Turistas con maletas en Madrid.

Turistas con maletas en Madrid. Europa Press

Macroeconomía

El turismo pierde fuerza como motor del PIB y pone en duda la solidez del crecimiento

El PIB turístico se expandiría un 2,7% este ejercicio, menos que en 2024 y 2023. Entonces la subida fue del 6% y del 7,9%, respectivamente.

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España crece más de lo esperado, pero uno de sus motores pierde fuerza. El turismo desacelera y cede protagonismo a otros componentes del producto interior bruto (PIB), lo que pone en duda la solidez del milagro económico nacional.

La economía española se expandió un 0,8% en el segundo trimestre del año, dos décimas más que en el trimestre anterior y una décima más que el dato avanzado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a finales de julio.

El crecimiento interanual del PIB se situó en el segundo trimestre en el 3,1%, una décima menos que en el trimestre anterior, pero tres décimas más que el dato avanzado el pasado julio.

Sin embargo, las boyantes cifras también incluyen debilidades. María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, destaca que “como era de esperar, el turismo se ha ralentizado notablemente y ya no aporta al crecimiento lo que aportaba en los años anteriores”.

En la Contabilidad Nacional Trimestral, la mejor aproximación a los servicios turísticos es el Gasto de los hogares no residentes en el territorio económico, que se usa como proxy estándar del ingreso por turismo receptor.

La rúbrica hace referencia al gasto realizado por turistas y visitantes extranjeros, es decir, de personas que no residen en España de forma habitual.

Según la misma, los no residentes gastaron un total de 23.761 millones de euros en bienes y servicios dentro de España durante el segundo trimestre del año. Supone un crecimiento del 8,6% respecto al mismo periodo de 2024.

El aumento es superior al de los tres meses precedentes (8,1%), pero muy inferior a los registrados en todos los trimestres de 2024 y 2023..

El menor crecimiento del gasto turístico es un riesgo para España. Si gripa su principal motor, puede gripar el conjunto de la economía mientras busca sustento en otras actividades.

“En los últimos trimestres, la aportación del turismo ha sido sustituida por la de otros componentes del PIB, concretamente las exportaciones de bienes, la inversión en construcción de vivienda y la inversión en equipo”, explica Fernández.

En Funcas tienen dudas “sobre la capacidad de estas variables para mantener el crecimiento reciente”.

En este sentido, Fernández advierte de que “si no surge otro motor que sustituya al turismo completamente y de forma duradera, el crecimiento del PIB se ralentizará notablemente”.

“El consumo privado puede seguir tirando durante más tiempo, pero por sí solo no va a ser capaz de sostener los ritmos de crecimiento del PIB de los últimos años”, añade.

Diversificación

Omar Rachedi, profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade, cree que “es cierto que a medida que el turismo madura y alcanza niveles récord, su capacidad de aportar crecimiento incremental se reduce”.

En su opinión, esto “no es necesariamente negativo, pero sí nos recuerda que la economía española debe diversificarse”.

España “no puede depender exclusivamente de la llegada de turistas; necesitamos reforzar industria, servicios de alto valor añadido y actividades intensivas en tecnología para equilibrar el modelo productivo”, alerta.

El diagnóstico de los economistas de CaixaBank Research es claro: “Los indicadores muestran que el ritmo de crecimiento del sector turístico español se está normalizando tras los excepcionales registros de 2022-2024”.

Aun así, creen que este año el sector “volverá a ser clave para la economía española”. Según sus previsiones, el PIB turístico crecerá un 2,7% “gracias al sólido arranque de año”.

A pesar de que su proyección de PIB turístico supera su estimación de la expansión total de la economía española (que cifran en el 2,4%), la subida es inferior a las registradas en los dos ejercicios anteriores.

El PIB turístico creció un 6% en 2024 y un 7,9% en 2023.

En Exceltur han revisado a la baja su previsión del PIB turístico en 2025, situándola en el 3,3%, frente al 4% anticipado a comienzos de año.

La rebaja tiene lugar “tras un primer semestre levemente por debajo de lo previsto y una segunda mitad del año marcada por un contexto macroeconómico más adverso e incierto”.

La llegada de turistas extranjeros también adolece de cierta desaceleración. Entre enero y julio visitaron nuestro país 55,51 millones de personas, un 4,1% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

Llegada de turistas

En los siete primeros meses de 2024 fueron 53,3 millones los visitantes que llegaron a España. El incremento respecto al mismo periodo de 2023 fue del 11,9%.

Los economistas de CaixaBank anticipaban que esta moderación del ritmo de crecimiento sería más acusada durante el resto de la temporada alta. Y puede “crecer de forma algo más vigorosa en los meses de octubre a diciembre”.

El empleo turístico también da muestras de agotamiento tras alcanzar cotas históricas.

El empleo turístico superó los 2,98 millones de afiliados a la Seguridad Social en julio, un crecimiento interanual del 2,9% respecto a julio de 2024.

“No obstante, se observa una moderación del ritmo de crecimiento en los últimos meses, especialmente si se compara con el 4,7% registrado en el primero de 2024”, detectan en CaixaBank Research.

A pesar de todo ello, el servicio de estudios de la entidad anticipa que el peso del turismo en la estructura productiva de España alcance el 13,1% del PIB en 2025, por encima del 12,6% registrado antes de la pandemia.

En Exceltur calculan que el peso del turismo en el PIB alcanzará el 13,2% este ejercicio gracias a una actividad estimada en 220.000 millones de euros.

Gregorio Izquierdo, director general del IEE, cree que las cifras del sector turístico español son todavía “muy positivas”. Sin embargo, sí considera que “tiene dificultad para mantener sus niveles de producción”.

Dos son, apunta, las razones principales. La primera son los problemas geopolíticos; la segunda, la fortaleza del euro frente al dólar.

También menciona otro problema: la turismofobia. “En algunos sitios, de forma desafortunada, empiezan a poner trabas a este sector”, denuncia.

Y “todo lo que sea poner trabas a la actividad empresarial supone un freno a la empresa, al empleo y al bienestar”. Aboga por crear un “clima favorable” para el desempeño de la actividad turística, invirtiendo en infraestructuras, transporte, comunicaciones y en formación para la mano de obra.