El ex eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja. / Reportaje gráfico: Moeh Atitar

El ex eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja. / Reportaje gráfico: Moeh Atitar

España Entrevista con Jaime Mayor Oreja

Mayor Oreja: "Esto va a terminar como el rosario de la aurora, con un Frente Popular plebiscitado"

El ex dirigente del PP que estuvo en la "trinidad" de la que Aznar nombró sucesor vaticina que pronto se verá "la catástrofe" que se atisba en el horizonte.

1 febrero, 2016 02:32

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Jaime Mayor Oreja es, como apela su primer apellido, uno de los más mayores 'ex' de España. Ex ministro del Interior, ex líder del PP vasco, ex diputado en el Congreso, ex diputado en el Parlamento vasco, ex parlamentario europeo como cabeza de lista del PP, ex miembro de la trinidad Rato-Rajoy-Mayor de la que el dedo de Aznar eligió sucesor. Ahora se siente feliz, no por haberse quedado fuera, visto lo visto, sino por haber sido abuelo tres veces en enero. Feliz y preocupado por la situación del PP y por la marcha de España.

¿Qué le pasa al PP, embargado por la corrupción?

Si se refiere a lo de Valencia, es sólo una triste confirmación de una realidad. No creo que altere lo que tiene que pasar. Más allá del PP, es la confirmación de una crisis moral en el seno de la sociedad, sin que ello signifique atenuante alguno. En Valencia todo ha sido algo más explosivo.

Y tanto. De momento, ha desembocado en una gestora.

Sí, pero, al final, es una crisis de la sociedad en general. Esta corrupción generalizada es la expresión de una sociedad líquida, sin referencias sólidas y ya sabemos que el dinero es la máxima expresión de la fluidez. Vivimos en una sociedad que se ha creído rica y ha querido ser más rica de manera rápida.

Pero la corrupción debe tener consecuencias políticas. Rato, camino de la cárcel; Rajoy y la corrupción en la financiación del PP…

Está claro que estamos en un momento de final de régimen constitucional. En vísperas, lamentablemente, de una II Transición, de un cambio radical respecto de la primera. Eso significa que el espacio político del centro derecha español, el del PP, tiene un reto de regeneración, de refundación, de rectificación. Hay un estallido de una situación. Hay una decadencia, una degeneración. Se abre una etapa nada tranquilizadora. Esta segunda transición está diseñada para que la derecha no se adapte a ella y quede marginada.

Y para que el PP sobreviva es urgente que se refunde…

Primero hay que saber ver cuál va ser el nuevo escenario. La gran cuestión es saber si lo que vamos a vivir es la lógica de un proceso o es una decisión de Sánchez…

El PP tiene el reto de hacer una refundación, de una regeneración, de una rectificación

¿Un proceso? ¿La decisión de Sánchez? ¿A qué se refiere?

Yo creo que esto es la lógica de un proceso. Nos equivocamos cuando analizamos lo que vivimos como una fotografía de enero de 2016. Mire, ha habido dos procesos que han ido madurando. Uno, la culminación de una dinámica nacionalista; en paralelo, un vista a la izquierda. Van en paralelo, pero que al final son convergentes. Esto tiene una fotografía muy clara cuando el Gobierno Zapatero negocia con ETA.

Sólo le faltaba a Zapatero de que se le responsabilice también de esto.

ETA y Zapatero aparcan la autodeterminación y pactan un nuevo escenario. Lo dice ETA en su comunicado de hace cuatro meses. Pactan una nueva España en el ámbito moral y territorial. La convergencia del vista a la izquierda y del proceso nacionalista se materializa en un Frente Popular Populista Municipalizado. Cuando en Navarra, Bildu se entiende con Podemos y con el PNV. O cuando en Madrid el PSOE se entiende con Carmena. Lo que va a pasar en el Gobierno de España, ¿qué es? ¿El resultado de la decisión de Sánchez o es el resultado de un proceso larvado en España desde hace años? De la manera que sea pero al final habrá un Frente Popular Populista Nacionalista, en un nuevo escenario en el que estará excluido solamente el PP.

El Frente Popular del siglo XXI…

El proceso es lógico, aunque tiene una culminación dificilísima. Pero están obligados a hacerla. ¿Cómo el PSOE va a llegar a un acuerdo con Podemos?, nos preguntamos. ¿Pero no están obligados ya? Puedes decir: no, nuevas elecciones. Pero unas nuevas elecciones son una oportunidad para la derecha española y las izquierdas no van a dársela al PP. Si ahora la derecha no puede ser investida, sea quien sea el candidato, izquierda y nacionalistas llegarán a un apaño.

Es innegable que en el PSOE hay un debate interno fortísimo.

Porque algunos, cuando ven la culminación del proceso que ellos iniciaron, se asustan. Se ha engendrado un monstruo. ¿Pero qué fuerza moral tienen si ellos son parte del proceso? Si los que decidieron el pacto con ETA en un nuevo escenario son históricos del PSOE, cómo van a descalificar a Sánchez. Lo más que pueden hacer es levantar la voz y decir, “no, no es esto, no es esto”, emulando a Ortega en la II República. No es esto, pero ustedes han sido aprendices de brujo. Esa obsesión de movilizar a la izquierda desde la mayoría absoluta en el 2000 con Aznar.

¿A qué históricos del PSOE se refiere?

González, Rubalcaba, Zapatero... Cada uno de ellos ha tenido una participación en el vista a la izquierda. La movilización por el Prestige, la guerra de Irak… La derecha cometió un pecado imperdonable: la mayoría absoluta. La experiencia histórica de la II República es similar, con la victoria de la CEDA en 1933. Estamos repitiendo los mismos vicios de la peor Historia de España.

¿Cómo valora el resultado del Comité Federal del PSOE del sábado pasado?

Para Sánchez ha sido una prueba superada. La culminación del proceso con Podemos será tortuosa. La solución que ha encontrado Sánchez, dentro de la tensión interna en su partido, es que sea un Frente Popular plebiscitado.

En este proceso del que habla, ¿está determinado el fin de la monarquía?

Yo me quedo en el diagnóstico. No hago pronóstico, aunque sin duda las dos instituciones que más sufrirán serán las más enraizadas en la Historia de España, Monarquía e Iglesia. Harían mal si ambas no entienden los riesgos inherentes en una situación así.

Será mucho más difícil que la de 1989 cuando AP pasó a llamarse PP. Ahora hay que ir a la raíz

Para situación crítica la que se vivió España tras la muerte del dictador Franco.

Sí, pero se eligió la dirección correcta. El camino de la España de la concordia, de la Constitución de todos los españoles… En el 2016 estamos a punto de coger el camino que la Historia nos ha demostrado que es malo, perverso. El camino de la ruptura, de las dos Españas, del frentismo, de la nación de naciones, de una España que no ha existido nunca.

¿Y cómo acabará esto con el panorama que describe?

Como el rosario de la aurora. Nos vamos a despertar pronto y vamos a ver qué catástrofe significa lo que se atisba en el horizonte. Qué disparate político, social y económico. Insisto: es la lógica brutal, terrible, del proceso. Hay enfermedades rápidas y otras largas. En principio, todo esto tiende a ser un poco explosivo.

Pasemos a la concreto. ¿No está inhabilitado Rajoy para seguir al frente del PP y del Gobierno?

No pongamos nombres. No lo he hecho nunca. Es más importante analizar el nuevo escenario. Si se confirma el Frente Popular, la situación es una. Si no, otra. Si se confirma, la refundación del partido será exigencia.

¿Pero la regeneración del PP no pasa por la renovación de nombres, como sucedió en 1989 con Alianza Popular?

Aquello fue más fácil: cambio de siglas, PP por AP, cambio de Internacional, de la Conservadora a la Popular Democratacristiana, incorporación de gentes de UCD, Aznar líder… AP tenía que experimentar un cambio si quería ganar. Pero no había defraudado. Esta renovación tiene que ir a la raíz. Lo que hace falta es que no avance el totalitarismo como reacción. Que del vista a la izquierda no se pase al vista a la extrema derecha.

¿A qué se refiere?

A que haya mucha gente que no crea ya en la democracia. Que en nuestro espacio político diga: a mí ya no me compensa nada. Hice mi apuesta, ha salido mal. Adiós. Esa gente tendría una expresión al estilo de Francia.

Los que pusieron en marcha el proceso del nacionalismo y 'el visto a la izquierda' ahora se asustan. Se ha engendrado un monstruo

¿No necesita el votante del PP un gesto claro que pasa por un nuevo liderazgo?

Yo estoy en el diagnóstico. Presido la Fundación Valores y Sociedad; esencialmente estoy en el ámbito de las ideas. Si el PP siguiera en el gobierno de una manera o de otra, no sucederá nada (sonríe mefistofélicamente). La seña de identidad hoy del partido es que gobierne. Vamos  a ver en qué desemboca esto. En la refundación del PP habría que ir a la raíz de las ideas. Somos el fruto de una raíz con valores cristianos y  otra liberal y conservadora. Tienen que ser más auténticas.

Explíqueme bien su teoría de los hitos en el Proceso del que habla, para que no queden dudas. Proceso que derivaría en el Frente Popular Nacionalista Populista del que habla.

El proceso tiene tres hitos: 1) La mayoría absoluta del PP en el 2000 no es aceptada. 2) Cuando tras el terrible atentado (no pronuncia el 11-M) lo primero que Zapatero hace al llegar a la Presidencia es negociar con ETA. Pactan un nuevo escenario y así hay que interpretar los gestos de ZP cuando va a Cataluña y dice “respetaré lo que decidáis”. Y ERC con ETA en Perpignan. ETA deja de matar. Viene la  nación de naciones y no se sabe en qué queda España. 3) El Frente Popular Municipalizado. Se entienden en Madrid, en Extremadura, en Castilla-La Mancha… El PSC en diálogo en el gobierno de Colau en Barcelona. Ese Frente Popular ya está municipalizado. Se ha territorializado. La lógica del proceso es que lo que se municipaliza, se nacionaliza. Se ha producido ya una convergencia entre el nacionalismo y el vista a la izquierda.

Esto acabará como el rosario de la aurora. La monarquía y la Iglesia harían mal si no entienden los riesgos

¿Qué pruebas tiene para hacer estas afirmaciones de calibre?

Yo soy un político, arriesgo un diagnóstico. Mi función no es aportar pruebas. Estamos abocados a un Frente Popular Populista Nacionalista. El nacionalismo a finales de los 70 impulsa los estatutos de autonomía. Diez años después, pasan a la autodeterminación. Otra década más tarde, ETA y PNV se abrazan en el pacto de Estella. Y se da el salto a la ruptura y lo mismo se hace en Cataluña. Y desde entonces, estamos en la ruptura nacionalista. Ha llegado lo que tenía que llegar.

¿Qué ha hecho Madrid?

Veamos. ¿Todo esto se debe a que Rajoy ha hablado poco? De lo menos responsable que puede hacerse a Rajoy es de la falta de dialogo con los nacionalismos. El fallo principal es que no se hizo un diagnóstico de lo que  es un movimiento nacionalista y del vista a la izquierda. En el mes de julio de 2003, con el plan Ibarretxe avanzado, dije que este plan, al que luego se sumará a su manera Mas, nos obligaba a desarrollar democráticamente el artículo 155 de la Constitución. Porque si no se desarrolla, van a pensar que nadie se atreverá a llevarlo a la práctica. Dije: hay que desarrollar el artículo 155 ante la situación de rebeldía en España.

La oveja muerta es el artículo 155. Y este artículo no hay que olvidarlo jamás. Jamás

¿Es, pues, una víctima del 155? Aznar elige por aquellas fechas su sucesor…

Todo es más complejo. En cualquier caso, si tú dices la verdad, estate seguro de que tendrás un singular rechazo. Si la dices, eres un fundamentalista. Y yo estoy donde siempre. Sobre el 155, cuando Rajoy inició la ronda con los distintos portavoces de los partidos, antes del 20-D,  en respuesta al anuncio de la hoja de ruta de Mas y veo el resultado de las conversaciones, pensé: “Reunión de pastores, oveja muerta”. La oveja muerta era el artículo 155. Y ese artículo no hay que olvidarlo jamás. Jamás. Porque los que están en la ruptura nunca van para atrás.

¿Llegaría a defender un gobierno de emergencia nacional?

¿Pero con qué filosofía? ¿Con la de Sánchez para hablar de la España Federal y de la autodeterminación hasta la extenuación, o con la filosofía de Aznar, por citar un nombre?

El “diagnosticador” continúa haciéndose preguntas. Dice llevarse bien, en lo personal, con todos sus compañeros de partido, aunque amistad sólo la conserva con Aznar. El dedo que le descartó le ofreció luego varias carteras, incluso la vicepresidencia para reincorporarlo al Gobierno. No aceptó porque no creía, dice, poder aportar casi nada en esas responsabilidades.