La Ejecutiva de Ciudadanos celebrada este lunes.

La Ejecutiva de Ciudadanos celebrada este lunes. Efe

Política PACTOS ELECTORALES

"El plan de Rivera no excluye ni demoniza al PSOE": satisfacción en el ala progresista de Cs

El 'cordón' a Vox y la apertura a negociar con los socialistas lleva la calma a Ciudadanos después de nombrar "socio preferente" al PP.

5 junio, 2019 02:24

Cuando Albert Rivera trasladó en su última Ejecutiva que pretendía hacer "socio preferente" al PP, se abrió el debate. Los partidarios del centrismo original -ese que ofrecía pactos a izquierda y derecha en igualdad de condiciones- mostraron su disconformidad. Según las fuentes consultadas por este periódico, fue Javier Nart quien encarnó este parecer.

Tras un extenso debate mantenido con el propio presidente de la formación, se acordó votar "por unanimidad". El ala progresista cedió en el término "preferente" brindado al PP pero contempló con "enorme satisfacción" cómo, de forma oficial, Ciudadanos descartaba negociar e integrar gobiernos con Vox. Un par de mandatarios lo celebran así: "No nos gusta la expresión, pero la realidad es que ya no se demoniza ni excluye al PSOE". Y eso lo interpretan como un triunfo.

El eurodiputado liberal, confirman a este periódico hasta tres dirigentes presentes en la reunión, mencionó la importancia de entablar una relación "sin hipotecas" también con el PSOE. Habló en clave europea y recordó que, allí, los socialistas combaten sin ambages el nacionalismo identitario. Una tesis que comparten Luis Garicano -nuevo líder de Ciudadanos en Bruselas-, Toni Roldán -discípulo del anterior- o Francisco Igea -que quiere explorar pactos con el socialismo en Castilla y León-. También se podría incluir en esta lista a Begoña Villlacís, que no vetó a Pepu Hernández en campaña.

A Nart le respondió el propio Albert Rivera, que desgranó detalladamente lo que viene exponiendo en los últimos meses: "En España, ha sido el PSOE quien se ha alejado del centro". Recordó los "pactos" de Sánchez con el "separatismo" y la intención del PSOE navarro de gobernar gracias a EH Bildu.

Rivera especificó que el PSOE está poniéndoles "muy difícil" llegar a un acuerdo. De puertas hacia fuera, el líder de Ciudadanos insiste en que los barones que quieran pactar "deberán renegar de la política territorial de Sánchez". Esto, tomando en su literalidad, hace imposible cualquier conversación, pero el documento recién acuñado por Ciudadanos es perfectamente asumible para Sánchez.

Habla de la aplicación del artículo 155 "en caso de que el Govern de la Generalitat siga sin acatar el orden constitucional". Este precepto no es otra cosa que la propia Constitución. El "siga sin acatar el orden constitucional" podría considerarse interpretable y permitir a los barones estampar su firma.

¿Por qué votaron a favor los discrepantes?

¿Por qué votaron a favor, entonces, los progresistas? "Nuestras Ejecutivas no son a la búlgara. Debatimos, contraponemos argumentos, pero con buen tono. Rivera tiene nuestro respaldo, pero no es un dios con poderes divinos. Aunque no nos guste eso de socio preferente, es compatible con nuestra idea de no excluir al PSOE. El consenso pasa por estar todos un poco frustrados. Si alguien está muy contento, habrá muchísimos decepcionados", sintetiza uno de ellos.

Nart y la considerada ala progresista -ellos mismos rechazan hablar de "facciones" o "corrientes"- coincidieron con Rivera y el núcleo duro en apuntar la gravedad de lo que sucede en Navarra: "Si Sánchez no deja gobernar a la coalición de centro derecha y es aupado por los abertzales, habrá traspasado una línea roja".

La Ejecutiva acordó la ya mencionada cualidad de "primera opción" otorgada al PP y el blindaje frente a Vox, Podemos y los nacionalistas. Para la Comunidad Foral y el Ayuntamiento de Barcelona se decidió un "tratamiento excepcional", que variará en función de los acontecimientos, siempre con el objetivo de que los gobiernos no estén condicionados por el separatismo.

Sobre la Ciudad Condal, tal y como desveló este periódico, se abrió otro debate. Esta vez intervino Luis Garicano y le respondió Inés Arrimadas. El primero, como Manuel Valls, ve con buenos ojos investir a Ada Colau con tal de cerrar el paso a Esquerra Republicana. La segunda considera, como Rivera, que la actual alcaldesa también alberga convicciones independentistas y que eso la iguala a Ernest Maragall.

Ciudadanos nació como un partido que integraba dos almas: una liberal y otra socialdemócrata. Esta última quedó borrada del diario en el último gran congreso, aunque todavía está representada por algunos de los actuales dirigentes.