Juanito, Fénix, Embum, Drakaris y Saya, los cinco dragones de Komodo de Fuengirola que dan esperanza a la especie

Juanito, Fénix, Embum, Drakaris y Saya, los cinco dragones de Komodo de Fuengirola que dan esperanza a la especie

Málaga

Juanito, Fénix, Embum, Drakaris y Saya, los cinco dragones de Komodo de Fuengirola que dan esperanza a la especie

Estas cinco crías han nacido en las últimas semanas en el Bioparc Fuengirola. Es la primera vez en una década que se consigue la reproducción de la especie.  

29 marzo, 2023 13:25

Ora y Reo llevaban una semana juntos, pero no fue hasta el día de San Juan, como si de una canción se tratara, cuando copularon. Juanito rompió el cascarón de su huevo a principios de este mes. Días más tarde, nacieron Fénix, Embum, Drakaris y Saya.

Estos cinco dragones de Komodo han revolucionado las instalaciones de Bioparc Fuengirola y han supuesto un verdadero hito para su equipo: es la primera vez en una década que se consigue en España reproducir a esta especie, catalogada en peligro de extinción y de la que existen apenas 1.500 ejemplares, 220 en centros de conservación de la EAZA y el reto en repartidos por la isla de Flores, Komodo, Rinca, Padar, Nusa Kode y Gili Motang.

“Ha sido un reto mayúsculo”, explica a EL ESPAÑOL de Málaga Milagros Robledo, responsable del equipo de Herpetología del parque. Según cuenta, todo comenzó en junio del pasado año, cuando vieron un comportamiento extraño en Ora, una hembra de 13 años que ronda los dos metros y los 50 kilos de peso.

Entre esas rarezas, observaron que comenzaba a excavar, lo que significa que se aproxima el momento de celo. Eso solo ocurre una o dos veces al año durante escasos días. De hecho, el resto del tiempo, Ora y Reo viven separados. “El macho siempre quiere acercarse a la hembra, pero ella tiene una actitud defensiva. Si se encontraran, se pelearían y, teniendo en cuenta el tamaño de estos animales, sería muy peligrosos”, explica Robledo.

De hecho, el proceso de aproximación fue medido. Primero, pasaron a Reo a un habitáculo próximo al de Ora y hasta que no vieron que ella se acercaba al cristal donde estaba él, no los unieron.

La copulación pasó una semana después, el 24 de junio. De ese día salió una puesta de 12 huevos de los que se salvaron cinco. Y ahí comenzó un proceso de ocho meses de cuidados y atenciones.

Los huevos fueron depositados en varias incubadoras a una temperatura de entre 29,5 y 30,5 grados y una humedad de en torno al 80%. Todo para asimilar la situación a cómo habría sido en un entorno natural y aumentar las posibilidades de que llegaran hasta el nacimiento.

Este llegó antes de lo esperado. El primero en romper el cascarón fue Juanito y dentro de los 15 días siguientes, llegaron los demás. Estaba todo preparado, incluso sus nombres: Fénix se llama así porque durante la incubación su huevo sufrió varias fracturas pero consiguió salir adelante; Embum, por su significado, “rocío de la mañana”; Saya es un homenaje a una hembra de dragón de Komodo que vivió en el parque hace unos años y Drakaris “procede de la parte friki del equipo”, ironiza Robledo.

Por el momento, viven individualmente hasta que dentro de unas semanas pueda juntarse. No conocen a Ora ni a Reo, tampoco los necesitan. Suelen pasar sus primeros meses en la parte alta de los árboles, alimentándose.

Miden entre 30 y 45 centímetros y todavía no se conoce su sexo. Lo que sí se sabe es que abren las puertas a “la esperanza de esta especie amenazada”, dice la responsable del equipo de Herpetología del parque.