Ante los grandes desafíos económicos, sociales y medioambientales que marcan nuestra época, la economía social (y especialmente la banca cooperativa) se posiciona como una respuesta ágil, ética y sostenible, plenamente alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Este año, declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de las Cooperativas, representa una gran oportunidad para visibilizar un modelo económico que lleva décadas demostrando su resiliencia, su vínculo con el territorio y su vocación de servicio a largo plazo.

Con ese espíritu organizamos recientemente, junto a la Cátedra de Economía Social del Tecnocampus – Universitat Pompeu Fabra, la jornada Economía Social en Acción, un espacio de reflexión que nos permitió poner en valor el papel de la banca cooperativa como motor de transformación social y económica.

El informe presentado durante esta jornada, titulado "La banca cooperativa ante los retos contemporáneos", pone cifras y argumentos a lo que ya intuíamos: el modelo cooperativo es competitivo, sostenible, ético y está profundamente alineado con los valores que demanda la sociedad actual.

Mientras el sistema financiero tradicional ha sufrido en las últimas décadas un proceso de concentración, pérdida de proximidad y un claro desarraigo del territorio, la banca cooperativa ha seguido un camino distinto. Y los datos así lo avalan.

Entre 2008 y 2023, el sector bancario español ha reducido sus oficinas en un 61% y su plantilla en un 43%. En ese mismo periodo, según el estudio, Caja Ingenieros ha incrementado su red de oficinas en un 136% y su equipo humano en un 62%. El volumen de negocio ha crecido un 148%, frente a una caída del 12% en el conjunto del sistema.

El éxito de la banca cooperativa radica en un enfoque diferente sobre cómo se entienden y gestionan las finanzas. Este modelo se basa en una gobernanza participativa y en la oferta de productos y servicios responsables, con un fuerte compromiso social.

Así, se coloca a las personas en el centro, humanizando las finanzas mediante un criterio sólido y claro de cuidado de la salud financiera de sus socios y socias, algo que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que hemos integrado desde 2018 en nuestra estrategia e impulsamos a través de la Fundación Caja Ingenieros.

Nuestra banca cooperativa no solo aporta estabilidad y resistencia financiera, sino que actúa como un motor de crecimiento económico sostenible, alineado con el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico).

Promovemos el trabajo decente y la generación de empleo, impulsamos la innovación industrial (ODS 9) y aplicamos criterios responsables en nuestras acciones, garantizando que contribuyan al bienestar social y ambiental, acorde con los ODS 3 (Salud y Bienestar), 10 (Reducción de desigualdades) y 13 (Acción por el clima).

Además, desde Fundación Caja Ingenieros, impulsamos alianzas estratégicas con universidades y otras entidades para multiplicar nuestro impacto social y ambiental, en línea con el ODS 17 (Alianzas para lograr los objetivos). Creemos en la construcción colectiva, en el valor compartido y en una gobernanza que sitúa a las personas en el centro de la toma de decisiones.

Humanizar las finanzas no es una utopía, es una necesidad imperativa para hacer frente a los retos actuales y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones. Por eso, en Caja Ingenieros y en nuestra Fundación, entendemos que la economía social y la banca cooperativa es, ante todo, una decisión estratégica que conjuga ética, rentabilidad y propósito.

*** Iñaki Irisarri es director de la Fundación Caja Ingenieros.