El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la videocumbre de este jueves.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la videocumbre de este jueves. Moncloa

España CORONAVIRUS

Clamor para que Sánchez delegue la desescalada en comunidades autónomas, municipios y empresas

La falta de pautas claras para la vuelta a la normalidad incentiva las peticiones de que se delegue en ámbitos más próximos al ciudadano.

24 abril, 2020 02:52

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Sin fecha definitiva para el fin del confinamiento, pero con la vista puesta en el 9 de mayo, fecha final de la última prórroga del estado de alarma pedida por Pedro Sánchez, empresas, comunidades autónomas y ayuntamientos coinciden en la necesidad de que el Gobierno delegue en ellos la desescalada a partir de unas pautas generales de actuación de las que, de momento, no hay noticias por parte del Ejecutivo.

Las primeras en pedir que se haga realidad la "desescalada asimétrica" de la que habló el presidente el pasado sábado han sido las comunidades autónomas.

En la reunión telemática que el domingo mantuvo Sánchez con los presidentes regionales, estos le pidieron que la desescalada empiece por los territorios menos afectados y se extienda progresivamente al resto a partir de la evidencia de que no es lo mismo un pueblo sin apenas infectados que una gran ciudad como Sevilla, Valencia, Barcelona o Madrid.  

Prácticamente todas las comunidades se han mostrado partidarias de una salida asimétrica del confinamiento, pero las que han llevado la voz cantante son Andalucía, las dos Castillas, la Comunidad Valenciana, Aragón, Cataluña y el País Vasco. Los presidentes regionales pidieron este domingo "criterios claros" para el desconfinamiento.

Según un sondeo de EL ESPAÑOL, el grado de satisfacción de los españoles con sus comunidades es mayor que con el propio Gobierno, y sólo inferior al del Ejército, los fuerzos y cuerpos de seguridad del Estado y el personal sanitario. 

Estudio serológico

La exigencia de una pauta de criterios claros ha sido obviada de momento por el Gobierno. Si alguna conclusión se ha podido extraer de las muchas ruedas de prensa que sus ministros y expertos han ofrecido durante los últimos días es que el criterio principal será el de la protección de la salud de los ciudadanos. "España aún no está en fase de desescalada", dijo ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa.

"Hay que ir viendo día a día cómo evoluciona la pandemia y si en función de ello se puede tomar alguna medida de alivio en el confinamiento", añadió. "No sería justo no adoptarla, pero se irá con mucha cautela". 

Una de las principales herramientas para determinar cómo se producirá el desconfinamiento en su momento es un test serológico que debe mostrar el grado de impacto del Covid-19 entre los ciudadanos españoles. El estudio debería haberse iniciado hace tras semanas, pero Illa anunció ayer que este no comenzará hasta la semana que viene. 

El estudio será llevado a cabo por el Instituto Nacional de Salud Carlos III, pero a través de los distintos servicios de salud de las comunidades autónomas. En él también colaborará el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Para el estudio se han escogido 36.000 hogares al azar que comprenden un total de 60.000 ciudadanos. Estas personas serán convocadas por teléfono y su participación en el estudio será voluntaria. El estudio dará como resultado una fotografía del impacto del virus por provincias, pero no por ayuntamientos.

Finales de junio 

Precisamente la duración del estudio, que está previsto que se alargue durante dos meses, ha sido una de las quejas de comunidades y ayuntamientos dado que retrasa hasta finales de junio el conocimiento de un dato clave para el desconfinamiento. Es decir, mucho más allá del final de la fecha de la última prórroga solicitada por el presidente. El Gobierno se ha ofrecido, no obstante, a comunicar los resultados parciales del estudio a medida que disponga de estos

También los ayuntamientos han pedido que la desescalada recaiga en sus manos dentro de sus respectivos ámbitos de competencia. El Gobierno ya ha informado a los alcaldes de que la desescalada será asimétrica y que ellos tendrán un papel decisivo a la hora de implantar la vuelta a la vida normal.

La vicepresidenta cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, se reunió este jueves por la tarde con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para informarles de que en la futura fase de levantamiento del confinamiento –aún sin determinar la fecha– "se requerirá un papel muy activo de los responsables del ámbito local"

Ribera, que estuvo acompañada por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, se conectó sin embargo a la reunión sin ofrecer pautas ni guías que sirvieran como base para que los alcaldes puedan empezar a dibujar cómo debería ser en su respectivo municipio el levantamiento de prohibiciones.

La vicepresidenta cuarta, la persona a la que Pedro Sánchez encargó personalmente el plan de desconfinamiento, únicamente adelantó que el Gobierno central marcará la desescalada según las pautas que indiquen los técnicos sanitarios que avalan cada decisión que toma Moncloa. 

Poca planificación

La futura nueva normalidad requiere pensar en cómo será la vida de cada ciudadano hasta que llegue la cura para el coronavirus. Ribera solo deslizó que probablemente haya un "rechazo ciudadano" a utilizar el transporte público en las ciudades por miedo al contagio. Para ello, pidió a los representantes municipales que piensen qué normas se deben implantar en el espacio público para que se respeten las medidas de distancia social obligatorias para evitar contagios.

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, del PP, tildó de "decepcionante" el encuentro con el Gobierno. "Ninguna información relevante. Queda patente que Sánchez no tiene planificada la desescalada".

Las grandes compañías españolas preparan, por su parte, la salida del confinamiento desde hace varias semanas. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, las empresas ultiman sus planes para una vuelta escalonada a los puestos de trabajo. El llamado 'día D+1' será el momento en que el Gobierno dará el pistoletazo de salida para que la actividad social y comercial se ponga en marcha.

Gigantes como Santander, Telefónica, BBVA, Vodafone o Inditex han formado ya grupos específicos de primer nivel que trabajan en los planes de contingencia para reiniciar su actividad cuando el Ejecutivo y el Ministerio de Sanidad lo permitan

Un ejemplo es el del presidente de Naturhouse, Félix Revuelta, que en el programa El Cascabel de TRECE ha pedido darle "a los alcaldes la capacidad de análisis para poder abrir" los municipios donde el coronavirus esté más controlado. "He podido hablar con varios alcaldes que me dicen que no han tenido ningún caso, las zonas más saturadas son las más grandes".

Así, al igual que los expertos, Revuelta apuesta por un desconfinamiento por zonas, contando con la opinión de los regidores locales, que son los que están más cerca del problema. "Tenemos que empezar a ver cómo poder abrir los negocios para que esto no sea tan grave".

No obstante, los empresarios también echan en falta una actitud más proactiva del Ejecutivo de Sánchez para facilitar la paulatina vuelta a la normalidad, tanto mediante la realización de test masivos como mediante la puesta sobre la mesa de planes sectoriales de desescalamiento que estén disponibles lo antes posible.

Miles de empleados 

En el caso de los test, ninguna empresa podrá volver a la normalidad –y a sus centros de trabajo– si no saben con exactitud quiénes están sanos y quiénes han pasado la enfermedad durante el confinamiento. Y en compañías con plantillas de varios miles de empleados en todo el territorio español, este dato es fundamental para poder volver a la actividad de manera escalonada y respetando las directrices sanitarias.

La segunda gran preocupación es la acción del Gobierno. El Ejecutivo insiste en centralizar la desescalada del confinamiento en el grupo que coordina la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, pero las grandes empresas demandan una acción más rápida, más focalizada y más descentralizada respecto a los protocolos que deberán comenzar a utilizar en menos de un mes.

El propio presidente de Gobierno ha indicado que prepara las primeras medidas de vuelta a la normalidad para mediados de mayo, una fecha con la que también trabajan desde hace varios días las grandes empresas españolas. Sería el comienzo de un largo y muy planificado proceso que hay que preparar con todo lujo de detalles y en el que no cabe la improvisación empresarial.

Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL indican que el Gobierno, a través del Ministerio de Asuntos Económicos y de Industria, se está reuniendo con las patronales sectoriales para recibir las sugerencias para la desescalada de cada área económica.

Cada sector dice saber qué tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo exactamente. Pero también exigen del Gobierno pautas claras y coordinadas para saber que están en la buena dirección y poder trabajar con normalidad en esos planes.

Protocolos unificados

Desde el Ministerio de Industria de Reyes Maroto se indica a las patronales que la desescalada está más próxima y se alienta a las empresas a que elaboren sus protocolos. Pero no se sabe cuándo se entregarán –si es que se entregan– las esperadas guías de vuelta a la normalidad y los protocolos unificados que las empresas deberán respetar en el futuro.

En esta línea, hay varias empresas que opinan que lo mejor sería dejar en manos de las empresas –que saben mejor que nadie qué se necesita para desescalar– la ejecución detallada de la vuelta a la normalidad

Del mismo modo, también se critica que desde el ministerio de Trabajo se siga enviando el mensaje de que la desescalada no está en marcha y de que la prioridad es la seguridad y la salud de los trabajadores. No ha sentado bien entre algunos grandes del IBEX que desde una parte del Ejecutivo se haya puesto en cuestión su compromiso con la seguridad de sus plantillas. Y así lo han transmitido públicamente dichas empresas.

No es un problema de plazos. Todas las grandes empresas saben que es difícil comprometerse a una fecha concreta, pero sí piden saber a qué atenerse una vez todo vuelva a la normalidad. Consideran que la improvisación es el peor de los males para este tipo de situaciones, por lo que piden que, una vez conocidos los protocolos básicos, puedan trabajar con tranquilidad y sin el control gubernamental.

Para ello están trabajando en base a tres pilares. La información que reciben a cuentagotas desde el Gobierno. Las negociaciones con sus sindicatos. Y la recopilación de experiencias internacionales que puedan ayudar a afinar estos proyectos.