Pol Pareja Alberto Gamazo

Lionel tiene 49 años y lleva ya uno viviendo en un cajero a tocar de la parada de metro de Llucmajor, en el barrio de la Guineueta. Ha pasado por todo tipo de centros, pero desde hace unos meses se ha instalado en este local de La Caixa y asegura que conoce incluso al director de la sucursal. Este rumano de tez rojiza y arrugada pasará a engrosar, unas horas después de conocerle, la lista de 914 personas que duermen en la calle en Barcelona. Por tercera vez en los últimos 8 años, una red de 1.000 voluntarios ha realizado durante la madrugada de este miércoles un recuento exhaustivo de todas las personas que duermen al raso en la ciudad.

La noche empieza a las 10 en un piso del centro de la ciudad. Hay café, té, zumos y unos pequeños bocadillos encima de una mesa. Varios voluntarios ultiman los preparativos de una noche en la que 32 entidades sociales de Barcelona se coordinan para actuar conjuntamente. Los responsables de la red de atención a personas sin hogar (XAPSLL, en su siglas en catalán) dan unas cuantas indicaciones básicas a los presentes: nada de preguntar ni despertar a nadie. Prohibido ir sólo. Tampoco puede aparecer en ninguna foto el rostro de algún sintecho o cualquier elemento que le identifique. “Detrás de cada persona que duerme en la calle hay una historia, una vida”, recuerda Jesús Ruiz, portavoz de la XAPSLL. “Pero hoy el objetivo es contabilizarlos”.

Un recuento exhaustivo


Antes de asignarnos un equipo de recuento, Ruiz recuerda que por primera vez se peinará la totalidad de las calles de Barcelona. No se dejará ni una sin revisar gracias a los 930 voluntarios que participarán en el recuento. Estos voluntarios se han repartido en 216 grupos de entre 3 y 6 personas. Cada equipo tiene asignada una zona concreta de un barrio y se le ha indicado en un mapa las calles que tiene que revisar. Su tarea será supervisada por 20 coordinadores de distrito que han sido repartidos por la ciudad.

Los anteriores recuentos -realizados en 2008 y 2011- no fueron tan exhaustivos y se dejaron algunas zonas sin revisar. En la primera batida se localizaron 634 personas durmiendo en la calle. En la de 2011 ya fueron 838. La pasada madrugada se contabilizaron 914. Este año, además, los voluntarios deberán introducir la localización de cada sintecho en una aplicación que centralizará toda la información. A parte de la localización tienen que precisar su sexo, si cuenta con algún animal de compañía y describir en qué tipo de sitio pernoctan. El objetivo es conocer mejor las costumbres de estas personas para así poder diseñar con éxito políticas públicas para acabar o mejorar la situación de este colectivo.

Empieza la búsqueda


El equipo que nos asignan está formado por tres mujeres de 24, 32 y 34 años y tiene que revisar el barrio de la Guineueta. La zona se encuentra en Nou Barris, el distrito que cuenta con la renta familiar más baja de la ciudad. Las tres voluntarias trabajan como asistentas sociales o educadoras, dos de ellas en un centro del mismo barrio. A pesar de trabajar en el sector, es la primera vez que recorren la calle para contabilizar a personas sin hogar.


“Faltan dos minutos”, dice mirando al reloj Cristina Huerto, una de las voluntarias. Cuando tocan las 12 en punto la comitiva se pone en marcha, observando en todo momento las calles que se les han asignado en un mapa. “No empezamos antes de las 12 porque el objetivo es ver cuántos duermen efectivamente en la calle”, precisa Marta Lorite, otra de las voluntarias.

Nada más empezar se encuentran en el primer cajero a Lionel, que pernocta junto a un compañero que prefiere no salir a saludar. Tras anotar los datos en la aplicación y en una hoja de papel, continúan su periplo por el distrito. Las tres voluntarias escudriñan detenidamente todos los rincones de las calles asignadas: porterías, patios interiores, parkings, parques, interiores de los vehículos… Cuando encuentran a personas durmiendo en la calle, bajan el tono de voz y pasan por su lado sigilosamente para no despertarlas.

“Son personas con una situación muy complicada: aislados de su familia o de cualquier recurso”, explica Itziar Ruiz, otra de las voluntarias que durante el día dirige un centro de acogida en Nou Barris. “Es enriquecedor, sin embargo, poder potenciar sus capacidades y ver como mejoran ciertas cosas”, añade mientras revisa un callejón.

Cuando las voluntarias ya llevan casi una hora de recuento, encuentran a una mujer joven durmiendo en un cajero. Ruiz explica que las mujeres sólo representan un 7% de las personas que duermen en la calle. “Tienen un handicap especial ya que son más vulnerables”, detalla esta trabajadora social. “Se pueden proteger menos ante casos de violencia o abusos”. En el recuento de 2011, sólo se localizaron 59 mujeres durmiendo en la calle por 607 hombres en la misma situación. El resto, 172, no se pudo determinar.

Los voluntarios se reencuentran


Los distintos equipos de recuento se van encontrando por la calle a medida que avanza la batida y llegan a los límites de su área asignada. Los cuatro grupos que debían revisar la Guineueta se acaban fundiendo en uno y el resto de voluntarios echa una mano al equipo que todavía no ha peinado todas sus calles.

Entre los voluntarios que se van agrupando predominan los trabajadores sociales, pero también se encuentran perfiles como el de Joan Muntané, un administrativo de 54 años que ha participado en todos los recuentos hasta la fecha. “Parece que no, pero lo que hacemos tiene mucha importancia”, explica. “Sin voluntarios no se podría peinar la ciudad de esta manera”. Otros, como Laia Erredias, se han desplazado desde otras localidades para estar en el recuento de esta noche. “Cuando ves los resultados que tiene tu trabajo, te dan fuerzas para continuar ayudando a este colectivo”, afirma mientras anota cosas en un papel con información sobre el recuento.

Sobre las 2 de la madrugada, los voluntarios dan por finalizado su trabajo. Todos los miembros asignados a la Guineueta se reúnen con el coordinador del distrito, a quién le entregan unas carpetas azules con todos los papeles que han ido rellenando. El equipo que hemos acompañado ha localizado a 11 personas sin hogar en apenas dos horas. Al día siguiente dejarán de ser un simple número y volverán a ser personas con una historia y una vida detrás.