Niños a las puertas de la prisión de Lledoners.

Niños a las puertas de la prisión de Lledoners.

Política EL DESAFÍO CATALÁN

Gran Hotel Lledoners: así se desviven los carceleros para hacer felices a los presos ‘indepes’

23 octubre, 2018 01:46

Tres meses después del traslado de Oriol Junqueras y el resto de presos del procés a la cárcel de Lledoners, los funcionarios del módulo 2 del centro penitenciario de Sant Joan de Vilatorrada se desviven para hacer lo más agradable posible su estancia en prisión. Aunque eso suponga, en la mayoría de los casos, forzar el reglamento penitenciario o aplicar un doble rasero con respecto al resto de presos de la cárcel hasta convertirla, en ocasiones, en algo más parecido a un hotel que a una prisión. 

La tensión entre los funcionarios no independentistas es alta y los presos, sabedores de que cuentan con la admiración de los responsables de la cárcel, se han enseñoreado del módulo hasta extremos imposibles de ver en cualquier otra prisión del sistema penitenciario español. Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, Josep Rull, exconsejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalidad de Cataluña y miembro del PDeCAT, llegó al extremo de abroncar a un funcionario por llevar la camisa ligeramente por fuera de los pantalones.

"Un día, Jordi Sánchez se presentó para una actividad en el polideportivo de la prisión" explican funcionarios de Lledoners. "Cuando se hace una actividad de este tipo, un preso recoge los carnets de los convictos y se los entrega a la funcionaria responsable de la actividad. Pero cuando acabó la actividad y la funcionaria devolvió los carnets a los presos, faltaba uno de ellos: el de Jordi Sánchez. Alguien lo había robado", añaden los funcionarios.

Alta tensión por un carnet robado

El motivo del robo es fácil de adivinar: entre los presos de Lledoners corre el rumor de que los carnets de los presos del procés, que incluyen la foto del reo, se pagan a 50.000 euros en el exterior. Una obvia exageración, como muchas otras en prisión. Pero suficiente como para que alguien se arriesgara a robar el del Jordi Sánchez. 

“La funcionaria a la que le habían robado el carnet sufrió una presión enorme. Eso no se había visto jamás. ¿Un funcionario, atemorizado porque un preso ha robado algo? No lo habíamos visto nunca. La dirección apretó mucho para recuperar el carnet. La funcionaria estaba aterrorizada por si había 'repercusiones'. Los presos del procés son tratados de forma diferente al resto", detalla el familiar de uno de los presos de la cárcel que vivió el incidente de cerca. "Al final, el carnet de Sánchez apareció en una papelera, por suerte para la funcionaria".

Según las fuentes consultadas, la connivencia de las autoridades de la prisión y de buena parte de los funcionarios con los presos del procés es total. "Si hiciéramos un referéndum de independencia entre los funcionarios de Lledoners, el sí ganaría por el 75% de los votos. Además, los funcionarios no independentistas prefieren no significarse. También es verdad que hay independentistas que se quejan del trato de privilegio concedido a Junqueras y sus compañeros. Otros dicen que el agravio comparativo respecto al resto de los presos es indignante". 

Camisetas firmadas por funcionarios

Las pruebas de esa connivencia pueden rastrearse hasta las redes sociales de los presos del procés, que siguen activas a pesar de que los reos tienen terminantemente prohibido conectarse a internet. En teoría, esos perfiles son gestionados por familiares y amigos desde el exterior. Uno de los ejemplos más llamativos es el de Joaquim Forn, exconsejero de Interior de la Generalidad. Forn publicó el 18 de agosto un tuit en recuerdo de las víctimas de los atentados islamistas de la Rambla, e incluyó la foto de una camiseta que le habían regalado sus "compañeros". En ella podían verse las firmas y dedicatorias de esos "compañeros".

En la manga derecha puede verse claramente la cariñosa dedicatoria de una tal Carmina: "Siempre contigo". Carmina es la jefa del módulo 2 de la prisión de Lledoners

La camiseta firmada por los compañeros de Forn, con la dedicatoria de Carmina en la manga.

La camiseta firmada por los "compañeros" de Forn, con la dedicatoria de Carmina en la manga. Twitter de Joaquim Forn

"Y no es sólo eso" cuentan las fuentes de EL ESPAÑOL. "¿Dónde se han hecho esas fotos? ¿En la cárcel? ¿Quién las ha hecho? ¿Y con qué, si los móviles no están permitidos?". Pero hasta eso palidece al lado de otros ejemplos de complacencia por parte de las autoridades de la prisión.

"Una vez invitaron a una actividad al entrenador personal de Raül Romeva en natación en aguas abiertas. Es de Monty Python: una actividad de natación en aguas abiertas en la piscina de una cárcel. Y todo porque es amigo de Romeva. Por no hablar de la agenda cultural de la cárcel, que es mejor que la del festival de Edimburgo. Han venido Mishima, Els Gossos, Silvia Pérez Cruz… Y eso es para los presos del procés, porque ya te avanzo que al resto de presos de la cárcel, Mishima les importa muy poco.

Coches no logotipados

"A las pruebas médicas en el exterior de la prisión van en coche no logotipado y sin esposar. Porque tú vas a la Dexeus y sales de un coche de los Mossos esposado y con dos agentes a los lados, y todo el mundo sabe que eres un preso. Pero en su caso no se hace así", dicen las fuentes consultadas. "Luego hablas con los agentes y te dicen que no quieren hacerlo y que han recibido las órdenes verbalmente, pero que si no lo hacen ellos, lo harán otros compañeros", añaden.

Ese procedimiento, el de dar las órdenes verbalmente y jamás por escrito, se ha convertido en el método de trabajo habitual en Lledoners. No es casualidad que durante los últimos meses haya sido habitual ver a Amand Calderódirector general de Servicios Penitenciarios de Cataluña, con el lazo amarillo en la solapa, incluso durante el periodo de aplicación del 155.

"También es cierto que los presos lo facilitan porque su actitud es buena. En realidad, no les hace falta pedir nada. Así funciona la mafia, ¿no? No tienen que pedir nada porque la gente ya hace lo que ellos quieren sin necesidad de órdenes explícitas", cuenta un funcionario de la prisión. "Junqueras va a clase y la profesora se sienta y deja que sea él el que dé la clase. El tema no es que él no esté capacitado para dar clases. El tema es que la profesora cobra por dar clases. Así que no es admisible que la dé un preso. En absoluto. Eso es servilismo. La actitud es colaborativa y hay simpatía. El argumento de los funcionarios independentistas es que Junqueras y el resto no son presos normales”, añade otra de las fuentes que ha pasado bastante tiempo junto a los presos del procés en Lledoners.

Más y más licencias

Ni siquiera Junqueras intenta disimular lo que es un secreto a gritos en prisión, que ejerce de presidente de la Generalidad desde su despacho en la cárcel: "Un día salió del locutorio pegando gritos después de una de sus visitas supuestamente institucionales y le dijo a un funcionario 'de aquí vas a salir con un máster en ciencias políticas'. También juega a fútbol. Muy mal, por cierto. Pero disfruta como un niño. En la piscina jugaba a waterpolo y cuando marcaban un tanto los gritos se escuchaban en toda la prisión. Está ejerciendo el poder desde la prisión y lo disfruta".

¿Cómo se ha llegado a este punto? "Empezaron suaves. Pero una vez que han visto que no pasa nada, han empezado a tomarse más y más licenciasUna funcionaria de Lledoners les escribió cuando todavía estaban en Estremera. Les dijo que cuando vinieran a Cataluña ella les ayudaría personalmente en todo lo que pudiera. También les dio consejos para que su vida en prisión fuera más cómoda", cuenta una de las fuentes.

"Normalmente, en las cárceles tú no puedes moverte de un módulo a otro. Si trabajas en el 3, trabajas en el 3 y no puedes pasarte al 2. Pero en Lledoners se tuvo que recordar que está prohibido pasar de un módulo a otro porque los trabajadores venían a presentarse, a saludar a los presos del procés y a rendir pleitesía. Alguna visita ha venido incluso con libros para que se los firmasen. Estoy seguro de que el día que los presos se vayan de la cárcel, habrá lágrimas", concluye.