El exgerente de Imelsa Marcos Benavent/Juan Carlos Cárdenas/EFE

El exgerente de Imelsa Marcos Benavent/Juan Carlos Cárdenas/EFE

España CASO IMELSA

La Diputación de Valencia pagó 37.607 euros a un sindicalista por trabajar un solo día

Recibió el sueldo por su labor durante el año nuevo de 2008, festivo nacional, por lo que ni siquiera acudió a su puesto.

18 mayo, 2016 18:49
Daniel Montero Esteban Urreiztieta

La Diputación de Valencia pagó -por medio de la empresa pública Imelsa- 37.607 euros a un delegado sindical de UGT llamado Honorio Estornell. Y lo hizo, según los informes de la Guardia Civil, por ir a trabajar un solo día. Según la documentación presentada en el sumario del caso. Estornell recibió los fondos por estar contratado en Imelsa el 1 de enero de 2008, que para colmo, era festivo nacional "por lo que presumiblemente no hubiera trabajado", explican los agentes encargados del caso. "Es parecer del agente informante que resulta ciertamente desproporcionada la percepción económica percibida", refleja el informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO). 

El documento analiza la declaración el pasado 22 de setiembre de Marcos Benavent, gerente de la empresa pública y que reconoció ante el juez que la empresa era en realidad una herramienta de colocación para los distintos partidos. Benavent reconoció ante el juez que "todos" los empleados de la sociedad había sido enchufados por distintos responsables públicos "a excepción de dos". El sumario del caso refleja incluso cómo Imelsa pagó el sueldo a un empleado cuyo trabajo real era ser centrocampista en el Olimpic de Xàtiva, el equipo de fútbol presidido por el expresidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus.

Los informes de la UCO reflejan que los distintos partidos políticos utilizaban dos tácticas distintas para favorecer a sus protegidos. La primera consistía en contratar a distintas personas sin que pasaran proceso de selección alguno. La Guardia Civil ha confirmado que varios de ellos ni siquiera trabajaban en realidad para Imelsa. La segunda táctica era despedir a los trabajadores con indemnizaciones que en realidad no les correspondían. "Allí todo el mundo se fue con 45 días por año", reconoció Marcos Benavent al juez en su declaración. En el caso del sindicalista de UGT, Estornell se embolsó 72.251 euros por su despido tras estar dado de alta cinco años en la empresa.