En el Paseo de los Gaitanes, en el barrio de La Moraleja, el ex dictador venezolano Marcos Pérez jiménez construyó su mansión. El imponente caserón se caracteriza por su peculiar forma de 'H' y su refugio antinuclear. En la segunda mitad del siglo XX, la capital española se había convertido en una de las principales guaridas para dictadores de Latinoamerica y sus colaboradores más cercanos. Algunos de estos personajes, como el propio Pérez Jiménez o el hijo del dominicano Rafael Leónidas Trujillo, se asentaron en lujosas casas y barrios exclusivos de Madrid. 

Pablo del Hierro, profesor de Historia de Europa en la Universidad de Maastricht, retrata el estilo de vida de este puñado de ex dirigentes en su libro 'Madrid, metrópolis (neo)fascista' (Crítica).

El autor explica que la gran estabilidad en Latinoamerica en los setenta -en gran parte por las tensiones de la Guerra Fría- acabó con el derrocamiento de diversos dictadores, que tuvieron que buscar lugares donde refugiarse. "Es allí donde el régimen de Franco apareció como uno de los más atractivos destinos. Aunque España estuviera lejos geográficamente, se presentaba como un lugar de paso seguro y tranquilo para preparar un eventual regreso a la vida política". 

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Como anécdota de aquella época, el historiador rescata el trágico suceso que sucedió en la capital el 18 de diciembre de 1969. Aquella mañana, en la entrada de la carretera de Irún por Chamartín, la aristócrata Teresa Bertrán de Lis y Pidal, duquesa de Alburquerque, murió tras chocar el vehículo en el que circulaba contra el Ferrari 330 GT de Ramfis Trujillo, el hijo del dictador de la República Dominicana. Ramfis, que se dirigía a su lujosa casa de la calle Guisando 23 en Puerta de Hierro, circulaba en dirección contraria. Murió a los pocos días. 

Del Hierro dedica un capítulo entero a este fenómeno de Madrid y las dictaduras sudamericanas. Se centra, en concreto, en la historia de tres ex dirigentes: Pérez Giménez, el cubano Fulgencio Batista y Juan Domingo Perón, que "no era un dictador autoritario" pero guardaba "muchos vínculos con el mundo de la extrema derecha". Antes de llegar a Madrid, los tres residieron durante un tiempo en la República Dominicana bajo la protección de Rafael Trujillo. 

El regufio antinuclear

La mansión en la que se asentó Pérez Jiménez se construyó en 1972. El militar gobernó su país entre 1952 a 1958, un lapso de tiempo en el que estableció una férrea dictadura que disolvió cualquier tipo de oposición. Se le reconoce, sin embargo, por haber impulsado en ese tiempo importantes infraestructuras en Venezuela, como las primeras autopistas. Un golpe cívico-militar lo derrocó del poder en enero de 1958. Tras refugiarse primero en la República Dominicana, fue extraditado desde Estados Unidos a Venezuela, donde pasó por prisión. Una vez que quedó en libertad, se mudó para siempre a España. 

Entrada de la vivienda donde residió y murió Pérez Jiménez, en La Moraleja. Google Street View

La enorme vivienda sigue hoy en pie. Cuenta con más de 3.000 m2 de superficie construida y ocupa una parcela de 10.204 m2. Dispone de tres plantas, cinco habitaciones y seis baños, además de garaje y piscina. En una de sus plantas sótano, se construyó un refugio antiatómico privado de unos 80 metros cuadrados, blindado con hormigón, un baño, despensa con alimentos y comunicado por radio. 

Pérez Jiménez murió en la vivienda durante la madrugada de 20 de septiembre de 2001 a los 87 años. Sus herederas se encargaron de vender la mansión por 12 millones de euros. Uno de los interesados en comprarla fueron David y Victoria Beckham, aunque finalmente no les convenció. 

Batista, entre Madrid y Marbella

El escritor sostiene que el caso de Fulgencio Batista fue "probablemente el más peculiar de los tres". El militar cubano llegó al poder en su país en 1952 tras participar en un golpe de Estado respaldado por los sectores políticos más conservadores del país. Su mandato se extendió hasta 1959 y, según Del Hierro, se caracterizó por la corrupción y la represión, "siempre en clave anticomunista". Durante el tiempo que dirigió el país, Batista entabló buenas relaciones con personas clave del régimen de Franco. 

El autor no detalla la ubicación exacta ni el barrio donde vivió el ex dictador cubano. Al parecer, España, Francia y Portugal fueron sus países elegidos para llevar un estilo de vida lujoso. En la capital, el dictador era aficionado al teatro, a las obras de arte y le gustaba recorrer el Rastro. Batista murió en agosto de 1973 mientras pasaba las vacaciones en Marbella, donde tenía otra vivienda. Su cadáver fue inhumado en la Sacramental de San Isidro. 

Perón, en El Viso y Puerta de Hierro

La estancia en la capital del político, militar y escritor argentino Juan Domingo Perón fue una de las "más movidas". El tres veces presidente de Argentina y participante en la Revolución del 43, que acabó con la llamada Década Infame, se exilió tras su derrocamiento. Primero se estableció en Paraguay, luego en Venezuela y en República Dominicana y, finalmente, en España. 

El fundador del peronismo, según Del Hierro, vivió "bastante bien" en Madrid. Al principio residió en una casa amplia que le ofreció un amigo en El Plantío, a ocho minutos en coche de la Gran Vía. Después, se mudó a otra en la calle Doctor Arce, en El Viso. Sin embargo, se asentó de forma definitiva en la zona residencial de Puerta de Hierro, donde se construyó una vivienda situada en la calle de Navalmanzano. La residencia era conocida como la Quinta 17 de Octubre.