Carles Puigdemont, durante un acto a favor de la independencia.

Carles Puigdemont, durante un acto a favor de la independencia. Efe

España Desafío Independentista

Un miembro del Govern de Puigdemont hizo de 'topo' para los servicios secretos

Número dos de una conselleria, filtró información clave del Ejecutivo catalán en días como el referéndum del 1-O. 

17 noviembre, 2017 02:31
Daniel Montero Alejandro Requeijo

De cara a la opinión pública, la relación entre el Govern de Carles Puigdemont y el Ejecutivo de Mariano Rajoy era de oposición frontal. Un choque de trenes desde que la mitad del Parlament decidiera en septiembre realizar un referéndum que fuera el primer paso para su independencia. Sin embargo y según ha podido conocer EL ESPAÑOL, el Gobierno de Rajoy contó en varias ocasiones con un as en la manga; la información aportada por el número dos de una conselleria, que alertaba de las tensiones, las discrepancias y los movimientos de los miembros del Ejecutivo autonómico para conseguir la independencia.

Este diario ha obtenido varias pruebas de la colaboración de este confidente, que forma parte del núcleo más cercano al expresidente catalán y mantenía abierta una línea de colaboración. Evidencias que no serán publicadas para salvaguardar la identidad de las fuentes, y que reflejan un intercambio de información con personas vinculadas a la Seguridad del Estado al menos desde el pasado mes de julio.

En ese momento, el equipo de Gobierno de Puigdemont sufrió una de las remodelaciones más importantes de cara a la independencia. El 3 de julio de 2017, el expresidente catalán, que comparecerá este viernes ante la Justicia belga, cesó por pérdida de confianza a Jordi Baiget, hasta entonces conseller de Empresa.

Esa misma mañana, Baiget protagonizaba una entrevista en el diario El Punt Avui donde mostraba públicamente sus dudas por el camino emprendido por Puigdemont. “Probablemente no podamos hacer el referéndum. Tendremos que hacer algo diferente”, explicaba Baiget, que mantenía poder “aguantar la prisión, pero no si van contra mi patrimonio”. Esa misma tarde, el presidente catalán le cesó por pérdida de confianza. En su lugar, nombró conseller a Santi Vila, el único de los líderes autonómicos que no se negó a declarar en la Audiencia Nacional y pudo salir bajo fianza.

Un gobierno tras el gobierno

Tras la publicación de la entrevista de Baiget y las declaraciones públicas que rompían el consenso en el bloque nacionalista, el pulso entre moderados y separatistas radicales dentro del Govern se tornó en un elemento clave para la Seguridad del Estado. Era importante detectar las grietas. Y fue ahí donde las informaciones aportadas por número dos de un área de la Administración catalana sirvieron para centrar la posición de cada miembro del Ejecutivo catalán de cara a las elecciones del 1-O y la Declaración Unilateral de Independencia posterior. 

En ese momento, la información llegó bajo la voluntad de abrir una línea de comunicación discreta y soterrada por parte de un ala más moderada dentro del Ejecutivo autonómico. Y sirvió para confirmar la ascendencia real de varias personas sin cargo político en la estrategia real desarrollada por Puigdemont y los suyos. Nombres como el del expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sánchez, que desde prisión ha confirmado este jueves que deja la entidad para ser el número dos en las listas de Junts Per Catalunya,  o el del empresario y exconseller en la época de Pascual Maragall Xavier Vendrell, sobre el que el el confidente alertaba de su beligerancia.

El pasado nueve de septiembre, Vendrell amenazó públicamente a los partidos contrarios a la celebración del referéndum del 1-O en Cataluña: “Id con cuidado. Estamos en un momento histórico y nos acordaremos todos del papel que ha hecho cada uno”, declaró Vendrell en un acto convocado por la ANC.

Un grifo cerrado

Otro de los momentos más importantes de esta colaboración, según confirman a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de ella, se produjo durante la jornada del 1-O. Desde primera hora, el alto cargo del Govern suministró datos concretos sobre las intenciones y los movimientos de Carles Puigdemont y varios consellers, encaminados a criticar las actuaciones policiales encaminadas a decomisar las urnas electorales, después de que el Tribunal Constitucional declarara que la consulta era ilegal.

Sin embargo, el flujo de información importante desde el seno del Ejecutivo de Puigdemont se frenó de forma paulatina tras la celebración del referéndum y la aprobación de la Ley de Transitoriedad que debía derivar en la independencia unilateral de la comunidad autónoma. ¿El motivo? fuentes vinculadas a la Seguridad del Estado explican que, desde aquel momento, el Govern de Puigdemon puso en marcha en todo su Ejecutivo el mecanismo que sirvió para garantizar la existencia de urnas en el referéndum pese a las investigaciones judiciales. Un sistema de compartimentos estancos donde cada responsable de área, cada conseller y cada secretario general conocía únicamente las labores que le eran encomendadas. Y que hizo mucho más complicado tener una visión global y completa de los planes independentistas.