Constantin y Priscila, detenidos por el robo en Atrio.

Constantin y Priscila, detenidos por el robo en Atrio.

España SUCESOS

El vino de 350.000€ robado por Priscila y Constantin no aparece: "Detenerlos fue perseguir una sombra"

La Policía ha detenido a ambos en Croacia por sustraer, presuntamente, más de un millón de euros en 45 botellas de vino del restautante cacereño Atrio.

24 julio, 2022 02:05
Javier Corbacho Brais Cedeira

Costantin y Priscila se esfumaron "como una sombra". Así lo constatan quienes les persiguieron durante meses. Él, rumano, y ella, una miss mexicana, huyeron cargados con nada menos que un vino valorado en 350.000 euros y otros 44 caldos, también de lujo. Un botín de más de un millón y medio. Una vez lo tuvieron entre sus manos, desaparecieron. Hasta ahora.

La Policía Nacional ha detenido esta semana en Croacia a ambos por, supuestamente, haber robado 45 botellas del lujoso hotel cacereño Atrio, cuya exclusiva bodega es conocida en la ciudad como la capilla Sixtina del vino.

Posee una bella cúpula y está rodeada por los torreones, conventos e iglesias que componen el casco histórico de la capital extremeña. Por el momento, no hay ni rastro de las botellas, en cuyo paradero se centra ahora la investigación.

[Detenidos los autores del 'robo de película' en Atrio: se llevaron 45 vinos de lujo de este hotel de Cáceres]

Los trabajadores del establecimiento declararon ante los agentes que la mujer había lucido una peluca el día en que se hospedó, en octubre del año pasado. La mexicana Priscila realizó la reserva con documentación falsa de Suiza.

Cuando llegó junto a su pareja, un hombre musculoso, la miss advirtió en la recepción de que cenarían en el restaurante. No escatimaron en gastos. Pidieron el menú degustación. Mesa para dos por 425 euros. Un homenaje en toda regla, tras el cual los empleados les ofrecieron, como a todos los clientes, una visita a la espectacular bodega, que custodia cientos de botellas y es una de las más importantes de Europa.

La joya de la capilla Sixtina es un Chateau d'Yquem fechado en 1806, con un precio de 350.000 euros en la carta de vinos del restaurante. Una pieza histórica más que un producto a la venta, como siempre han defendido los dueños de Atrio, el chef Toño Pérez y su pareja, el director de sala José Polo.

Aquella noche, pese a haber degustado varios platos de haute cuisine, Priscila descolgó el teléfono en torno a la una y media de la mañana. Marcó el número de recepción. Quería pedir una ensalada. Quien le atendió desde el vestíbulo le explicó que la cocina estaba ya cerrada.

Pero la mujer insistió una y otra vez, elevando el tono, hasta que consiguió lo que quería: que el recepcionista abandonase su puesto para que quedase desprotegida la llave maestra que da acceso a la bodega. 

Tan solo hicieron falta unos pocos minutos para que su pareja, con la herramienta ya en sus manos, se adentrase en ella. Equipado con tres mochilas acolchadas con las toallas de la habitación, sustrajo, supuestamente, los vinos más exclusivos. Con este método, evitó que el tintineo le delatase o quebrar los vidrios. Llenó las bolsas con todo lo que pudo y, en torno a las 5.30 de la madrugada, se marcharon.

La botella de 1806 robada de Atrio.

La botella de 1806 robada de Atrio. Efe

Ésa fue la última noche que el Chateau d'Yquem y otros 38 Romanée Conti —que sólo encorcha 3.500 botellas al año, a varios miles de euros cada una— durmieron en Cáceres.

El robo no sería descubierto hasta la mañana siguiente. Para entonces, los ladrones hacía horas que ya no estaban en el hotel. 

La huida

La operación que ha conseguido detenerles ha sido llevada a cabo por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y la brigada de la Policía Judicial de Cáceres. Uno de sus miembros cuenta a EL ESPAÑOL cómo, a partir de la desaparición de las botellas y de los dos ladrones con ellas, no les quedó otra que seguirles el rastro hasta localizarles allá donde fuera posible. 

Una labor, sin duda, difícil, puesto que no han parado de moverse por Europa de un lado a otro desde se perpetró el robo. Pasaron largas temporadas en Países Bajos, pero también en otros países de Europa del Este. Era —dicen a EL ESPAÑOL los investigadores— "como perseguir una sombra".

Bodega del Hotel Atrio, en Cáceres.

Bodega del Hotel Atrio, en Cáceres. Atrio

Priscilla y Constantin se habían esfumado utilizando pasaportes falsos hasta llegar a Rumanía, cruzando de un lado al otro el Viejo Continente. Eran dos tipos acostumbrados a perpetrar esta clase de robos, relacionados con lujosas bebidas alcohólicas propias de coleccionista. Sin ir más lejos —aseguran las mismas fuentes— la pareja ya había visitado la bodega de Atrio el año anterior al robo. 

Una vez tuvieron las botellas en su poder, procedieron a ejecutar el plan de huida. Alternaron varios vehículos en la carretera, para evitar ser perseguidos.

Al día siguiente, los dos detenidos tenían otra reserva en un restaurante similar, pero en Madrid. Los investigadores piensan que si no hubieran conseguido saquear la bodega extremeña tendrían ésta otra como segunda opción. Pero acababan de hacerse con el botín de sus vidas, así que llamaron para cancelar la reserva en ese otro local y se marcharon de España.

Los agentes terminarían por localizarles hace no mucho en Croacia, en la frontera con Montenegro. Conducían un Lexus de matrícula alemana. No llevaban consigo las botellas. No han vuelto a aparecer.

En los próximos días, la pareja de presuntos ladrones será extraditada a España y pasarán a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres, que ha asumido la investigación. Dado su periplo, no será raro que la jueza titular acuerde que ingresen en prisión provisional.

Ahora, las investigaciones de la Policía Nacional se centran en localizar las botellas perdidas. Y también a sus hipotéticos compradores. Jugará a su favor el hecho de que se trate de caldos tan selectos, con un etiquetado único.

350.000 euros

Ni Toño ni José, los propietarios de Atrio, han querido hacer declaraciones. Cuando les arrebataron las botellas el pasado octubre, ambos firmaron un comunicado en el que aseguraron que tenían el "corazón roto". Les habían "arrancado" una parte de su "historia".

Y no sólo de la suya propia. El bicentenario Chateau d'Yquem, además de ser casi una pieza de museo, es el protagonista de una famosa anécdota en el mundo del vino.

[Robo de película en Cáceres: sustraen de 'la capilla Sixtina' del vino 45 botellas de gran lujo]

La pareja la consiguió en una subasta de la agencia londinense Christie's a principios de este siglo por algo más de 10.000 euros. Durante su traslado a la bodega, el cuello de la botella se rompió y el vino hubo de ser recorchado en 2001 tras un complicado proceso para no adulterar las propiedades del caldo al cambiarlo de recipiente.

Atrio custodia también el vidrio original, quebrado, dado su interés histórico. Por el momento, es el único vestigio que queda en Cáceres de este licor de 1806, que sigue apareciendo en la carta del restaurante, a 350.000 euros.

Tanto Toño como José eran conscientes de que un precio tan prohibitivo como ése mantendría probablemente a la botella en su hotel para siempre, de la que no pretendían deshacerse "ni por un millón de euros", según declararon el año pasado.

No contaban con un giro de guion como el que finalmente tuvo lugar aquel octubre. Los dos empresarios, desde entonces, sospechan que debió tratarse del encargo de, quizás, algún coleccionista, debido a la limpieza, la concreción y profesionalidad de aquel robo de película a la capilla Sixtina del vino.