La ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya, junto a su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu.

La ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya, junto a su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu. Efe

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Laya dice que Santa Sofía es la "casa común de cristianos y musulmanes" y Turquía la desautoriza

"No es posible abrir Santa Sofía a otros ritos religiosos que no sean el musulmán", se queja el ministro turco.

27 julio, 2020 20:40

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La ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya, se ha reunido este lunes durante su visita a Ankara con su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu, con el que ha tenido un choque durante la rueda de prensa al hilo de la reciente reconversión de la antigua basílica bizantina Santa Sofía, hasta ahora museo, en mezquita. Una polémica cultural en la que se ha notado cierta discrepancia entre los ministros.

"Para España es importante que se mantenga el espíritu de este monumento que es una casa común para cristianos ortodoxos, católicos y musulmanes, y representa la herencia de la humanidad", ha afirmado González Laya.

Acto seguido, el ministro turco ha corregido a González Laya. "Si no le he entendido mal, ha dicho que preferimos mantenerla como una casa común. Si ella se refiere a una casa común para preservar a Hagia Sophia como un lugar que es patrimonio cultural de la humanidad con todas sus características y que está abierto a todos, esto está bien. Pero si se refiere a que permanecerá como un lugar donde otras creencias también puedan rezar, no estamos de acuerdo con eso", se ha quejado Cavusoglu.

Es decir, el ministro turco acepta que Santa Sofía sea la "casa común" en sentido espiritual, aunque aclara que "no es posible" abrirlo a otros ritos religiosos que no sean el musulmán.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, firmó el 10 de julio un decreto para convertir en mezquita la antigua basílica bizantina de Santa Sofía en Estambul, función que ya cumplió durante el Imperio Otomano. El edificio, patrimonio de la humanidad, fue secularizado y convertido en museo en 1934 por un decreto ministerial que fue anulado por una decisión del máximo tribunal administrativo turco, el Danistay.