
Varias personas en un cruce de Atocha con semáforos durante el apagón, este lunes. Europa Press
El Madrid sin semáforos por el apagón acabó funcionando: menos accidentes que en un día normal y récord de la EMT
Mientras el Metro y las Cercanías no funcionaban, los ciudadanos 'tomaron' las calles y los autobuses de la EMT batieron su récord histórico de usuarios.
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Madrid, la ciudad más poblada de España, coordina las posibles catástrofes y grandes eventos de riesgo desde el CISEM. El Centro Integrado de Seguridad y Emergencias se encuentra en la calle Rufino Blanco, número 2, pegado a Manuel Becerra. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, vivió desde ahí cómo la ciudad se quedaba "a oscuras" por culpa del gran apagón. Ni siquiera funcionaban los semáforos. Pese a que fue un día "difícil" y "complicado", Madrid no sufrió "incidencias significativas". Hubo más circulación que en una jornada normal, pero "menos accidentes de tráfico".
El regidor popular dio el martes, también desde el CISEM, varios datos para explicar a los madrileños qué ocurrió en la capital cuando se quedó sin luz. Al sistema eléctrico ibérico se le fundieron los plomos a las 12:33 horas del lunes. La telefonía móvil y la conexión a internet eran intermitentes. El apagón se cebó con el transporte. Bajo tierra, no funcionaba el Metro y no quedó otra opción que desalojarlo. Y en superficie no había trenes ni estaciones como Chamartín operativas ni semáforos para regular el tráfico en la vía pública. También se cerraron los túneles de la M-30, la autovía con más tráfico de España.
Para hacer frente a la anomalía, el Ayuntamiento movilizó a 17.000 trabajadores. Entre ellos, participaron más de 4.400 policías locales, que doblaron sus turnos. Madrid llegó a estar vigilada por tres veces más municipales de lo normal. También doblaron su turno 300 agentes de movilidad, los de los chalecos rojo flúor que ordenan, señalizan y dirigen el tráfico en el casco urbano.
Una buena parte de las actuaciones de los bomberos fue para rescatar personas atrapadas en los ascensores. Uno de los servicios públicos que siguió dando cobertura fueron los autobuses municipales. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) batió su récord histórico con dos millones de usuarios.
El contratiempo y las condiciones inusuales de tráfico no se tradujeron en accidentes graves. Ni siquiera por la noche, que fue "más tranquila en materia de seguridad frente a otras", según el Consistorio. Almeida, que pidió a los madrileños que volvieron "lo antes posible" a sus casas, celebró el "comportamiento extraordinario" de los ciudadanos.

Como anécdota, este periódico vio a un vecino organizando a los vehículos en un cruce de Carabanchel. Los vecinos aplaudieron a su espontáneo héroe local y hasta le entregaron un chaleco reflectante para ser visto por los coches y peatones. Otro ejemplo de amabilidad fue el de algunos conductores ofreciendo transporte o el de aquellos dispuestos a compartir taxi. Aunque también hubo momentos de tensión y desconcierto.