Alberto D. Prieto Ferrer Molina

Mucho se ha escrito sobre el encuentro entre Joe Biden y Pedro Sánchez pactado por Moncloa y la Casa Blanca para este lunes en la cumbre de la OTAN. El contacto jamás apareció en la agenda oficial del presidente estadounidense y las fuentes oficiales de Moncloa pasaron de anunciarlo con gran satisfacción el pasado jueves a no explicar en la mañana del lunes que no estaba "fijado el momento" del contacto.

Algo muy curioso, teniendo en cuenta que el pasado viernes, algunos medios contaban con la información de que había sido el mismísimo jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, el que había cerrado los detalles con su homólogo estadounidense, Ronald Klain.

La imagen de los 29 segundos de Sánchez siguiendo a Biden por un pasillo, entre el posado de la foto de familia y el final de un módulo prefabricado, antes de la entrada al plenario, supuso una decepción para Moncloa. Pero sobre todo creó malestar en algunos ministerios del Gobierno, cuyos equipos recelan del propio Redondo y de su poder: "Para este espectáculo, mejor no haber anunciado nada", explicaba un portavoz que prefería permanecer en el anonimato.

Pedro Sánchez y Biden

En Exteriores, que en la mañana del lunes había comunicado una conversación de trabajo entre la ministra y el secretario de Estado, Antony Blinken, no se quiso hacer comentarios sobre el asunto. Pero teniendo en cuenta los palos que se ha llevado Arancha González Laya en las últimas semanas, con rumores surgidos del propio entorno del presidente que la colocaban en la rampa de salida de la próxima crisis de Gobierno, era palpable la desazón. 

Hubo más charlas

Lo cierto es que Joe Biden y Pedro Sánchez, en realidad, no se encontraron sólo en esa brevísima conversación. Lo que se promocionó y distribuyó fue únicamente el posado robado que ya auguraba EL ESPAÑOL la semana pasada cuando, tras consultas con varios ministerios, ninguno daba detalles pero se admitía que "no será una bilateral, no se sentarán". La imagen de Biden en el breve vídeo, mirando al infinito, tampoco ayudó a Moncloa.

Justin Trudeau (Canadá) conversa con Pedro Sánchez y Joe Biden (EEUU) en los márgenes de la cumbre de la OTAN de Bruselas. E.E.

Pero según ha podido confirmar este periódico en fuentes cercanas al presidente, hubo varios corrillos más, en los márgenes de la cumbre, en los que Pedro Sánchez y el mandatario estadounidense departieron con calma.

Las imágenes que acompañan esta información dan muestra de, al menos, dos contactos más: uno en el que Angela Merkel, de espaldas, encuadra la foto con los dos presidentes y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Y otro de Biden y Sánchez solos, donde según ha podido saber este diario se habló de todos esos temas que la información inicial de Moncloa había parecido encuadrar en el famoso paseíllo que había sido carne de meme. Este encuentro lo confirmó un funcionario de la Casa Blanca durante la noche del lunes.

Tal y como se había señalado previamente, contaban las fuentes oficiales de Moncloa, ambos presidentes querían saludarse, conocerse personalmente y establecer un primer contacto. Y así lo habían pactado sus respectivos equipos, incluyendo en el acuerdo que las cámaras pudieran captar el momento del saludo "como prueba de la excelente relación que existe entre ambos países".

40 años en la OTAN

Pero fue luego cuando Sánchez logró el acuerdo definitivo y personal de Biden para apoyar que España vaya a ser sede de la cumbre de la OTAN de 2022. El entorno del presidente tenía especial ilusión en confirmar esta posibilidad, que había quedad abierta ya desde los Ejecutivos de Mariano Rajoy, dado que nuestro país cumple el año que viene 40 años como miembro de pleno derecho de la Alianza Atlántica. 

La cumbre de la OTAN a celebrar en España en 2022 servirá para conmemorar el 40º aniversario de nuestra pertenencia a esta organización. La adhesión fue posible gracias al empeño del presidente Leopoldo Calvo Sotelo, en lo que fue el hecho más trascendente de su corto mandato.

El sustituto de Adolfo Suárez en la Moncloa ya adelantó en su discurso de investidura, a principios de 1981, su decisión de incorporar a España a la OTAN. En diciembre comunicó formalmente a la Alianza su intención de sumar a España, que en mayo de 1982 se convertía en el decimosexto país de la alianza militar.

El PSOE capitalizó entonces el sentimiento antibelicista de la izquierda con la campaña "OTAN, de entrada no", lo que le ayudó a ganar con mayoría absoluta las elecciones que se celebraron sólo cinco meses después.

El Gobierno de Felipe González cambió de opinión y, en el referéndum convocado en marzo de 1986 sobre la permanencia de España en la OTAN, pidió el voto favorable, al considerarlo "conveniente para los intereses nacionales". En la izquierda, el PCE se mantuvo en contra de la integración. Los españoles refrendaron la presencia de España en la Alianza Atlántica.

Boris Johnson y Pedro Sánchez se saludan durante la cumbre de la OTAN en Bruselas Moncloa

Cuarenta años después es otro presidente socialista, Pedro Sánchez, en coalición en el Gobierno con Podemos e Izquierda Unida, ambos herederos del PCE, el que decide celebrar una cumbre de la OTAN en España.

A pesar de sus compañeros de viaje en el Gobierno, el presidente marca su agenda internacional, especialmente intensa en estas últimas semanas, y por ejemplo, tuvo una reunión bilateral con el británico Boris Johnson también este lunes. Además, tuvo ocasión de intercambiar puntos de vista y conversar al margen de la propia cumbre con otros líderes, como el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

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