Río Guadiamar contaminado tras el desastre de Aznalcóllar en 1998.

Río Guadiamar contaminado tras el desastre de Aznalcóllar en 1998.

Economía

Aznalcóllar, del trauma ecológico a reabrir su mina en 2024: las operaciones regresan con una inversión de 450M€

Los últimos permisos llegarán en semanas. El municipio de 6.000 habitantes prepara una fiesta con los responsables del proyecto: Minera Los Frailes.

30 diciembre, 2023 01:51

De origen de los males a esperanza de futuro. Es el viaje que materializará en 2024 la mina de Aznalcóllar, protagonista hace 25 años del mayor desastre ambiental de Andalucía y ahora lista para reabrir con una inversión de 450 millones de euros fraguada durante años por Minera Los Frailes.

Su vuelta a la actividad será el gran hito minero del próximo año. Se barajan ya como fechas definitivas finales de enero o principios de febrero; dependerá de lo que tarden los dos trámites que aún faltan: la conclusión de los permisos por parte de la Junta de Andalucía y la última firma, la del alcalde de este pueblo sevillano de 6.000 habitantes, Juan José Fernández.

"A nosotros ya nos ha tocado la lotería", sostuvo recientemente este exminero convencido, el último de los que salió con Boliden después del desastre, a EL ESPAÑOL-Invertia. Lo reitera estos días, en los que ultima la fiesta que dará en Aznalcóllar cuando por fin la tierra pueda moverse.

[Un juez exime a la minera Boliden de pagar a la Junta 90 M€ por el desastre de Aznalcóllar]

230.000 toneladas al año de zinc, plomo y cobre

Entonces empezará una actividad frenética para lograr extraer cada año 170.000 toneladas anuales de concentrado de zinc, 55.000 toneladas de plomo y 13.000 toneladas de cobre.

La Corta Los Frailes, donde se piensa comenzar el nuevo proyecto de reapertura.

La Corta Los Frailes, donde se piensa comenzar el nuevo proyecto de reapertura. Ecologistas en Acción

Esa es la fortuna que aguarda bajo la Corta de Los Frailes. Para llegar al ritmo de extracción a pleno rendimiento se necesitarán tres años de trabajo que comenzarán con su vaciado. Actualmente, la extensión circular, equivalente a 40 campos de fútbol, alberga una gran balsa de agua de hasta 145 metros de profundidad.

Una vez vacía, entrarán las máquinas. El equipo minero planea llegar hasta los 450 metros de profundidad, "150 más" de lo que se introdujo en la tierra la malograda Boliden, subraya a este periódico Miguel Ángel González, director de operaciones de Minera Los Frailes.

Es decir, Minera Los Frailes bajará hasta una distancia que equivale a cinco veces el Edificio Telefónica para, a través de un complejo de galerías, extraer 2,7 millones de toneladas de estos minerales cada año que tratará en una planta de tratamiento que aún debe construir.

Ésa será una parte importante de la inversión, que se ha ido ampliando hasta los 450 millones. Desde 2015, la empresa ha invertido más de 50 millones en este proyecto, concretamente en prepararlo y en gestionar ambientalmente los alrededores del antiguo complejo minero, una condición indispensable para ganar la adjudicación.

El trauma ecológico

Porque sobre este proceso de reapertura nunca ha dejado de sobrevolar el trauma de 1998, considerado el peor desastre medioambiental de España hasta que llegó el Prestige.

La rotura de la balsa minera que explotaba la multinacional sueco-canadiense Boliden  el 25 de abril de ese año dejó escapar seis millones de metros cúbicos de agua y lodos tóxicos. Una riada que llegó a alcanzar hasta tres metros de altura en algunos puntos desbordó los ríos Agrio y Guadiamar y contaminó 63 kilómetros de cauce y 4.634 hectáreas de terreno, amenazando incluso Doñana.

La situación generó un impacto que aún trata de mitigarse. Físico y emocional. En el pliego de condiciones para la adjudicación de la mina, la Junta de Andalucía incluyó para el adjudicatario la obligación de mantener medioambientalmente la zona y de recuperar el área de la explotación.

Y aún así, el proceso de Minera Los Frailes ha estado bajo minuiciosa vigilancia desde que se alzó victorioso en el proceso. 

El mejor ejemplo es el tiempo que ha tardado en lograr todos los permisos. La luz verde definitiva se ha demorado ocho años, casi el doble del tiempo requerido para poner en marcha la explotación de una mina ya descubierta. 

"Nos han mirado durante años bajo lupa, y lo preferimos. Así no hay dudas de que las cosas están bien hechas", remarcan a este periódico desde la empresa, que insiste en que ésta será una operación diferente; empezando por que no será a cielo abierto. 

Muestras geológicas de la mina.

Muestras geológicas de la mina. Cedida.

Un tercio de la inversión realizada hasta la fecha se ha destinado a tratamiento de los pasivos ambientales. De hecho, del total de 450 millones que se destinen al proyecto, el 20% será para actuaciones de carácter de restauración medioambiental.

¿Por qué meterse en un proyecto con semejante sobrecoste? "No existen tantas minas ya descubiertas", responde González. Y Boliden ya había dejado estudios que revelaban el tesoro que se esconde en esta zona. Sigue compensando meterse en esta mina, que prevén explotar durante 20 años.

Victoria judicial de Boliden

La entrada en operación llegará con un importante asunto zanjado: el esperado juicio a Boliden. La Junta de Andalucía le reclamaba casi 90 millones de euros por los costes de restauración ambiental afrontados tras la catástrofe, algo en lo que la Justicia no le ha dado la razón.

El juicio se celebró el pasado verano y en él se eximió a Boliden del pago. Aunque la resolución no es firme, la sentencia condena en costas a la Administración andaluza. No obstante, la Junta ya ha anunciado que la va a recurrir, incluso en el Tribunal Supremo si se diera el caso. Entienden que "existe una responsabilidad".

Según el razonamiento del juez de Primera Instancia número once de Sevilla, la Ley invocada por la Junta para que la empresa se hiciera responsable de esos gastos no conlleva obligación para la compañía.

Asimismo, da la razón a la reclamación de Boliden, que expuso en el juicio que las cantidades reclamadas "no están adecuadamente justificadas" y tampoco se habían demostrado como "necesarias para la restauración".