españoles, conocidos en la zona y de familias sin problemas económicos, llegaron con palos y botellas llenas de lejía para arrojar a la pareja.

Y es que no solo dañaron la vivienda, ya que cuando Carmen salió a ver qué pasaba, no dudaron en lanzarle la lejía a la cara provocándole lesiones en uno de sus ojos.

Los dos chicos fueron detenidos. Están en libertad, pero con una orden de alejamiento, y acusados de un delito de odio por aporofobia, es decir, por atacar a alguien por su situación de pobreza. Uno de ellos, conocido por la Guardia Civil, ya tenía antecedentes.

Ahora Carmen y Antonio dejan atrás su vida en el pueblo para marcharse a comenzar una nueva. Madre e hijo están a la espera de recibir una vivienda social, donde puedan vivir tranquilos, sin que nadie les moleste.

Tras años luchando contra esta situación, de la que nunca habían denunciado, ahora solo les queda la esperanza de poder empezar de nuevo en un lugar donde no se les castigue por no tener dinero.