De izquierda a derecha: Javier Elola, director general de la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS); Margarita Alfonsel, directora del Observatorio de Sanidad de EL ESPAÑOL-Invertia y Cristina Avendaño, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME).
Las sociedades científico-médicas piden a la Administración más relación y transparencia con los datos
Sostienen que para sacar el máximo partido de su conocimiento y mejorar la Sanidad debe haber un mayor intercambio de información.
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Las sociedades científico-médicas guardan un enorme conocimiento y potencial para ayuda en la definición de las políticas sanitarias y mejorar la asistencia, pero para desplegarlo se debe contar más con ellas.
Es un mensaje lanzado en el VI Simposio del Observatorio de la Sanidad, organizado por EL ESPAÑOL e Invertia directamente a la Administración, a la que instan a profundizar relaciones y también a compartir más datos, sobre todo desde las diferentes Comunidades Autónomas.
"Salgan como salgan en la foto", ha enfatizado Javier Elola, director general de la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS), durante una charla compartida con Cristina Avendaño, presidenta de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME).
Conversación. Una visión desde las sociedades científico-médicas
Moderados por Margarita Alfonsel, directora del Observatorio de Sanidad de EL ESPAÑOL-Invertia, ambos han enfatizado que guardan mucho conocimiento para contribuir a la mejora de las políticas sanitarias.
Pueden aportar ideas en ámbitos como la planificación o la estrategia, ha señalado Avendaño. Por ejemplo "priorizando las intervenciones que asociamos a resultados en salud" e, incluso, sobre dónde aplicar primero la IA para sacarle el máximo partido.
Se trata, pues, de especialistas reconocidos por sus pares que pueden dar un asesoramiento científico fundamental y con los que, en su opinión, la Administración debería "institucionalizar" el contacto.
"Lo que pensamos no necesariamente es la solución, a lo mejor los políticos van a tomar otra decisión, lo que no puede ser es que lo hagan sin escucharnos. Estamos para dar la información científica que tiene que servir para formar la propuesta", ha subrayado.
Llegar a ese escenario de mayor colaboración, no obstante, es difícil porque para exprimir las posibilidades es necesario abordar dos cambios culturales, ha expuesto Elola.
Uno es la "necesidad de reorientar nuestro sistema desde la existencia de la enfermedad a la prevención de la salud". O sea, partir desde el punto de vista de la prevención. El otro aspecto esencial es evaluar correctamente el desempeño, y la transparencia.
"Hay un discurso retórico que se oye en el plano político, pero que se contradice con la práctica y en donde no hay esa tendencia a dejarse evaluar en el desempeño", ha comentado. Pero es fundamental porque los resultados son "la palanca" para mejorar el sistema sanitario.
Todo ello, además, afinando los aspectos a medir porque, ha ejemplificado, actualmente se mide actividad, satisfacción del paciente y costes. En su opinión, "parece que falta largo trecho para medir realmente el valor que añade la sanidad a la salud".
Teniendo este diagnóstico sobre la mesa, ambos han coincidido en que por un lado se debe poner en valor el papel de las sociedades científico-médicas –"nos ayudaría a entender también las decisiones que toman las administraciones", ha lanzado Avendaño– y también lo que puede aportar exprimir el conocimiento que aportan los datos.
"La política sanitaria debería estar basada en la mejor evidencia científica disponible y esto en la actualidad no es del todo cierto. Para eso se necesitan datos y, sobre todo, evaluación y resultados en salud", ha remarcado Elola.
Si ésto no se lo "toman en serio" las comunidades, ha zanjado, "tenemos fuerte handicap para avanzar".