'Sacrificio a Baco'. Cuadro de 1634

'Sacrificio a Baco'. Cuadro de 1634 Massimo Stanzione Wikimedia Commons

Historia

Por qué los griegos y romanos mezclaban el vino con agua: fiestas y resacas del mundo clásico

El vino se produce y se consume desde el Neolítico aunque su receta y sabor actuales son muy diferentes al que consumían griegos y romanos.

19 diciembre, 2023 09:23

Presente en cualquier fiesta, comida o cena, el vino sigue siendo la bebida por excelencia del mundo mediterráneo. Su historia está unida a la agricultura, remontando sus orígenes en la prehistórica revolución neolítica. Los faraones del Antiguo Egipto y demás monarcas del Mediterráneo oriental tenían acceso a esta bebida de lujo mientras que el pueblo llano y campesino debía conformarse con la cerveza. 

En la Odisea, Homero, el poeta ciego de la Edad Oscura, utiliza el vino como adjetivo para el mar en el que Ulises vagó durante diez años antes de regresar a Ítaca. Existen decenas de explicaciones para esto. Una de ellas razona que el color rojizo de la bebida haría referencia a lo turbulento, vasto y sangriento de su legendario y mitológico regreso. En los registros históricos existe otra historia relacionada con una persona que se perdió a causa del vino. En uno de los documentos que dejó atrás la civilización de los faraones se menciona a un tal Paneb, un capataz que se encontraba saqueando la tumba del recientemente fallecido faraón Seti II, por lo que ocurrió en el año 1194 a.C.

De no haber sido por la guardia de la necrópolis del Valle de los Reyes jamás se conocería su historia. Sorprendido in fraganti, se encontraba sentado encima del sarcófago mientras refrescaba su garganta y se emborrachaba con el vino del faraón. Paneb desapareció del registro y probablemente fuese ejecutado. Nunca se supo si mezcló el vino con agua, como era costumbre en la Antigüedad. Hoy en día, cualquier persona se escandalizaría si su vecino de mesa echase agua a su copa de vino, aunque esta era una costumbre casi obligatoria en el mundo clásico.

Cuadro representado un banquete romano

Cuadro representado un banquete romano Wikimedia Commons

Resacas

¿Pero por qué lo hacían? El vino que los romanos y griegos consumían era muy diferente al actual. Podía aparecer aderezado con miel e incluso ser realizado con dátiles y pasas. Además, era mucho más ácido ya que no se producía en barricas de madera sino en grandes vasijas de cerámica. El transporte se solía realizar en grandes ánforas que también alteraban su sabor y su olor. Así, esta acidez "se solucionaba mezclando el vino con agua, en una proporción variable, lo que, además, permitía beber más y durante más tiempo", explica en una entrada en el blog de la editorial Desperta Ferro Patricia González Gutiérrez, doctora en Historia por la UCM.

Al igual que nuestro calendario, los pueblos de la Antigüedad también disfrutaban de días especiales en el año para celebrar festividades religiosas. Por ejemplo, en Grecia, las Antesterias, fiestas dedicadas a Dionisio como dios de la fertilidad y el vino, se celebraban entre los actuales febrero y marzo. En la Antigua Roma las fiestas de Venus o Vinalia solían ser en abril. Sea como fuere en cualquier fiesta era importante mezclar el vino con el agua en la proporción adecuada ya que no hacerlo era considerado de bárbaros, aunque había algunas excepciones si se quería animar y caldear el ambiente. 

[¿Cuál es el origen de la Navidad? Los textos que muestran que empezó a celebrarse antes de 336]

El consumo desenfrenado del vino en banquetes y festividades religiosas también traía numerosos problemas. En tiempos antiguos, el consumo de esta bebida estaba prohibido para las mujeres romanas. No obstante, esta prohibición cayó en desuso y su consumo también se extendió entre ellas.

Así, después de haber bebido, llegaba el principal problema: la resaca. El escritor y militar romano Plinio la describe como "la muerte de la memoria", recogiendo el dolor de cabeza y el mal aliento especialmente si se habían consumido vinos pompeyanos. Además de los efectos inmediatos a su consumo y la crítica gastronómica, también recogió los efectos del alcoholismo a largo plazo afirmando que los bebedores habituales solían estar pálidos, sufrir de temblor en las manos y podían experimentar derrames oculares.

"De hecho, tanto griegos y romanos, como antes de ellos los egipcios, intentaron inventar, recoger y transmitir remedios para la resaca. La col hervida, las almendras amargas, vomitar o darse un baño aparecen como posibles remedios… aunque, como hoy, el único remedio real sería el tiempo y el reposo. Y jurarse que uno está mayor para estas cosas, hasta las próximas Antesterias", concluye la historiadora.