El sociólogo Alejandro Portes en el hotel Reconquista de Oviedo en una imagen de archivo.

El sociólogo Alejandro Portes en el hotel Reconquista de Oviedo en una imagen de archivo. Fundación Princesa de Asturias

España INMIGRACIÓN

El Princesa de Asturias que estudia a los hijos de migrantes: "La izquierda no ha sido firme con las llegadas sin control"

El sociólogo Alejandro Portes asegura que "Vox no ha conseguido despertar el resentimiento contra los migrantes" como en otros países y que la integración en España es "casi ejemplar".

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Es considerado "uno de los sociólogos de mayor prestigio internacional". Así lo estimó el jurado de los Premios Princesa de Asturias, cuando le concedió, en 2019, el galardón de las Ciencias Sociales.

Alejandro Portes (Cuba, 1944) se ha dedicado durante más de cuatro décadas a estudiar la adaptación de los inmigrantes y sus hijos en sus países de destino. Es una de las grandes referencias globales sobre las llamadas segundas generaciones.

En España realizó un gran estudio, junto a la socióloga Rosa Aparicio, llamado "Crecer en España. La integración de los hijos de los inmigrantes". En él concluyó que la mayoría de estos adolescentes se sienten españoles y que la integración ha sido relativamente "positiva".

Los últimos datos de su informe son de 2016, pero él asegura que ha seguido de cerca la realidad española y las conclusiones continúan siendo "perfectamente válidas". "¿Si estoy al tanto de lo que ocurre en Torre Pacheco? Está en los medios de todo el mundo y he visto hasta el último detalle", responde.

Lo hace al teléfono desde la costa oeste de Estados Unidos, donde es profesor emérito en la Universidad de Princeton. Allí creó el Centro de Migraciones y Desarrollo, aunque su gran proyecto es el "Estudio longitudinal de hijos de inmigrantes", que le ha llevado desde 1992 a entrevistar a miles de niños y adolescentes por medio mundo.

Murcia, y en concreto las poblaciones de interior como Torre Pacheco, componen una zona con una alta concentración de inmigrantes que llegaron a España hace años para trabajar en el campo.

Esa mano de obra es absolutamente necesaria para España. Conozco bien esa zona, como también Almería. Marruecos funciona con respecto a la industria rural en España como México hacia Estados Unidos. Tienen una función económica similar, por ser fuente de mano de obra barata para la agricultura y la construcción, y eso no va a parar porque España no tiene trabajadores y tiene que importarlos.

Esos serían sus padres, los que llegaron hace ya 15 o 20 años. Usted, que ha estudiado fenómenos similares por todo el mundo, ¿cuáles cree que son los problemas que tienen que afrontar los hijos de estas personas?

España, en general, ha tenido éxito en integrar a los inmigrantes y a sus hijos, incluyendo a los descendientes de marroquíes. Ha habido casos aislados, pero en España no hemos visto las expresiones antisistema que se han producido en Francia o en Holanda de hijos de inmigrantes, nacidos ya en sus países de destino, que se negaban a aceptar esa nacionalidad.

Creo que lo que ha pasado en Torre Pacheco es un incidente aislado, no veo un peligro de rechazo generalizado hacia esta población. El proceso de integración de la segunda generación de inmigrantes es casi ejemplar en España y, desde luego, superior al de otros países. Lo que más me sorprende es que haya sucedido contra hijos de marroquíes y no contra inmigrantes de Mauritania, Malí o de otros países africanos que llegan a las costas en patera.

Incidentes violentos en Torre Pacheco, el pasado 13 de julio.

Incidentes violentos en Torre Pacheco, el pasado 13 de julio.

¿Cree que esa imagen genera más rechazo?

Lo lógico hubiera sido que la reacción nativista se produjera contra la aparentemente imparable inmigración africana. Sin embargo, los marroquíes no están llegando a España en pateras y es una población rural muy ligada a la agricultura española desde hace muchos años.

¿Y piensa que la reacción ha sido instrumentalizada por la extrema derecha política?

La extrema derecha en España tiene una influencia limitada con respecto a lo que pasa en el resto de Europa. Es decir, Vox llega a poco más del 10% del electorado, mucho menos que en Alemania o en Francia. Vox está tratando de hacer su agosto con este incidente aislado, pero no ha logrado despertar en la sociedad española el resentimiento contra los inmigrantes que se llegó a Estados Unidos desde la elección de Trump.

En Estados Unidos la población nativa ya no aguantaba la continua llegada de venezolanos y centroamericanos por la frontera, que parecía imparable, y en Europa esas políticas están desplazando a los partidos de centro. Aun así, en España ese discurso está lejos de ser mayoritario y creo que conozco alguna de las razones.

Dígame.

En primer lugar, que España era un país de emigración anteriormente. Es decir, los españoles no se conciben a sí mismos como una sociedad superior, como puede ocurrir en Francia, donde sienten que están siendo asaltados desde el Sur Global. Después, es importante que buena parte de la migración a España viene de América Latina y comparte una cultura y un idioma común. Y, por último, como dije cuando me concedieron el Premio Princesa de Asturias, el éxito del modelo español es que no hay modelo.

¿Y eso qué significa?

Pues que mientras Francia y otros países tienen un modelo mucho más rígido, que les impone cómo ser franceses, España es mucho más relajada. En nuestro estudio vimos cómo ese modelo ha funcionado relativamente bien con hijos de árabes y chinos también.

Usted dice que la extrema derecha tiene un peso relativo en España con respecto a otros países. Y es cierto si miramos a Italia, Francia, Alemania, Países Bajos… Pero ese apoyo es creciente, sobre todo entre los jóvenes. A eso se suma que el número de inmigrantes en España se ha multiplicado en los últimos años. Entonces, ¿no cree que lo de Torre Pacheco puede repetirse y dejar de ser un hecho aislado, como dice?

Sí, es posible, porque lo que vemos en el mundo es un enfrentamiento claro entre el Norte Global y el Sur Global, donde existen dos fenómenos que causan una inmigración masiva. El primero es la privación relativa. Es decir, si usted tiene 20 años, vive en Senegal y ve en su móvil la distancia que separa la mísera vida que le espera en su país y lo que ocurre en los países desarrollados, no tiene dudas en subirse a una patera. Y el segundo problema es la implosión de los Estados nacionales, que lleva a que los países no puedan responder a las necesidades de sus ciudadanos.

Entonces, ¿cree que existe un riesgo de que crezca el rechazo o la intolerancia? Si no ahora, de aquí a 10 o 15 años.

Sí, pero la llegada de africanos en patera no tiene nada que ver con lo de Torre Pacheco. Para impedir ese flujo hay dos vías: una es la que está siguiendo el Gobierno español, ir a los países en origen y pedir que colaboren en frenar la inmigración ilegal y ofrecerles oportunidades. La otra es poner al Ejército en la frontera como hizo Trump. España es un país que no ha sido capturado por Vox, la mayoría sigue siendo votante del PP o del PSOE, y no creo que tenga la voluntad de poner a los militares en las costas.

Alejandro Portes recibe el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales en 2019 a manos de la Princesa Leonor.

Alejandro Portes recibe el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales en 2019 a manos de la Princesa Leonor. Fundación Princesa de Asturias

Usted habla de una solución humanitaria. Pero si de lo que se trata es de frenar esa inmigración irregular, resulta comprensible que alguien piense que la solución más drástica es la más efectiva, ¿no cree?

Sí, cuando uno tiene un gobierno de extrema derecha, como el que tenemos ahora en Estados Unidos, la opción no es sólo controlar la frontera sino perseguir a los inmigrantes ilegales que hay dentro. España aún tiene la ventana de oportunidad de encontrar otras soluciones, debido a la tolerancia social hacia los inmigrantes. En el momento en el que eso se pierde, se acabó.

¿Cree que los gobiernos o los partidos de izquierdas están omitiendo una reflexión acerca de los efectos que suponen estos flujos migratorios?

Los gobiernos de izquierda y centro no han sido lo suficientemente firmes con las migraciones irregulares. Se requiere combinar el discurso de apoyo a los beneficios de la inmigración para el desarrollo nacional con mano firme para frenar las llegadas sin control, incluso haciendo uso del aparato militar.

Usted ha analizado cuáles son los dilemas psicológicos, sociales, económicos o identitarios a los que se enfrentan chicos de 15 o 20 años, cuyos padres llegaron a otro país para encontrar un trabajo. Ellos se ocuparon de las labores más básicas, en condiciones precarias, pero sus hijos querrán una vida mejor, como todo el mundo.

No creo que los problemas a los que se enfrentan los hijos de inmigrantes sean muy distintos a los de los hijos de españoles de la misma clase social. El problema de abrirse paso en la escuela, el mercado laboral… En nuestros estudios no hemos visto una reacción antinacional como sí pudimos comprobar en Francia o en Holanda, donde muchos no quieren sentirse nacionales porque una parte de la sociedad los repele. En España la gran mayoría de hijos de inmigrantes a los que hemos consultado se sienten españoles.

Ya me ha dicho las razones por las que cree que en España no ocurre así. Pero, ¿por qué sí pasa en esos países, que tampoco son tan diferentes a España?

En esos países vemos una discriminación muy acentuada hacia el árabe o el inmigrante del norte de África. La policía que custodia los suburbios de París se considera defensora de la sociedad francesa, lo que crea una reacción contraria. Es decir, los hijos de inmigrantes no se sienten parte de la identidad nacional, rechazan sus instituciones y se terminan refugiando en las suyas propias, como las mezquitas.

Así es muy fácil ser persuadido por un clérigo. Y repito, en los estudios que hicimos en España sólo hemos visto reacciones de este tipo en casos muy aislados.

Esos estudios tienen ya unos cuantos años, ¿no es cierto?

El último se terminó en 2016.

Desde entonces la sociedad española ha cambiado bastante. Más inmigración, una segunda generación que crece, una pérdida de confianza en la clase política, frustración por el precio de la vivienda, los apoyos de la extrema derecha aumentan progresivamente…

He visitado España en muchas ocasiones en los últimos años y creo que la situación no ha cambiado. Tuve el honor de recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Málaga y en septiembre iré a Alicante, donde también me concedieron este título. Hasta ahora ni Vox ha tenido éxito ni la reacción que podría esperarse de la llegada de africanos ha ocurrido.

En España no hay grupos terroristas organizados, ni episodios de este tipo protagonizados por hijos de inmigrantes, como ha sucedido en Francia o Alemania. Y eso se debe, precisamente, a que el proceso de integración ha sido relativamente positivo. Sería bueno que alguien hiciera otro estudio de estas características, pero puedo decir que las conclusiones a las que llegamos hace casi diez años siguen vigentes en 2025.