Clientes en un supermercado

Clientes en un supermercado Efe

Macroeconomía

Leche, huevos, carne o patatas: 10 alimentos cuyos precios suben hasta un 70% en 5 años

Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se han encarecido un 34,3% desde agosto de 2020.

Más información: Huevos y frutas se disparan un 15% tras el fin de la rebaja del IVA y avanzan más subidas de precios en el supermercado

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Los precios de los alimentos dieron tregua en agosto por segundo mes consecutivo. Un mero alivio si se tiene en cuenta que algunos productos han subido hasta un 70% en los últimos cinco años. La leche, los huevos o las patatas son algunos de los que más se encarecen.

Según los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de forma conjunta, los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas se incrementaron un 2,3% en el octavo mes del año respecto al mismo periodo del año anterior. 

La subida es inferior a la registrada en julio (2,7%) y junio (2,8%). En comparación mensual, es decir, respecto al mes anterior, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas bajaron un 0,8%.

El descenso sigue a la reducción del 0,4% registrada en julio. Fue en junio, un mes antes, cuando el índice alcanzó su cota más elevada en al menos los últimos cinco años: 133 puntos.

A pesar de que el ritmo interanual de incrementos se ha relajado, y los últimos retrocesos mensuales, los alimentos y las bebidas no alcohólicas se han encarecido un 34,3% desde agosto de 2020.

No todos los precios han subido por igual. Los huevos (+69,5%), los aceites como el de girasol (+65,3%) y el chocolate (+62,7%) lideran los avances.

También destaca el encarecimiento de los zumos de fruta (+60,2%), la mantequilla (+54%), el aceite de oliva (+52,4%) o la leche entera (+52%). El repunte de los precios del café, la carne de ovino y las patatas también ronda el 50%.

Huevos

Los huevos lideran el ranking de productos cuyos precios más suben debido a una combinación de factores tanto internacionales como nacionales.

La expansión de la gripe aviar en Estados Unidos y países del centro de Europa ha llevado al sacrificio de millones de gallinas ponedoras. El menor número de ponedoras ha reducido drásticamente la oferta global de huevos y disparado la demanda internacional, incluyendo la de países vecinos que se abastecen en España. 

A ello se suma el encarecimiento de los costes de producción -como los piensos y la energía, así como la adaptación de las granjas a normas de bienestar animal-, que también ha sido clave en la subida de los precios de este producto.

En paralelo, la demanda ha crecido en los últimos años. Consumimos más huevos al percibirse como una fuente de proteína asequible frente al aumento del precio de carnes y pescados.

Cacao

La razón principal que explica la subida del precio del cacao en España se encuentra a miles de kilómetros de nuestro país: en Ghana y Costa de Marfil.

Estos dos países, que concentran más del 60% de la producción global de cacao, han sufrido una combinación de malas cosechas y enfermedades en los cultivos.

A estos factores se suman las condiciones climatológicas extremas, desde largas sequías a lluvias torrenciales, y la deserción de agricultores del cacao hacia sectores más rentables.

Pero la crisis del cacao no se explica sólo desde el campo. Los precios en los mercados financieros han escalado a máximos históricos, alimentados por la incertidumbre sobre las próximas cosechas en África Occidental y el apetito especulativo de los grandes fondos de inversión.

A finales de 2024, la tonelada de cacao llegó a sobrepasar los 12.000 dólares -ahora se encuentra en torno a los 7.000- en los mercados de materias primas de Londres y Nueva York. En sólo dos años su precio se triplicó. 

Este rally provoca que las subidas se trasladen en cascada a toda la cadena, desde obradores artesanales a grandes marcas, con alzas directas en tiendas y supermercados de España.

Subida y caída del aceite

El precio del aceite de oliva en nuestro país ha vivido una montaña rusa en los últimos años.

Entre 2022 y 2024 se registraron subidas históricas provocadas principalmente por una sucesión de sequías extremas y olas de calor que arrasaron la producción en las principales regiones aceiteras.

A esa escasez se sumaron costes al alza en fertilizantes y energía, el impacto de la guerra en Ucrania sobre los mercados logísticos y la fuerte demanda internacional.

Todo ello disparó el litro de virgen extra y llevó a cifras nunca vistas, con subidas que doblaron y hasta triplicaron los precios previos a la pandemia.

Sin embargo, en 2025 se ha producido un cambio radical: el precio del aceite de oliva ha caído con fuerza. El descenso acumulado desde que comenzó el ejercicio es del 43,7%, según el INE.

Tras varios años de sequía, el pasado invierno trajo lluvias abundantes y temperaturas suaves que permitieron una recuperación de la cosecha en España y el Mediterráneo, lo que ha generado una oferta récord en muchas zonas.

Además, la reducción del consumo por los altos precios y la competencia de otros aceites han enfriado la demanda.

El resultado es un descenso de los precios del 50% respecto a los máximos alcanzados en abril de 2024, devolviendo, al menos de momento, cierta normalidad al mercado y generando un alivio palpable para los bolsillos del consumidor español.

Cordero

El precio de la carne también se ha elevado con fuerza. El repunte más vertical es del ovino y se explica, principalmente, por la escasez de oferta.

El número de ovejas reproductoras ha caído, mientras las explotaciones ovinas han sufrido los costes de producción. A la par, la caída de los precios de la lana resta rentabilidad a estas explotaciones.

Varios corderos durante el Eid al-Adha, la Pascua del Cordero en Ceuta.

Varios corderos durante el Eid al-Adha, la Pascua del Cordero en Ceuta. Europa Press

El abandono de las granjas se ha acelerado ante la falta de relevo generacional.

Todo ello se traduce en menos corderos en mataderos y mercados. Una situación que se agrava ante el crecimiento de la demanda de carne de ovino en países como Marruecos y Argelia, especialmente durante festividades religiosas.

"La única dinámica que puede ayudar a destensionar el sector es el crecimiento de la cabaña ganadera del norte de África", señala Pablo Resco, responsable de Estrategia Agroalimentaria en Plataforma Tierra.

En su opinión, "lo lógico es que el mercado se equilibre" porque "si suben más los precios, bajará el consumo".

La patata ya no es barata

Tampoco se libra de las alzas el paradigma del alimento asequible: la patata. Los precios de estos tubérculos han subido empujados por una serie de factores que parecen haberse conjurado contra agricultores y consumidores.

Como en el caso de otras explotaciones agrarias, los episodios de sequías y olas de calor han reducido drásticamente los rendimientos en regiones clave, mientras algunos veranos demasiado lluviosos han comprometido la calidad y la viabilidad de la semilla.

Una persona compra patatas en un supermercado.

Una persona compra patatas en un supermercado. Europa Press

Todo ello se suma al incremento de los costes, un cóctel que ha dado como resultado la reducción de la superficie cultivada y ha puesto en jaque la rentabilidad de muchas explotaciones.

A pesar del incremento del coste para los consumidores –que este año se limita al 0,7%– Alberto Duque, agricultor y responsable de la sectorial de la patata de COAG, denuncia que los productores perciben lo mismo que en 1988: 14 céntimos de euro por kilo; 21 pesetas.

El pan sube más en Madrid que en Cataluña

Pero las subidas de los alimentos, o de otros productos, no se produce por igual en todo el territorio español. Cada comunidad autónoma, incluso cada provincia, registra una variación diferente.

Se debe a que cada una de las regiones tiene una estructura de consumo distinta, afronta costes específicos y aplica políticas propias. Motivos todos ellos por los que la inflación nunca se traslada de forma homogénea en todo el país.

José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea, explica que influyen factores como "los mayores costes de transporte en territorios insulares o periféricos" o como "la distinta estructura productiva que abarata algunos bienes en regiones productoras y los encarece en zonas consumidoras".

También afecta "el grado de competencia local, el nivel de renta y demanda, así como las diferencias fiscales y regulatorias". Además, "choques externos como una sequía o una crisis energética pueden afectar con más intensidad a unas regiones que a otras".

Por ejemplo, Cataluña es la región en la que menos han subido el pan (+15,5%), la carne de vacuno (39%) y los huevos (+49,3%) en los últimos cinco años.

En el mismo periodo, los mayores aumentos de los precios de estos productos se han registrado en Castilla y León (23,7%), Ceuta (67,7%) y Navarra (95%), respectivamente.

Este contexto de elevadas subidas de los costes de los productos más básicos de la cesta de la compra golpea más a las regiones con rentas más bajas.

Se debe "a que los hogares destinan una parte mayor de su presupuesto a bienes básicos, tienen menos margen para sustituir productos o beneficiarse de descuentos y cuentan con menor capacidad de ahorro para amortiguar el impacto", indica Corrales.

Por eso, en comunidades con rentas medias más reducidas, como Extremadura, Andalucía o Canarias, la pérdida de poder adquisitivo es más acusada que en territorios más ricos como Madrid, País Vasco o Navarra.