Momento en el que la Guardia Civil detiene a los secuestradores.

Momento en el que la Guardia Civil detiene a los secuestradores. GC

España

El hombre inocente que ha sobrevivido a dos secuestros por la deuda de un familiar

Un "negocio turbio" entre un ciudadano español y una peligrosa banda criminal francesa terminó por involucrar a este vecino de Rentería, sin ninguna implicación en los hechos.

18 enero, 2018 03:43

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Un vecino de Rentería (Guipúzcoa) ha sufrido dos secuestros por los mismos criminales: uno en 2012 y el segundo en diciembre de 2017. Los captores buscaban saldar una deuda que un familiar de la víctima contrajo con ellos varios años atrás, tras un turbio negocio fallido. El hombre retenido contra su voluntad sufrió torturas y extorsiones, mientras que los criminales exigían una cantidad concreta para saldar la deuda: medio millón de euros. Pese a las heridas sufridas, el cautivo logró sobrevivir y salir de aquel infierno.

El relato de esta historia se remonta a 2010, cuando un ciudadano español arrancó una serie de "negocios turbios" con una banda criminal francesa. "Muy peligrosa", añaden fuentes de la investigación.

Aquella organización tenía varias ramificaciones en su actividad, que iba desde la extorsión hasta el tráfico de drogas. Contaban, además, con lazos que les unían con mafias magrebíes. 

El ciudadano español y los criminales franceses acordaron un negocio que, por un motivo u otro, no salió como estaba previsto. El primero desapareció del mapa y los segundos, que le exigían una importante cantidad de dinero, le juraron venganza

Esa vendetta se concretó en 2012. La banda criminal, arrastrando su hartazgo por no encontrar al ciudadano español que les adeudaba el dinero, decidieron secuestrar a uno de sus familiares. Así, pusieron el foco sobre un hombre que vivía en Rentería.

Al filo de la mañana, secuestraron a su objetivo cuando salía de casa. Le propinaron varios golpes y, por la fuerza, lo introdujeron a bordo de un vehículo dispuesto para el secuestro. Los asaltantes iban fuertemente armados, con fusiles y armas cortas. "No se andaban con chiquitas", cuentan las mismas fuentes.

Los miembros de aquella banda criminal tenían clara lo que querían: cobrar aquella cantidad que exigían. Estaban dispuestos a todo para lograrlo.

Por eso, trasladaron a la víctima hasta la ciudad francesa de Toulouse, donde la retuvieron contra su voluntad. Allí le dieron varias palizas, al mismo tiempo que telefoneaban a la familia del secuestrado para exigir el dinero.

Aquel infierno terminó tras varios días gracias a un operativo coordinado entre la Gendarmería francesa y la Ertzaintza, que permitió la liberación de la víctima y la detención de cinco criminales. Además se intervinieron dos fusiles de asalto, una pistola y un revólver.

El segundo secuestro

Aquella historia que parecía haber concluido todavía iba a recorrer otro capítulo. Los cinco criminales encarcelados rumiaron su venganza durante su estancia en prisión. Dos de ellos quedaron en libertad hace unos meses e inmediatamente pusieron en marcha su plan.

Su primer paso fue contratar a dos sicarios. Creían que entre los dos solos no serían capaces de secuestrar de nuevo a la misma víctima, retenerla durante varios días y sostener toda la logística que requería el proyecto.

La relación entre los dos criminales recién salidos de prisión y los dos sicarios no era del todo fluida. Con todo, decidieron seguir adelante con la propuesta.

En el teléfono, la voz de los criminales sonaba dura, decidida: "500.000 euros o lo matamos".

El 9 de diciembre de 2017, repitiendo el mismo guión que en 2012, asaltaron al mismo vecino de Rentería y le propinaron una paliza. Por la fuerza, de nuevo, lo introdujeron a bordo de un vehículo estacionado en las inmediaciones.

La historia se repetía. ¿La víctima podría haber tomado más medidas de seguridad tras el secuestro registrado cinco años atrás? Es posible. Pero seguramente nunca imaginó que un grupo de criminales lo iban a retener contra su voluntad. Y mucho menos que esa escena se volvería a repetir.

Fuentes de la investigación detallan que los captores trasladaron al cautivo a un piso de la ciudad de Alicante. ¿Por qué a esta ciudad? Todavía es un misterio. Desde allí telefonearon a un hermano de la víctima, recordándole que un familiar les adeudaba una cantidad desde 2010.

En el teléfono, la voz de los criminales sonaba dura, decidida: "500.000 euros o lo matamos". "Los criminales habían hecho cuentas -apuntan fuentes implicadas en las pesquisas-. Consideraban que ese medio millón de euros incluía la deuda inicial, los intereses por la demora y el dinero que habían desembolsado para contratar a los dos sicarios".

48 horas entre la vida y la muerte

La existencia del secuestrado bailó como un péndulo durante 48 horas. Sus captores debatían entre matarlo o asesinarlo. Al mismo tiempo, insistían en su mensaje: "500.000 euros o lo matamos". 

Por entonces, ya se había montado un fuerte dispositivo policial para tratar de liberar al cautivo. Un hermano de la víctima había interpuesto una denuncia ante la Ertzaintza. La Policía Autonómica Vasca trasladó los hechos a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. 

La Ertzaintza aportó el historial de la víctima. Si este vecino de Rentería ya había sido secuestrado en 2012, cabía la posibilidad de que los mismos criminales hubieran repetido el procedimiento. Con esta hipótesis entre las manos -que resultó ser cierta-, era fundamental trabajar a contrarreloj: se trata de hombres muy peligrosos, dispuestos a todo para conseguir sus objetivos.

Volvamos a ese piso de Alicante. A medida que pasan las horas, los captores se van poniendo nerviosos. La relación entre los criminales franceses que acababan de salir de la cárcel y los sicarios que habían contratado no era buena. La presión del cautiverio terminó por detonar aquella relación.

Decidieron poner punto y final a la historia. Iban a matar al secuestrado.

Criminales y cautivo montaron a bordo de dos coches con la intención de cruzar la frontera rumbo a Francia. El primer vehículo actuaba como lanzadera, detectando posibles controles policiales para advertir al segundo.

La Guardia Civil, no obstante, fue más rápida que los secuestradores. Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Unidad Especial de Intervención (UEI) detuvieron uno de los vehículos en una estación de servicio de L’Arboç del Penedés (Tarragona), donde se liberó al rehén y se arrestó a dos de los secuestradores.

El otro coche fue interceptado a la altura del peaje de La Jonquera (Girona). A uno de sus ocupantes se le requisó una pistola tipo "Táser" simulada en un teléfono móvil y diverso material directamente relacionado con la comisión de los hechos.

El vecino de Rentería recién liberado tenía el cuerpo lleno de heridas provocadas por las múltiples palizas que recibió. Se reencontró con su familia en dependencias policiales de la Ertzaintza en Oiartzun (Guipúzcoa). 

Los cuatro detenidos, de entre 27 y 40 años de edad, fueron puestos a disposición de los Juzgados de Guardia de los lugares en que se produjeron las detenciones, decretándose ingreso en prisión para todos ellos.

Un quinto detenido

La historia no se ha conocido hasta esta semana, puesto que los agentes aún mantenían activo el operativo -conocido con el nombre de Bahiketa [secuestro, en euskera]-. Este lunes, la Guardia Civil detuvo a una quinta persona en Alicante a la que se le acusa de brindar apoyo logístico a los secuestradores.

Desde este segundo secuestro, el vecino de Rentería -que no tenía ninguna implicación con ningún hecho delictivo relacionado con esta historia- disfruta de su libertad. No hay rastro de su familiar, aquel que se implicó en "negocios turbios" con la banda criminal francesa dispuesta a todo para cobrar su deuda.