El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, saluda al expresidente Francisco Camps, a su llegada a los Premios Rei Jaume I, el pasado febrero.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, saluda al expresidente Francisco Camps, a su llegada a los Premios Rei Jaume I, el pasado febrero. EP

Política PARTIDO POPULAR

La dirección del PP, contrariada con la decisión de Camps de postularse en Valencia: "Es pasado y sólo aumenta el lío"

Pese a la confesión de la delegada del Gobierno ante la jueza de la dana, "la situación de Mazón nos está haciendo daño", admiten en Génova, "pero lo último que necesitamos es ruido" como el del acto del 'expresident' el sábado.

Más información: Todos los interrogantes de un congreso regional del PPCV: de plazos a candidaturas y el futuro de Mazón.

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La dirección del Partido Popular vive momentos de máxima incomodidad por los movimientos "oportunistas" de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana.

Mientras la figura de Carlos Mazón permanece cuestionada por su gestión de la dana del 29 de octubre, en la que murieron 228 personas tras el desbordamiento del barranco del Poyo, el expresidente valenciano maniobra para volver al primer plano político.

Los movimientos de Camps para impulsar una posible candidatura al liderazgo del partido en la región, que podría oficializar este sábado en el acto que convocado con exalcaldes y altos cargos, además de simpatizantes de su causa, han desatado el rechazo silencioso de la dirección nacional: "Es pasado y sólo aumenta el lío", sentencia una fuente de Génova.

Camps, presidente de la Generalitat entre 2003 y 2011, dimitió dos meses después de su última mayoría absoluta por su presunta implicación en el caso Gürtel. Aunque ha sido absuelto en todas las causas, su nombre sigue asociado a la corrupción en la memoria colectiva del partido y de los votantes.

"No veo al PP defendiendo modernidad y futuro presentando a Camps", ironiza una fuente del Comité de Dirección de Alberto Núñez Feijóo.

En el partido interpretan que Camps "está aprovechando el río revuelto" para moverse ante una situación de bloqueo, en palabras de un alto cargo de Génova.

La celebración de un congreso regional es lo último en lo que piensan tanto Mazón como Feijóo, con la dana condicionando cada día de la gestión del Gobierno autonómico, su discurso público y la estrategia política. Pero eso no quiere decir que los rumores no se esparzan entre las filas populares. O que personajes como Camps ya amaguen con presentar su candidatura.

Y es que "frente a la nada, es el único que se mueve", añade esta fuente de la dirección nacional. Y lo hace en un momento en que el actual president se encuentra acorralado. El papel de Mazón durante la riada mortal del 29-O, presuntamente ilocalizable hasta pasadas las ocho de la tarde, provocó un aluvión de protestas y concentraciones públicas donde se le ha llegado a llamar "asesino".

Quién dijo la verdad

Sin embargo, las últimas revelaciones judiciales han aliviado parcialmente la presión sobre el todavía líder del PP valenciano.

En su declaración ante la jueza de la dana, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, reveló que el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, no remitió ni compartió con el CECOPI los datos que advertían del desbordamiento del barranco del Poyo. "Esto demuestra que el Gobierno mintió durante seis meses y que nosotros decíamos la verdad", asegura un colaborador directo de Mazón.

Aun así, en la dirección nacional del PP cunde la preocupación. "La situación de Mazón nos está haciendo daño", reconocen fuentes del partido. Pero su salida no es sencilla. "La situación es endiablada", añaden. Y es que, para forzarla, sólo hay dos caminos: o Mazón disuelve las Cortes y convoca elecciones anticipadas, o dimite y el PP propone un nuevo candidato.

El problema es que ambas vías conllevan costes. En el primer caso, admiten desde Génova, "las encuestas hoy nos llevarían o a perder o a tener que compartir el Gobierno con Vox en mucha peor situación que tras las urnas de 2023, y eso no es bueno para los valencianos".

En el segundo, "Vox nos sometería a una extorsión seguro que inadmisible para votar a otro candidato". Y de nuevo, remarcan, sería perjudicial "sobre todo en pleno empeño por la reconstrucción".

"No más ruido"

Además, el cargo institucional de Mazón como jefe del Consell le permitiría enrocarse ante cualquier intento de la dirección del PP por hacerlo caer. Feijóo podría retirarle la confianza como líder regional del partido, pero no puede moverlo de la Generalitat si él no quiere irse. "No se le podría remover si él no quiere. Y lo último que necesitamos es más ruido", explican desde el núcleo duro de la dirección.

Por eso, en el cuartel general del PP ven con malos ojos las maniobras de Camps, al mismo tiempo que para el caso Mazón sólo ven viable una alternativa: esperar a un "hito externo" que le obligue a marcharse sin provocar una crisis interna.

"Es decir, si el president acaba siendo imputado por el TSJCV, ahí es donde acaba el recorrido", sentencia una voz con peso en el partido. Como ya dijo Feijóo el pasado marzo, "la evolución judicial marcará el futuro" de Mazón.

En ese impasse, Camps toma posiciones. Su estrategia de reaparición ha incluido almuerzos con exalcaldes, reuniones con cuadros medios del partido y contactos con Nuevas Generaciones, que podrían tener representación destacada en su acto del sábado. "Reunirá a más de 1.000 personas", advierte con desazón otro cargo del PP nacional.

El lugar elegido por el expresident, el edificio Veles e Vents, es simbólico: fue construido bajo su mandato con motivo de la Copa América. Allí quiere escenificar su "pulmón político" y ofrecerse como alternativa de una manera cada vez más explícita.

Pero en Génova no quieren ni oír hablar de su regreso. "La Comunidad Valenciana no está ahora para atender cuestiones orgánicas; nuestra prioridad es la reconstrucción", sentencia un portavoz del equipo de Feijóo. En privado, los dirigentes populares temen que la mera irrupción de Camps en escena reabra heridas del pasado, justo cuando el partido necesita proyectar imagen de gestión y fiabilidad.

Con un presidente autonómico en la cuerda floja, la dirección nacional se ve atrapada entre el cálculo y la prudencia. Lo que ha dado alas a Camps, dispuesto a reaparecer en medio del desconcierto de una de las plazas clave electoralmente para Feijóo.