José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, presenta la estrategia de Acción Exterior de España 2025-2028, el pasado jueves en la sede del Ministerio.

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, presenta la estrategia de Acción Exterior de España 2025-2028, el pasado jueves en la sede del Ministerio. Efe

Política EXTERIORES

Albares acerca a España a los BRICS y apoya su plan para reformar el Consejo de Seguridad en contra de Trump

Apuesta por "un multilateralismo inclusivo" con Brasil, India y Sudáfrica, ahondando en una diplomacia de "voz propia" que incluye que la UE decrete un embargo de armas, además de sanciones personales y comerciales a Israel.

Más información: Sánchez ratifica con los aliados su disposición a enviar tropas, barcos o aviones a Ucrania para garantizar su seguridad.

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La nueva Estrategia de Acción Exterior 2025-2028, presentada por José Manuel Albares, confirma el rumbo definitivo de la España de Pedro Sánchez hacia un acercamiento estratégico a los países BRICS, con un interés explícito en Brasil, India, Sudáfrica y, de forma menos política, a China.

Esta apuesta por diversificar alianzas y buscar "una voz propia", no sólo estancada en el tradicional euroatlantismo, ha causado ya incomodidades. Frente a los Estados Unidos de Donald Trump, por ejemplo, que ya no consideran al Ejecutivo de Sánchez un socio completamente fiable.

Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (países que forman el acrónimo de BRICS) apuestan por una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, con la inclusión de otros Estados de Asia o África o América Latina, con la intención de hacerlo más influyente. 

Estados Unidos, que tiene capacidad de veto en el Consejo, se opone. Aunque España ahora se muestra favorable a esta reforma.

El plan diseñado por Albares es coherente con el discurso del presidente, el pasado junio en La Haya, cuando afeó a sus aliados de la OTAN el riesgo de caer en "dobles estándares" con respecto a las guerras de Ucrania y de Gaza.

La hoja de ruta de Exteriores para los próximos cuatro años consolida "una diplomacia autónoma". Pero también desafía algunas políticas que hasta ahora eran consideradas líneas rojas.

El Gobierno está convencido de que esta "autonomía estratégica" da réditos. Como, por ejemplo, el hecho de que España haya alojado cumbres y reuniones de alto nivel "como nunca en su historia", según el ministro. O que lo que parecía un movimiento arriesgado y extemporáneo, el reconocimiento de Palestina como Estado, ahora vaya a ser seguido por Reino Unido y Francia.

Pero esa estrategia también ha generado tensiones evidentes, especialmente visibles en la marginación de Sánchez en las últimas cumbres sobre Ucrania, o en el trato recibido en reuniones de la OTAN.

El perfil agresivamente independiente del Gobierno español respecto a Israel, que incluye una propuesta formal a la UE de embargo de armas, ha irritado tanto a Trump como a otros socios europeos.

La retirada de la embajadora israelí de Madrid y las constantes críticas de Sánchez a la ofensiva en Gaza ilustran una diplomacia que prioriza "principios" propios, para inspirar unos "intereses" menos anclados a la cohesión occidental que a la "inclusión de otros socios, ya no emergentes".

Este próximo martes el Ejecutivo también prevé adoptar en el Consejo de Ministros nuevas medidas contra Israel, como el embargo de armas tanto para su venta como para el transporte de esas mercancías que pasen por territorio español.

Tres ejes

El documento presentado por Albares el jueves pasado, en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, busca dotar a nuestro país de "una voz propia" en el escenario global.

En un momento que describe como "el más decisivo desde la caída del Muro de Berlín", España aspira a consolidarse como actor autónomo, capaz de influir en la reconfiguración del orden internacional junto a países como Brasil, India y Sudáfrica.

Albares subrayó que esta estrategia se articula en torno a tres ejes: "España con presciencia y voz global", una "España profundamente enraizada en una UE fuerte" y "España comprometida con la paz y el multilateralismo".

Pedro Sánchez y Narendra Modi pasean en carroza por las calles de Vadorara, el pasado octubre.

Pedro Sánchez y Narendra Modi pasean en carroza por las calles de Vadorara, el pasado octubre. X

Con esos pilares, el Gobierno de Sánchez pretende afrontar los desafíos globales —desde la emergencia climática hasta la revolución tecnológica de la Inteligencia Artificial— sin depender de decisiones ajenas.

De manera explícita, el ministro reclamó que la UE dé más espacio a los BRICS: "Debemos trabar nuevas alianzas con estos países para que el discurso inmovilista y unilateralista no triunfe". 

España, de hecho, apoya planes de reforma de instituciones multilaterales como el Consejo de Seguridad de la ONU -como reivindican Brasil, India o Sudáfrica- "porque sin ellos no podremos afrontar desafíos clave" como las pandemias o la lucha contra la desinformación.

Ese alineamiento con tres (o cuatro) de los BRICS se ha traducido en un impulso al sistema de cumbres bilaterales con Brasil, acordado en la última visita de Pedro Sánchez a Brasilia, y en el refuerzo de los lazos con India tras el viaje oficial de Sánchez a Nueva Delhi.

Asimismo, el Ejecutivo recuerda las rondas de contactos de alto nivel con Sudáfrica, iniciadas en 2022, para "estrechar relaciones a todos los niveles".

Occidente o Sur global

Este giro hacia el Sur Global confirma la apuesta de España por diversificar sus alianzas y proyectar autonomía estratégica.

Según Albares, "nuestra fuerza está en una UE autónoma y soberana, capaz de ser actor en la reconfiguración del orden mundial". Una Europa que, en su opinión, debe liderar sin dobles estándares: "Cuando no asumimos un papel activo, otros con otros intereses ocupan ese espacio".

En ese sentido, España ha estado más cerca del mundo árabe que de su aliado geopolítico natural, Israel, en los últimos años. Y defendido posiciones propias en el seno de la UE sobre el conflicto árabe-israelí.

Desde el bloqueo de todo comercio de productos provenientes de "territorios ocupados", hasta la propuesta de un embargo total de armas a Israel y sanciones a quienes "quieran arruinar la solución de dos Estados". 

Incluso ha llegado a abogar por la expulsión del equipo Israel Premier Tech de la Vuelta a España para hacer ver al Gobierno de Benjamin Netanyahu que su relación con el mundo no puede seguir con normalidad "como si nada ocurriera".

El presidente de EEUU, Donald Trump.

El presidente de EEUU, Donald Trump. Reuters

Y es que lo que pareció una confusión o un chascarrillo de Trump en su primer día de regreso a la Casa Blanca, al incluir a España entre los BRICS y sus alusiones a España como un aliado "no tan fiable" tras la cumbre de la OTAN, evidencia ahora que el cambio de percepción hacia la política exterior española tenía fundamento.

Pero más allá de situarse frente a EEUU, el Ejecutivo sigue su camino, exhibiendo "coherencia entre sus valores y acciones". Albares apeló a principios de paz, desarrollo, cooperación y defensa de los derechos humanos para "marcar con coherencia una posición definida ante los desafíos globales".

Tercera fase

Y esos mismos valores, dijo, "valen para Kiev y para Gaza". Por ejemplo, reclamó que el respaldo financiero que España da a la Autoridad Palestina se amplíe a la UE, porque "Israel retiene los impuestos que deberían financiarla".

El ministro puntualizó que España ya ha superado dos fases en su proyección internacional: una primera de asentamiento, vinculada al ingreso en la UE con Felipe González; y una segunda de consolidación de voz propia, salpicada de "seguidismos" como el apoyo de José María Aznar a la invasión de Irak.

Ahora, afirmó, comienza la tercera etapa: "Somos un actor global con voz e identidad propia, alejados de seguidismos y firmes con nuestros intereses y valores".

La estrategia -añadió Albares- convierte retos como las tensiones energéticas, la emergencia climática y las guerras en Ucrania y Oriente Próximo en oportunidades para reforzar la autonomía estratégica de España y Europa.

Con este plan, España se quiere perfilar como puente entre Occidente y el Sur Global, defendiendo una Europa fuerte, autónoma y vinculada a un "multilateralismo inclusivo". Una apuesta por liderar, junto a esos nuevos actores globales, la transformación "imparable" de las relaciones internacionales.