La indigente habla sobre la realidad de vivir en la primera planta.

La indigente habla sobre la realidad de vivir en la primera planta. YouTube

Sociedad

Una indigente que ya no puede dormir en Barajas confiesa la razón por la que vivía allí: "No verás a nadie inyectándose"

Aena prohíbe pernoctar en el aeropuerto de Madrid desde este jueves para impedir que sus terminales se llenen de indigentes que pretenden vivir allí.

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A partir de este jueves, 24 de julio, Aena ha restringido el acceso nocturno al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, impidiendo que las personas permanezcan en las instalaciones entre las 21:00 y las 5:00 de la mañana.

Con esta medida, la empresa pública busca reforzar la seguridad y evitar que el aeropuerto sea utilizado como lugar para dormir, especialmente por personas sin hogar que, hasta ahora, pasaban la noche en las terminales.

Y es que no había día en que el aeropuerto de Barajas, uno de los más transitados de Europa, no se convierta en un albergue improvisado para más de 400 personas.

Indigentes durmiendo en Barajas.

Indigentes durmiendo en Barajas. Efe

Los bancos, rincones y pasillos de la terminal 4 eran ocupados por quienes no tienen otra opción. Un fenómeno que refleja con claridad un problema estructural que parece ir mucho más allá.

Para muchos, estar en estas instalaciones era mejor que dormir en un cajero o al aire libre. Y es que a simple vista Barajas ofrece un espacio cerrado, vigilado y relativamente seguro frente a la violencia que se puede encontrar en la calle. Sin embargo, eso no lo convierte en un lugar habitable.

Para abordar esta situación de manera socialmente responsable, Aena asegura que mantendrá su colaboración con los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid y diversas organizaciones del Tercer Sector. El objetivo es ayudar a estas personas a acceder a recursos de acogida adecuados, sin dejar de garantizar el buen funcionamiento y la seguridad del aeropuerto.

Ahora, tras más de seis meses viviendo en esta conocida terminal, desde hoy esta indigente ya no podrá hacerlo a pesar de ser su refugio.

Indigentes en Barajas.

Indigentes en Barajas.

"Vivo en el aeropuerto desde hace más o menos seis meses, digo más o menos porque ha habido una señora que tiene la posibilidad económica de ayudar a personas en mi circunstancia y ella me ha ofrecido dos meses en su residencia", cuenta en un vídeo en YouTube, aclarando los periodos que ha pasado en esos pasillos.

Estuvo casada con un hombre al que define como un "psicópata perverso". Aunque comparten un piso, él lo tiene alquilado y ella no puede acceder.

La justicia, según afirma ante cámara, no la ha reconocido como víctima, por lo que no cuenta con recursos públicos ni protección especial. Sus dos hijos están en un centro de acogida y ella ha acabado viviendo sola en el aeropuerto.

"Vivir aquí...es algo horrible", afirma sin dudar. Y es que los conflictos con otras personas sin hogar, los problemas de adicciones, las tensiones por el espacio y la falta de privacidad que existía en la terminal convertía el día a día en una constante situación de alerta.

Esta indigente prefiere vivir en la primera planta de la terminal.

Esta indigente prefiere vivir en la primera planta de la terminal.

Y es que convivir en estas circunstancias no era sencillo. Los roces existen. Tal y como detallaba esta indigente, en su caso "hay un hombre que me la tiene prometida. Cada vez que yo puedo huyo de él. Lo que me deja tranquila es que está la policía aquí y de alguna manera nos tiene identificados".

No obstante, esta mujer eligió para dormir una zona menos accesible y, que según cuenta, no todos podían estar allí. Hablamos de la primera planta de la T4, ya que la mayoría se concentraba en la planta baja, donde los problemas eran mayores.

"Aquí arriba, ahora mismo no vas a ver un alcohólico. No vas a ver una persona que se está inyectando. No vas a ver el amigueo que hay entre los que consumen", explica. Dejando claro que en esta zona se respira un ambiente más tranquilo, aunque limitado.

Sin embargo, ella recordaba a pesar de que conviven cientos de personas en un mismo espacio, en el aeropuerto no hay lugar para vínculos. "Yo no tengo amistades aquí. No es un lugar para hacer amistades y te lo avisan", asegura sin tapujos.

Ahora, tendrá que buscar una nueva zona, donde al igual que estos meses, logre dormir aislada y evitando conflictos, dejando pasar las horas de la noche lo más rápido posible.