
La escultura de la artista Olga Andrino de Diego.
La exposición inclusiva de la artista Olga Andrino de Diego: los refugiados y la vejez como fuente de inspiración
Su obra se exhibió durante el último mundial de fútbol y ahora forma parte de una de las piezas del desierto Ras Arbrouq, en Catar.
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Allá por 2022 a Olga Andrino de Diego se le encomendó una misión. La Fundación Education Above All (EAA) le solicitó crear una escultura pública para ser expuesta en la fun zone de la Copa Mundial de Fútbol. La obra se dividía en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y a ella le tocó representar el número 10, centrándose en la idea de los refugiados.
Al finalizar el evento, esta pieza fue adquirida por el Museo de Catar y ahora, en colaboración con Alhosh Gallery, se exhibe en el desierto Ras Arbrouq, junto a otro monto de exposiciones o talleres para niños. Se trata, cuenta Andrino a ENCLAVE ODS, de "un complejo de actividades culturales y turísticas que crean valores, explican Catar e invitan a conocerlo".
Pero vayamos paso a paso, porque esta historia comienza a formarse tiempo atrás. Y es que, inspirada por su interés en "las multitudes, los grupos humanos y los espacios que ocupamos", Andrino ha ido encaminando su obra artística hacia los movimientos demográficos. En concreto, a la representación de masas humanas en continuo movimiento.
Tomando este concepto como base, escogió a los refugiados como elemento central porque, dice, "representan muy bien esta idea". El objetivo entonces era transformar en arte "las noticias de la guerra de Siria" y, sobre todo, "esos primeros refugiados que aparecían en la prensa a diario enfrentándose a esas alambradas de espino y no siendo acogidos en ninguna parte".
En ese momento, cuenta, realizó una pequeña pieza en papel y alambre de espino. Esta obra, a petición de la Fundación EAA, fue expuesta en la sede de la UNESCO en París con motivo de la celebración del Día Internacional para Proteger la Educación de los Ataques. Tras el interés que generó, le solicitaron la escultura que se presentó en el mundial de fútbol.
Por la desigualdad
Para Andrino, al concepto central de la obra, la desigualdad, se suman muchos escenarios, pero "los refugiados y la vejez son algunos de los más vulnerables". Además, durante ese periodo estuvo acompañando a su padre "en sus últimos días", lo que le hizo estar "muy sensibilizada con el tema". Motivo por el que, confiesa, decidió "representarse en la figura que posa junto a un perro y una maleta".

La representación de la opulencia de Olga Andrino. Cedida
Representa, al mismo tiempo, la opulencia, es decir, esa cara que vive confortablemente de espaldas a los conflictos humanos. Porque, para ella, "la narración se completa si podemos representar el contraste" y así lo hizo, a través de un señor leyendo un libro en un sillón de lujo, de espaldas a los otros grupos.
La colocación de las figuras en el espacio, dice, "narra también su situación en la realidad de la desigualdad". A un lado, los refugiados, acompañados de sus paquetes, bolsas y mantas, al otro, la vejez, junto a elementos que simbolizan el viaje y la soledad. La maleta, como símbolo de la vida eterna, y el perro, como el fiel compañero de la soledad.
A esta composición se suma la elección del color, rojo en este caso. Se trata, dice Andrino, de un pigmento que "sin saber cómo, por un interés estético" ha llegado a su vida y parece que para quedarse, porque ya lleva "caminando" junto a ella desde hace 20 años. Se encuentra presente tanto en su pintura como en su escultura.
Se trata de un elemento que representa el amor, la pasión, la valentía o la fuerza. En su caso, explica, lo utiliza "para destacar y avisar sobre alguna situación, resaltando toda esa parte social de la obra".
Proceso de creación
Los desafíos técnicos, cuenta, fueron muchos. Y es que, como consecuencia del exceso de peso que se iba acumulando en cada una de las piezas al interpretarlas, "las estructuras principales de algunas de ellas cedieron y tuvieron que ser replanteadas de nuevo".

La obra de Olga Andrino durante el proceso de creación. Cedida
Por ese motivo, asegura, "la parte técnica decidió la parte creativa" y define de "maravilloso" el número de encuentros escultóricos a los que tuvo que hacer frente. En total, son 11 piezas con un peso que oscila entre los 250 y los 450 kilogramos cada una. Y, aunque dice que no está bien hablar de dinero, resalta el papel de los cataríes en el proceso de traslado, que pagaron 25.000 dólares para que la obra llegase a Doha.
Fueron casi tres meses hasta finalizar la escultura. "Horarios infinitos, madrugadas, noches, días sin horarios y con la presión de que tenía que llegar antes del cierre de aduanas por motivos de seguridad", porque, recuerda, "la entrada de mercancías en el país se cerraba dos semanas antes del inicio de la Copa Mundial".
En definitiva, fue un proceso de creación que, describe, se convirtió en "un pulso que te desdobla en un espacio donde el tiempo no existe". Sobre todo, si la obra se realiza bajo el pórtico de un pazo gallego, como fue el caso de Andrino, que, acompañada de su "hombre de confianza", Lis, pudo afrontar el trabajar "a la intemperie y sin dejar de llover".
Y es que el arte, dice Andrino, "tiene el poder de dar sentido a la vida y crear conciencia", para luego "informar y educar a las personas, influyendo en sus decisiones, actitudes, comportamientos y creencias". Porque, concluye, "ayuda a comprender la realidad y encontrar solución a las situaciones de malestar [...] y nos pone, a cada uno de nosotros, en la responsabilidad de crear valores como legado a la sociedad".