La confianza, ese tenue velo que se teje entre las personas que comparten un mismo objetivo, se esfumó este jueves entre José Manuel Soria y sus compañeros del Gobierno en funciones. La difusión de documentos que demuestran que el ministro de Industria utilizó dos empresas pantallas para ocultar que durante una década fue el administrador de una sociedad –Mechanical Trading Limited- situada en el paraíso fiscal de Jersey, fue el detonante de esta situación.

Lo más sorprendente es que el velo no se rasgó, sino que se disolvió prácticamente de un momento a otro. Por la mañana, aún había ministros dispuestos a extenderle su apoyo, pero al caer la noche, la soledad de Soria era absoluta. Personas de confianza del ministro señalaron que éste fue incapaz de explicarles el origen de los papeles de Jersey. “Si no lo puede explicar, es mejor que se ahorre la comparecencia del lunes y presente su dimisión ya. Un nuevo papel que desmienta su comparecencia parlamentaria dañaría irremediablemente al Gobierno y al PP”, confesó un alto cargo.

Ministros que habían apoyado públicamente a Soria, como Luis de Guindos o José Manuel García-Margallo, ayer callaron. La situación es insólita porque todo el mundo recuerda que Soria fue incluido en el Ejecutivo porque Rajoy quería señalar que había quedado rehabilitado ante acusaciones de corrupción previas que no se confirmaron.

Soria se recluyó desde el miércoles en Canarias para preparar su comparecencia del lunes en el Parlamento. Para eso contactó a los dos socios de su padre Manuel Kadi y Tomás Poggio y a su hermano para reconstruir los hechos. Ha formado un gabinete de crisis para reunir todos los documentos posibles. Sin embargo, ha reconocido que lo sucedido es complejo de explicar y que la opinión pública no lo va a entender.

La aparición en la operativa empresarial del ministro de la compañía Canal Trust, fiduciaria de la opaca BBV Privanza, filial del banco en el paraíso fiscal de Jersey, ya encendió el martes todas las alarmas. El escándalo de BBV Privanza, investigado por el juez Baltasar Garzón a comienzos del siglo XXI, fue el que puso fin al dominio de las familias banqueras de Neguri en el banco que era fruto de la fusión de Argentaria y del Banco Bilbao Vizcaya (BBV).

Según el auto de juez Garzón de 2002, Canal Trust "era utilizada para establecer estructuras o trusts directamente encaminados a ocultar, frente a terceros, importantes cantidades". Canal Trust fue utilizada –paradojas- para pagar comisiones a Hugo Chávez a finales de los años 90, una figura emergente de la política en Venezuela, donde el BBV tenía intereses.

El problema del ministro no es penal –no es ilegal tener sociedades en paraísos fiscales, lo sancionable es evadir impuestos, pero incluso así la infracción estaría prescrita- sino político. Soria no ha sido capaz de explicarse de manera clara, porque confió su desmentido a su memoria y ésta ha demostrado ser frágil o algo peor. El ministro ha cometido los mismos errores que cometió Gary Hart, cuando era el candidato favorito de los demócratas para las elecciones presidenciales de 1988 en EEUU. Un año antes, en la primavera de 1987, Hart desafió a los periodistas a que demostraran que los rumores de que era infiel a su mujer eran ciertos. Y la prensa lo hizo. Con fotos.

El caso Soria, además de la facilidad con que se pierde la confianza que cuesta tanto construir, dejó este jueves una lección delicada para los miembros del Gobierno de Mariano Rajoy. Quizá fue el contraste entre la victoria del Atlético de Madrid –hay varios ministros rojiblancos, entre ellos Guindos, Catalá y Montoro- y la situación del Gobierno en funciones, pero algunos sintieron que ya no tienen un futuro que compartir.