José Ignacio Asensio, diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

José Ignacio Asensio, diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa. David Vicente Diputación Foral de Gipuzkoa

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José Ignacio Asensio (Gipuzkoa): "La conciencia sostenible está ahí, pero aún no somos 100% coherentes"

El diputado de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa explica cómo se entiende la sostenibilidad en un territorio que destaca en gestión de residuos y 'slow fashion'.

8 mayo, 2022 01:33

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"La sostenibilidad, más allá de las definiciones tradicionales que dicen que tenemos que tener en cuenta todo lo económico, lo social y lo ambiental, es aquello que te garantiza que en el futuro tú tengas cuando menos la misma calidad de vida que hoy en día, y se la garantices a las próximas generaciones". Así define José Ignacio Asensio (Tolosa, 1965), diputado foral de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación de Gipuzkoa, este concepto que, para muchos, es complicado aterrizar al día a día. 

Para este socialista vasco, la sostenibilidad va mucho más allá de palabras grandilocuentes y compromisos ambiciosos y, a su vez, está mucho más cercana de nuestro día a día. "Nosotros hemos heredado un planeta, un espacio vital", cuenta a ENCLAVE ODS Asensio.

Sin embargo, reconoce, "a lo largo de la historia hemos considerado que podíamos hacer un uso libre de los recursos que tenemos a nuestra disposición sin tener en cuenta si se podían reponer o qué función cumplían en la naturaleza". Por desgracia, lamenta, eso nos ha llevado al punto –ecológico– en el que estamos.

Para cambiar las tornas hace una propuesta: entender que "no somos propietarios del planeta, sino inquilinos. Si eso lo tenemos claro, los usos de los recursos serán más razonables, con conciencia".

Asensio tiene claro que "tenemos que ser conscientes de que el usar tiene un coste y el tirar tiene a veces un coste mayor". Y añade: "Tenemos que cambiar esa forma de pensar".

José Ignacio Asensio durante un evento de GK Green Fashion en San Sebastián.

José Ignacio Asensio durante un evento de GK Green Fashion en San Sebastián. David Vicente Diputación de Gipuzkoa

Pregunta: ¿Qué cambios propone?

Respuesta: No son cambios muy drásticos. Funcionando de otra manera, consumiendo de otra manera, produciendo de otra manera, actuando de otra manera, respetando a los demás de otra manera… cambiando pequeños hábitos, nuestra calidad de vida no va a mermar. Tenemos que tener una mentalidad mucho más abierta, pero al mismo tiempo ser muy conscientes de que todo acto que hagas es importante.

P.: Al final, todo es transversal.

R.: Todo está tan interrelacionado… lo hemos visto con la pandemia. Tenemos que ser conscientes de la interrelación que tenemos. Tú no vives en una burbuja y lo que hacen los demás tiene consecuencias en ti, y lo que haces tú también.

P.: Eso ocurre también con las decisiones políticas a nivel local o provincial.

R.: Aquí se pueden tomar decisiones macro, que son importantísimas porque te marca el horizonte temporal y los objetivos. Pero las decisiones que llevan a que se cumplan muchas veces se toman en lo local. No hay acción pequeña en este ámbito de la sostenibilidad, la lucha contra el cambio climático y la economía circular. No hay acción pequeña.

P.: ¿Nos pone un ejemplo?

R.: Un dato importante. Si el 47% de las emisiones de CO2 que se producen en Gipuzkoa –casi la mitad– vienen de la movilidad, del transporte, una acción tan concreta como coger el coche o el transporte público lo cambia todo. Nos hace pensar que o reduzco mis viajes o actúo de otra manera. Una manera de reducirlo, además de impulsar el transporte público, es fomentando más el teletrabajo o modalidades mixto.

P.: ¿Cree que la ciudadanía ha entendido la sostenibilidad de esta manera?

R.: Si me lo hubieras preguntado hace cinco años sería más pesimista. Yo creo que se ha dado una aceleración importante en esa toma de conciencia, que luego todas las acciones que hagamos sean coherentes al 100% es otra película. Esto no es blanco o negro, es decir, es una evolución.

P.: ¿En qué sentido?

R.: Por ejemplo con el tema de residuos, en Gipuzkoa hemos avanzado tremendamente. Estamos en un 60% de recogida selectiva. Eso quiere decir que somos una sociedad muy concienciada en ese aspecto. Tenemos un nivel de usos de transporte público importante y creciendo. Pero se puede hacer muchísimo más porque somos un territorio pequeño con unas buenas condiciones de movilidad para el 80% de la población. Es decir, ¿hemos tomado conciencia? Sí. ¿Sómos coherentes al 100%? No. Pero si elevamos nuestro compromiso en cada una de las áreas en las que tiene más efecto, la mejora sustancial.

Ha habido una aceleración importante, pero al mismo tiempo es verdad que a nivel global nos está condicionando: los datos macro no siempre nos ayudan. Hay cosas que mejoran, pero hay cosas que empeoran.

No todo es 'greenwashing'

Asensio reconoce que, a veces, se critica "a las grandes marcas o grandes compañías precisamente diciendo que hacen greenwashing". Es decir, diciendo que "son sostenibles porque se está poniendo de moda, o que es una operación de marketing".

El diputado foral admite que el greenwashing, pero que no todo es "blanco o negro". Detrás de él, dice y especifica que no lo está justificando, "también puede haber una toma de conciencia". Y lo explica: "Aunque a veces haya greenwashing, que es denunciable, el que se mete a decir que es sostenible ya nunca más dirá que no lo es. Por tanto, tendrá que mejorar sus parámetros de sostenibilidad".

"Aunque al principio el primer paso sea hacer una pequeña acción para decir que se es sostenible, ese es un camino de no retorno en la toma de conciencia", asegura.

P.: Al final, sería como un 'círculo virtuso' sostenible que puede concienciar a los que no lo están.

R.: Efectivamente, cuando coges dos camisetas, por ejemplo, de 20 euros y de 25 euros. Resulta que el de 25 te está haciendo una acción y además te ha dado una trazabilidad del producto. Te da un pequeño diferencial de precio que no es significativo. Pero, claro, si tampoco lo valoramos, pues tenemos un problema.

P.: ¿Nos pasamos, entonces, cuestionándonoslo todo?

R.: Esto es como todo: a veces somos muy exigentes. ¿Ponernos un nivel de exigencia al 100% nos impide dar ningún paso? No, demos pasos. Todo en la vida es una trayectoria, una mejora continua. Si exiges un todo o nada, tienes un problema. Ya llegarás. Pero si no empiezas nunca el camino, nunca llegarás.

P.: ¿Siempre ha pensado así?

R.: Yo era muy crítico con esto del greenwashing, pero sí que me he hecho menos crítico porque ¿cuál es la alternativa?, ¿no hacer nada? No, no hacer nada no puede ser. Eso sí, a veces nos da en el ojo enseguida cuando hay una operación de 'greenwashing' y no hay nada más detrás.

Lecciones de la covid

P.: ¿Qué nos ha enseñado la covid?

R.: Lo vulnerables que somos. Porque si todos tenemos toda nuestra producción diseminada por el mundo y somos incapaces de ensamblar el producto final porque nos han cerrado las fronteras… Nos pasó con la imposibilidad de poder fabricar una mascarilla, que es lo más sencillo del mundo mundial. Pero claro, teníamos las máquinas desplazadas en China. Ha habido que retornarlas, como hizo el Grupo Mondragón. Pero el mayor problema no lo tuvieron por ponerse a fabricar, sino que tenían desplazadas las máquinas para poder fabricarlas. Una vez que se ha podido dar ese salto, hemos sido absolutamente autónomos. Con lo que sea estructural y estratégico, tenemos que tener especial cuidado.

P.:La pandemia también ha demostrado la transversalidad de la sostenibilidad. ¿Cómo incluirla en el nivel político local y provincial?

R.: Metiéndola como parámetro de toma de decisiones. Antes, el tema del medioambiente, ¿qué pasaba? Por ejemplo, ibas a hacer una carretera y primaban los cálculos de ingeniería y si ponías materias reciclados, era una mejora. Un plus. Pero si hacemos una ley, como la que hemos hecho en el País Vasco de administración ambiental, que te dice que por lo menos un 40% de los materiales tiene que ser reciclado y recuperado. Ahí se ha cambiado el tema. Cuando es una mejora, vas a concurso público y no tienes por qué incluirlo. La mejora es una opción, y tiene que pasar de ser un requisito. La sostenibilidad tiene que ser un parámetro de toma de decisiones, no una opción de mejora.

P.: ¿De qué herramientas dispone el municipalismo para llevar a cabo planes y normativas de adaptación al cambio climático?

R.: Para las políticas de adaptación, las políticas locales son fundamentales. Los instrumentos de planificación, los planes territoriales, sectoriales, etc. es donde se hacen los estudios, ahí es donde tienes que tirar. Efectivamente, tienes que ver un poco cómo ha variado en las últimas décadas, esos efectos y fenómenos relacionados con el cambio climático. Aquí hay mediciones que ya se hacían anteriormente, en algunos casos, de los institutos meteorológicos y oceanográfico, de lo que ha variado el nivel del mar, por ejemplo, en los últimos años. Todos los sistemas de biometría que ya existían, los hemos generalizado a todos los arenales y a todas las poblaciones que tienen playa y costa.

Como ejemplo, Asensio habla de la Fundación de Cambio Climático de Gipuzkoa o Naturklima. Esta, dice, monitoriza 86 variables que van desde la biodiversidad hasta la evolución de las calidades de las aguas y los niveles de agua. Además, controla la frecuencia en que se dan determinados fenómenos atmosféricos y controla la calidad del aire.

"Todas esas variables tienen que estar presentes cada vez que tomemos una decisión", afirma el diputado foral. Y, sobre todo, deben incluirse en el próximo Plan General de Ordenación Urbana de cualquier ciudad, porque, dice, así se "podrán hacer políticas de adaptación, en especial la frecuencia de los fenómenos extremos".

P.: Estas variables ¿tendrían que marcar, entiendo, unos estándares mínimos?

R.: Las normas y las leyes, en este caso las políticas de adaptación, tienen que estar perfectamente definidas, porque afecta a la vida futura y a la salud de la gente, al patrimonio y a todo. Entonces usted garantiza todo eso.

P.: El problema está en que la sociedad tiene muy interiorizado eso de que los sostenible es más caro, que no está al alcance de todos.

R.: Si la única variable de medida es el precio, tenemos un problema. Pero lo más caro es rehacer algo que está mal hecho. Lo más caro es que ya no se pueda recuperar aquello que ya ha desaparecido. Por eso tenemos que tener una visión de que nosotros no somos propietarios de los recursos que consumimos.

Si nosotros somos usuarios o alquiladores de los recursos que usamos y los tenemos que devolver, y si esa mentalidad cala, ese parámetro ya no es el precio, es que tú no tienes el derecho a consumir los recursos como a ti te parezca. Aquí tiene que haber un equilibrio y una equidad intergeneracional. No puedes consumir los recursos que tienes que dejar a tus hijos, nietos y a las próximas generaciones. Tú tienes que devolver eso: lo usas y lo devuelves. Si pensamos de esa manera, el precio no es lo más importante.

P.: Pero el precio nos da mucha información.

R.: Detrás de ese precio puede haber vulneración de derechos laborales, niños explotados, emisiones de CO2 terribles, desaparición de biodiversidad, etc. ¿De qué estamos hablando? ¿Has internalizado las externalidades y las has pasado a costes? No. Entonces, claro, contaminar es gratis. Usar el agua y devolverlo sucio es gratis. Si todo es así, tenemos un problema. Pero si tengo que limpiar el agua que contamino, tengo que montar una depuradora; o no puedo contaminar el aire porque si no me sancionan y me prohíben la actividad…

"Prevenir antes que curar", afirma Asensio. Eso, dice, "ya lo tenemos interiorizado". Por eso, hace hincapié en que "el parámetro de medida de cualquier producto o actividad tiene que ser no solamente el precio, sino el no me deteriores el espacio vital que tenemos los seres humanos que es nuestro planeta". 

Y es que, reconoce, "el precio muchas veces no tiene en cuenta todo tipo de efectos nocivos o de consumo de recursos que luego desaparecen". Y conlcuye: "Si sólo te dijas en el precio, lo que estás diciendo es que las próximas generaciones van a tener una peor vida que nosotros, porque queremos consumir barato, esquilmar la naturaleza y el que venga detrás que lo arregle. Eso tiene que desaparecer de nuestro pensamiento".