Bruselas

En una reunión de trabajo mantenida durante la cumbre de la OTAN en Bruselas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro británico, Boris Johnson, han acordado impulsar en la Unión Europea el acuerdo entre España y Reino Unido sobre el estatus de Gibraltar tras el brexit.

Madrid y Londres pactaron in extremis el pasado 31 de diciembre incorporar al Peñón al espacio Schengen con el fin de mantener abierta la Verja y facilitar el tránsito de los más de 10.000 trabajadores que cruzan cada día la frontera. Aunque España será la responsable única de la aplicación de Schengen en Gibraltar, los controles en el puerto y el aeropuerto los realizarán los agentes de Frontex durante un periodo transitorio de cuatro años. El acuerdo no cambia nada en la disputa por la soberanía, según ambas partes.

El pacto tendría que haberse traducido en un nuevo Tratado entre la Unión Europea y Reino Unido que debía estar listo en un plazo máximo de seis meses. Sin embargo, cuando apenas quedan 15 días para que acabe junio, la Comisión de Ursula von der Leyen ni siquiera ha adoptado el mandato para negociar. Nadie explica claramente los motivos del retraso, pero Gibraltar parece haberse convertido en la víctima colateral de la disputa entre Bruselas y Londres por la aplicación (o no) del acuerdo de divorcio del brexit.

Durante la reunión en la OTAN, Sánchez y Johnson han corroborado la “relación histórica privilegiada” entre ambos países y han coincidido en "la necesidad de impulsar el acuerdo entre España y Reino Unido en lo relativo a Gibraltar", según han informado fuentes gubernamentales. En un "clima de cordialidad", los dos líderes han hablado de "seguir reforzando las relaciones bilaterales y de su interés compartido en profundizar en áreas como la seguridad y la defensa".

El buen ambiente entre Sánchez y Johnson contrasta con el enfrentamiento entre el primer ministro británico y los líderes europeos presentes en el G-7 celebrado este fin de semana en Cornualles. Allí, el presidente francés, Emmanuel Macron, volvió a exigir a Johnson que aplique el acuerdo de divorcio del brexit y en particular el protocolo sobre Irlanda del Norte. 

Por su parte, el primer ministro británico acusó a los líderes europeos de cuestionar la integridad territorial de Reino Unido por exigir controles aduaneros entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y aseguró que hará todo lo necesario para proteger la indivisibilidad de su país. 

La disputa entre Bruselas y Londres subirá de temperatura el 1 de julio, fecha en que entra en vigor la prohibición de exportar salchichas y carne picada fresca desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte. Johnson ya ha dicho que está dispuesto a saltarse unilateralmente esta prohibición y Bruselas amenaza con represalias en forma de aranceles y cuotas a las exportaciones británicas.

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