Noelia Vera, exsecretaria de Estado de Igualdad.

Noelia Vera, exsecretaria de Estado de Igualdad. Europa Press

España

El abandono de Noelia Vera facilita la dilución de Podemos en el proyecto de Yolanda Díaz

La dimisión de la secretaria de Estado, conocida por su entorno desde hace 10 días, obedece a razones "puramente personales".

1 octubre, 2021 03:04

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La izquierda se tambalea. La reciente dimisión de Noelia Vera como secretaria de Estado de Igualdad ha trastocado el tablero interno de Unidas Podemos, en plena reconstrucción de cara a las próximas elecciones generales, aún lejanas en el horizonte pero que presentan varios desafíos. Para Yolanda Díaz, vicepresidenta y gran apuesta del partido, eran dos: llenar los zapatos de Pablo Iglesias y relanzar una formación con nuevo nombre, espacio político e integrantes. Ahora el segundo está más cerca que nunca.

Los planes de Díaz no coinciden necesariamente con los que para ella había trazado Pablo Iglesias cuando la designó sucesora. Por contra, la vicepresidenta lleva tiempo preparando “un nuevo proyecto país” que pasa, esta vez sí necesariamente, con reconstruir la sopa de siglas a la izquierda del PSOE, como ya adelantó el ESPAÑOL. También con firmar la paz con Íñigo Errejón y Más País, escindidos del partido a principios de 2019.

La hoja de ruta de Díaz, que ni siquiera es militante de la formación morada, estaba trazada desde antes de verano, pero tenía varios problemas para llevarse a cabo. Concretamente, tres: Ione Belarra, Irene Montero y Noelia Vera, las tres representantes del núcleo duro de Podemos que, al menos en privado, llevan varias semanas oponiéndose al lavado de cara. Como mínimo, a que Podemos no lidere la candidatura, aun cambiando de nombre.

Irene Montero, Yolanda Díaz e Ione Belarra.

Irene Montero, Yolanda Díaz e Ione Belarra.

Díaz, en su pulso particular, no quiere que los partidos ni sus ejecutivas le marquen el camino, por lo que trata de manejar ella misma los tiempos, las formas y los fondos. Los morados, por su parte, jugaban un doble juego: sintonizar con el impulso y la buena imagen de la vicepresidenta y, en paralelo, redactar un plan para no perder protagonismo y poder dentro del nuevo proyecto. La fecha elegida: el fin de semana del 8 al 10 de octubre, durante el cónclave interno.

Ahora la dimisión de Vera, conocida dentro del partido morado desde hace 10 días, ha allanado el camino para el nuevo proyecto, un frente amplio sin egos, masculinidades, ruido y peleas, adelantó la vicepresidenta entrevistada por Cadena SER. No obstante, y según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes internas de la formación, la renuncia de la secretaria de Estado de Igualdad obedece a cuestiones “puramente personales” no relacionadas con este cambio de rumbo. Una cosa no quita la otra, y ha decidido hacerlo público el mismo día de la entrevista.

Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz.

Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz. EFE

El único rumbo posible

En toda la confluencia morada tienen claro que Díaz es la única candidata que puede suplir a Iglesias e, incluso, evitar el declive que protagoniza el partido desde las elecciones de 2016, cuando unió sus siglas con Izquierda Unida. Hoy por hoy suman 35 escaños, menos de la mitad de los que lograron entonces, y la cosa no parece ir a mejor. Hacía fácil un revulsivo.

Pero nada es tan fácil. La nueva hoja de ruta necesita el soporte y firma de Ione Belarra y la ministra de Igualdad, Irene Montero, las dos cabezas visibles del partido. También el de la nueva hornada de dirigentes que han tomado responsabilidades después del último congreso, el primero de la era posterior a Iglesias: la portavoz en Madrid, Isa Serra, la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Noelia Vera, y la eurodiputada Idoia Villanueva. La negociación estaba en el aire: y de las cinco sólo quedan cuatro. Ninguna ha compartido en redes sociales la entrevista de la vicepresidenta.

Díaz, la integrante mejor valorada tanto en el Gobierno como dentro de la formación, tiene la sartén por el mango. Guste o no su discurso, nadie de los morados cuestiona su candidatura ni sus planes, al menos públicamente; en privado, muchas especulación y pocas certezas, pero alguna hay.

El "ruido y los egos" a los que se refirió en la Cadena SER no existen, parece, fuera de Podemos, y la vicepresidenta ha vuelto a sintonizar su proyecto con Alberto Garzón, con quien no siempre ha tenido la mejor de las relaciones, y con Ada Colau, a quien habría abierto la puerta para dar el salto a la política nacional. Son tiempos de buscar alianzas, consolidar relaciones y rehacer un nuevo espacio político, todavía sin nombre.

Aun con todo, renunciar a las siglas -incluso al propio “Podemos”- con tal de salvar los muebles parece ser el menor de los males. La situación no es la misma que en 2015, con el empuje social del cambio, la remontada desde la base y la movilización desde la calle. Ahora, el único clavo al que agarrarse es una política gallega, ex teniente de alcalde de Ferrol, que sólo está afiliada al Partido Comunista. “El objetivo sigue siendo el mismo: que Yolanda sea presidenta”, revelan desde su entorno.