El fiscal general,  José Manuel Maza.

El fiscal general, José Manuel Maza. EFE

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Cuando el doctorando es el fiscal: Maza, cum laude por una tesis sobre partidos

10 julio, 2017 22:13

El salón de grados de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid albergó este lunes la lectura de un trabajo de tesis doctoral inusual. A la derecha de los cinco examinadores no se sentó un joven doctorando para defender sus primeros avances en la investigación de las ciencias jurídicas sino el mismísimo fiscal general del Estado, José Manuel Maza, 33 años de juez, los últimos 15 en la Sala Penal del Supremo.

Con una tesis sobre la responsabilidad penal de los partidos políticos, introducida en España en 2012 como respuesta al clima irrespirable generado por la corrupción, Maza ha cumplido una de las ilusiones de su vida: ser doctor en Derecho, un rango que pocos tienen en la cúpula judicial.

Le ha costado cuatro años -empezó a trabajar en la tesis en 2013- y mucho debate con el director del trabajo, el profesor y abogado Carlos Gómez Jara, que le convenció de las bondades de instaurar un sistema de exigencia de responsabilidad penal de personas jurídicas porque fomenta la colaboración con el Estado en la prevención de los delitos y, una vez cometidos, en su sanción.

La regulación que se ha realizado de la responsabilidad penal específica de los partidos es harina de otro costal, según se desprende de la investigación del magistrado y de las propias intervenciones de los miembros del tribunal, varios de ellos también críticos con la obra del legislador.

Penas a los partidos

Para Maza, es "técnicamente discutible la posibilidad de una exigencia de responsabilidad penal a los partidos" debido al régimen sancionador que se ha previsto. El jurista no comparte la opinión del legislador sobre la "incriminación generalizada" de las formaciones políticas y su inclusión en el Código Penal como una persona jurídica más, sin considerar sus especificidades.

A su parecer, los partidos nunca deberían ser condenados a penas como la disolución o la clausura de sus sedes porque estas sanciones, idóneas para otras personas jurídicas, no lo son para "unos elementos tan esenciales en el propio sistema político, en la medida en que son el cauce para la expresión ideológica de la ciudadanía".

En todo caso, argumenta, la responsabilidad penal de los partidos sería sostenible para los delitos relacionados con la corrupción política o económica y la pena debería ser pecuniaria.

"A semejanza de lo que acontece en las escasísimas legislaciones en las que, como en Francia, se contempla la posibilidad de una responsabilidad penal de los partidos", escribe, "lo razonable sería que, de existir ésta, la única pena aplicable fuere la de multa, por ser la única sanción cuya aplicación no interfiere en la actividad política de la organización".

También aboga por incorporar al catálogo de delitos susceptibles de constituir el precedente de esa responsabilidad los delitos electorales tipificados en la ley electoral.

Acción popular

Maza comparte el criterio de otros antiguos miembros de la Sala Penal, como Cándido Conde-Pumpido, hoy en el Tribunal Constitucional, en el sentido de que habría que excluir la posibilidad de la personación de los partidos en las causas criminales como acción popular, "en especial aquellas en las que resulte investigada o acusada otra organización política para evitar la indeseable politización de la Justicia penal en estos supuestos.”

Para el fiscal general, "la utilización de los procedimientos penales como lugar de contienda política, práctica cada vez más existida al amparo de la posibilidad de actuación procesales de tales organizaciones ocupando la situación de acusación popular, constituye uno de los más graves supuestos de politización de esas causas al instrumentalizarlas al servicio de intereses diferentes de los propios de la acción de la Justicia, por lo que debe excluirse semejante eventualidad que ningún efecto positivo produce de cara al enjuiciamiento de las posibles responsabilidades del partido en cuestión".

Presidido por Gonzalo Rodríguez-Mourullo, el sanedrín fue amable con el doctorando. Hubo críticas -es la Universidad- pero hubo muchos más elogios. Nada parecido a la desaparecida "trinca" (el antiguo sistema de oposiciones a cátedra en el que los opositores tenían la posibilidad de poner a caldo a un competidor) y tampoco nada del llamado "autobombo". Maza, como alumno disciplinado, fue tomando nota de las observaciones que le hicieron los catedráticos Bernardo Feijoo, Julio Banacloche y Enrique Arnaldo y su compañero de Sala Julián Sánchez Melgar, también doctor. Todos ellos alabaron la "valentía" de una tesis "que tiene tesis", es decir, criterios originales.

El presidente comunicó al final del acto el esperado "sobresaliente", que dentro de 48 horas será, según se cree, "cum laude" por unanimidad. Esta última distinción se conocerá el miércoles, cuando la comisión de doctorado de la Universidad Autónoma abra los cinco sobres cerrados entregados este lunes por los miembros del tribunal.