El presidente Rajoy, durante la última cumbre de la UE en Bruselas

El presidente Rajoy, durante la última cumbre de la UE en Bruselas Unión Europea

Política

Rajoy y Sánchez trabajan en Bruselas para que la UE no cuestione el 155

El líder del PSOE defiende que cualquier país europeo haría lo mismo ante una crisis como la catalana.

19 octubre, 2017 02:16
Bruselas

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El escenario principal de la crisis catalana se traslada a Bruselas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se juega en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los 28 que empieza este jueves en la capital belga el apoyo de la Unión Europea -o al menos un silencio no beligerante- a la activación del artículo 155 de la Constitución y la suspensión de la autonomía de Cataluña, tras haber vencido el ultimátum que se le ha dado al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

A la estrategia para convencer a la UE se ha sumado también el líder del PSOE, Pedro Sánchez, con quien Rajoy ha pactado las modalidades de aplicación del 155. Sánchez se reúne este jueves con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, con varios primeros ministros y con el líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, con el objetivo de defender los planes del Gobierno español frente al desafío secesionista.

Consciente de que la batalla se libra en Bruselas, el conseller de Relaciones Exteriores, Raül Romeva, viajaba también allí este miércoles para pedir de nuevo a la UE que frene a Rajoy. En una rueda de prensa ante los corresponsales extranjeros acreditados en la capital comunitaria, Romeva ha sostenido que los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y de Ómnium Cultura, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, son "presos políticos", una situación ante la que a su juicio Europa no puede hacer oídos sordos.

La situación en Cataluña no figura oficialmente en la agenda del Consejo Europeo, pero será inevitablemente uno de los principales temas de conversación en pasillos y ruedas de prensa. En Bruselas, la inquietud por el aumento de la tensión es máxima. A los líderes europeos les asustaron las imágenes de violencia durante las cargas policiales del 1-O. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, le ha ofrecido a Rajoy hablar del problema durante la cumbre si así lo desea.

A diferencia de lo ocurrido durante la anterior cumbre de Tallin a finales de septiembre, de la que se ausentó debido al inminente referéndum, el presidente del Gobierno sí tiene previsto quedarse esta vez a todo el Consejo Europeo, que empieza este jueves a las 15:00 horas y termina el viernes a mediodía. Se saltará únicamente la reunión previa de líderes del Partido Popular Europeo.

Rajoy opta por el perfil bajo

Pero una vez más, Rajoy ha optado por una estrategia de perfil bajo. Aunque durante las últimas horas ha hablado por teléfono sobre el reto soberanista con varios líderes europeos, como el propio Tusk o la primera ministra británica, Theresa May, el presidente español no pretende recabar activamente el apoyo de sus socios de la UE. Es más, ni siquiera tiene intención de poner el tema sobre la mesa durante la reunión a puerta cerrada.

"Evidentemente, si alguien se interesa y le pregunta al presidente del Gobierno, él le contará cómo lo ve y cómo está la situación", explican fuentes diplomáticas. El Gobierno considera que las capitales europeas ya "conocen muy bien la situación" en Cataluña y que por tanto no es necesario abordarla formalmente en el Consejo Europeo porque se trata de un "tema de política interior".

Lo cierto es que tras algunas declaraciones confusas al principio de la crisis, tanto las instituciones de Bruselas como los Estados miembros han apoyado hasta ahora la gestión de Rajoy, eso sí, expresando su rechazo frontal a cualquier forma de violencia. "Las instituciones de la UE han sido bastante unánimes, sin contradicciones. Es un tema importante, pero no un tema de Europa", explica un alto diplomático francés.

La posición de la UE sobre Cataluña puede resumirse en cinco puntos: 1) Negativa a reconocer una independencia unilateral; 2) Críticas a Puigdemont por haberse saltado la ley el 1-O y llamamiento a que rectifique; 3) Rechazo a ejercer cualquier tipo de mediación por tratarse de un asunto interno español; 4) Defensa del diálogo como vía para salir de la crisis, eso sí, siempre dentro del orden constitucional y 5) Si algún día se celebrara un referéndum de independencia y ganara el sí, Cataluña quedaría automáticamente fuera de la UE. 

Pero la activación del artículo 155 de la Constitución y la suspensión de la autonomía de Cataluña, aunque sea parcial, supone ir un paso allá. Y el Gobierno y el PSOE quieren garantizarse que nadie en la UE rechazará esta medida pactada. Sobre todo cuando ya se han visto algunas fisuras en el apoyo europeo a Rajoy. Juncker se quejaba la semana pasada de que lleva tiempo pidiéndole al presidente del Gobierno que tome iniciativas para que la crisis catalana no se descontrole. "Se han hecho algunas cosas, pero otras no", criticó.

"Le he pedido a Rajoy que busque una solución al problema sin usar la fuerza. Que busque el diálogo. Porque la fuerza de los argumentos es siempre mejor que el argumento de la fuerza", explicaba Tusk. Frente al respaldo incondicional del presidente francés, Emmanuel Macron, también Alemania, los países nórdicos o los bálticos ponen el énfasis en el diálogo. El único que se ha desmarcado claramente de la posición europea es el primer ministro belga, Charles Michel, cuyo Gobierno está sostenido por los nacionalistas flamencos. Michel sostiene que la UE debe mediar si fracasa el diálogo entre Madrid y Barcelona.

Las palabras de Michel han indignado al Gobierno español, que ha presentado una protesta formal ante el embajador belga en Madrid ante lo que considera un "ataque" directo, según publica el diario De Morgen. "No entendemos como un país amigo puede hacer este tipo de declaraciones, que ponen seriamente en peligro nuestras relaciones bilaterales", avisa la queja. España amenaza incluso con retirar su apoyo a la candidata belga para dirigir Europol.

Sánchez, el principal defensor del 155

Frente a la pasividad de Rajoy, Pedro Sánchez se ha convertido en el principal activista en Bruselas en defensa de la aplicación del 155. Y pretende convencer a algunos de los más reticentes con la estrategia del Gobierno español en Cataluña, como Corbyn o el primer ministro sueco, Steffan Löfven. 

Su mensaje es que una eventual suspensión de la autonomía está plenamente justificada por la actuación del Gobierno de Puigdemont saltándose la ley. "Cualquier país europeo, en una crisis semejante a la que estamos viviendo en España estoy convencido de que actuaría también aplicando el artículo 155", ha alegado el líder del PSOE en una comparecencia ante la prensa al inicio de su visita en Bruselas.

Pedro Sánchez, durante su comparecencia en la Eurocámara

Pedro Sánchez, durante su comparecencia en la Eurocámara Horst Wagner/EFE

"El Partido Socialista va a defender siempre una respuesta (en Cataluña) homologable a cualquier otro país europeo. Hay que recordar que el artículo 155 es un artículo que viene de la ley de Bonn, es decir de la Constitución federal alemana", ha insistido Sánchez. A su juicio, "lo que estamos haciendo en España es defender los valores democráticos que definen al proyecto europeo: el respeto a la ley y también por supuesto el diálogo, pero siempre dentro de la ley".

Para Sánchez, el único responsable de la activación del 155 es el propio Puigdemont. "Aquellos que están acusando al Estado social y democrático de derecho español de antidemocrático son los que llevan un mes suspendida la actividad parlamentaria en el Parlamento de Cataluña", ha resaltado el líder del PSOE. Si el presidente de la Generalitat no rectifica, "no podemos dimitir de nuestra responsabilidad", agrega.

Minitregua de conveniencia

A pocas horas de la activación del artículo 155, el Gobierno de Mariano Rajoy y la Generalitat han escenificado también en Bruselas una minitregua de conveniencia para defender conjuntamente la candidatura de Barcelona como nueva sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), que deja Londres debido al brexit. La ciudad condal era una de las favoritas para hacerse con la EMA, pero el proceso independentista ha hundido sus posibilidades.

En la presentación pública de la candidatura de Barcelona han estado la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat; el conseller de Sanitat, Toni Comín (que hasta última hora fue duda) y el primer teniente de alcalde de Ada Colau, el socialista Jaume Colboni. Durante el acto -que ha empezado con media hora de retraso y al que han asistido un centenar de personas, la mayoría españoles- apenas se ha hablado de la crisis catalana.

Comín ha reclamado "diálogo y cooperación" entre las administraciones, mientras que Montserrat ha dicho que el frente común entre Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento sobre Barcelona "es un buen camino para superar el actual debate en Cataluña, un proyecto que nos reúne a todos".

Montserrat, durante el acto de presentación de la EMA en Bruselas

Montserrat, durante el acto de presentación de la EMA en Bruselas Elio Germani/EFE

Pero las hostilidades han vuelto a estallar en las declaraciones a la prensa al margen del acto. El conseller Comín sostiene que no hay "ningún tipo de incompatibilidad" entre la proclamación de una Cataluña independiente y que Barcelona sea sede de la EMA. Pero para el resto de socios europeos resulta impensable que la Agencia del Medicamento, que abandona Londres precisamente por el brexit, se traslade a un territorio que también dejaría la UE si se independiza.

También la ministra de Sanidad afirma que la crisis catalana no va a perjudicar a la candidatura de Barcelona, pese a la fuga de empresas y la actual inseguridad jurídica. "La verdad es que no, porque el Gobierno de España está trabajando para devolver la normalidad democrática, social y para dar seguridad jurídica y estabilidad. Por tanto no hay ningún tipo de peligro para que la EMA venga a Barcelona", ha dicho Montserrat.

El reparto de las agencias con sede en Londres -se traslada además la Autoridad Bancaria Europea, pero España no ha presentado candidatura- se abordará también durante la cumbre de Bruselas. Pero la votación final no tendrá lugar hasta el 20 de noviembre.