Seguro que las pasadas vacaciones tu mente repitió mil veces aquella cantinela de "los envases del verano, siempre van al amarillo". Esta canción, que no pasará a la posteridad por su valor musical, pero sí quedará en el imaginario de algunos, es obra de Ecoembes, la empresa que se encarga de recoger y gestionar el residuo plástico: los tan conocidos contenedores amarillos. Desde hace algunos meses, el textil tiene su propio Ecoembes y, quizás, en unos años estaremos tarareando sus canciones.
La moda, una de las industrias consideradas como más contaminantes, está en proceso de cambio y, muy pronto, esta transformación va a implicar a todos los consumidores. Mientras las empresas del sector llevan años buscando fórmulas para mitigar el impacto climático de sus colecciones, con nuevos procesos productivos para reducir el consumo de agua o las emisiones contaminantes y dotando de más transparencia y trazabilidad a su cadena de valor, la Unión Europea ha decidido que ya es hora de que los consumidores se impliquen también en este proceso.
Y es que actualmente, y según datos de la Agencia Europea del Medioambiente (AEM), el ciudadano promedio de la UE desecha anualmente 16 kilogramos de ropa, calzado y textiles para el hogar, de los cuales solo el 15% se recogen de manera separada, lo que significa que el 85% termina en vertederos o es incinerado.
Para incrementar el número de textil y calzado recogido y con posibilidades de ser reutilizado o reciclado, la Unión Europea ha revisado la Directiva marco sobre residuos y ha incluido la obligatoriedad de la recogida selectiva de residuos textiles a través de lo que se llama la responsabilidad ampliada del productor (RAP).
Es decir, aquellas empresas que ponen producto textil en el mercado (las marcas) serán las encargadas de financiar la gestión y valorización de los residuos generados por sus productos al final de su vida útil. Además, bajo el principio de "quien contamina paga", se prevé que las cuotas de las empresas (ecotasas) estén vinculadas a la cantidad y calidad del producto que pongan en circulación.
En la práctica, esto implica que todos los países de la Unión Europea deberán contar con una red adecuada de contenedores específicos para la recogida de ropa y calzado, así como con un sistema profesionalizado para la gestión de estos residuos. Además, será esencial sensibilizar a la ciudadanía para que, al desprenderse de un residuo textil, lo deposite en el contenedor correspondiente, sin importar el estado en que se encuentre.
Hasta ahora, la recogida de residuos textiles ha dependido principalmente de iniciativas voluntarias, gestionadas mediante acuerdos entre administraciones locales y organizaciones del tercer sector, sin una estructura unificada ni criterios comunes a nivel estatal.
¿Cuándo va a suceder todo esto?
Abril de 2025 era la fecha límite para que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico redactara un régimen para desarrollar la RAP en España; es decir, la regulación específica que afectará a las empresas. Los retrasos en el desarrollo de la normativa se daban por descontados, pero están implicando desconcierto en el sector por la amplia complejidad de crear un sistema de recogida de residuos a gran escala y porque, en realidad, los municipios ya están obligados desde el pasado 1 de enero a recoger separadamente los residuos textiles.
Aun así, los gigantes de la moda en España no se han quedado parados y ya en 2023 decidieron unirse y crear la Asociación para la Gestión del Residuo Textil, un sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (Scrap) que hace unos meses rebautizaron con el nombre comercial de Re-viste para hacerlo más amigable y llegar al público final, algo clave, ya que, como pasa con Ecoembes, una de las responsabilidades de los productores será la de concienciar a los consumidores sobre la importancia de esta correcta gestión del textil en su final de vida.
Por su parte, en 2022, nueve fabricantes de calzado fundaron Gerescal, organización también orientada a gestionar el sistema colectivo de la responsabilidad ampliada del productor del calzado, y que actualmente agrupa a más socios.
Ahora estas entidades se están poniendo de acuerdo con las administraciones locales para organizar el nuevo sistema de recogida y tratamiento de residuos y están esperando a que el Gobierno apruebe la normativa que fijará, por ejemplo, cuánto tendrán que pagar las empresas por cada producto puesto en el mercado para hacer frente a su recogida selectiva.
Por ahora, ambas entidades ya tienen un director general: Rafa Reloid, en el caso de Gerescal, y Juan Ramón Meléndez, en el de Re-viste, y algunas pistas de cómo será la normativa, ya que en Francia la RAP lleva años aplicándose al sector de la moda.
¿Y mientras tanto?
Mientras llega la normativa, Re-viste ha puesto en marcha un programa piloto de recogida de residuos textiles y de calzado con la instalación de los primeros puntos de recogida de los residuos de la industria de la moda.
Estos contenedores, que se ubicarán en los municipios de Arbo (Pontevedra), Rubí (Barcelona), Zaragoza, San Miguel de Abona (Tenerife), Trujillo (Cáceres) y Titulcia (Madrid), tienen como objetivo evaluar la efectividad, la operativa y las futuras modificaciones que se incorporarán a todas las ciudades del país en los próximos años.
También durante este año se probarán cuatro maneras de realizar la recogida: en lugares públicos, calles, puntos limpios y en los puntos de venta que quieran aceptar el contenedor, como en centros comerciales. El proyecto será supervisado por un comité de seguimiento formado por el Grupo de Trabajo del Residuo Textil de la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) y Re-viste, quienes verificarán que su implementación es correcta.
¿Qué pasará con la ropa recogida?
Con la puesta en marcha de este sistema, se espera que la recogida de residuo textil incremente significativamente, pero para ello será imprescindible desarrollar iniciativas y nuevos modelos de negocio que permitan dar salida a todo este residuo, ya sea a través de la reutilización directa o el reciclaje.
Aunque todavía es pronto para saber qué pasará con la ropa recogida en los nuevos contenedores, en el caso de Francia, el único Scrap reconocido hoy por el Gobierno, Refashion, gestionó en 2023 un total de 268.161 toneladas de residuos textiles y calzado: un 58,58% se destinó a la reutilización, un 22,62% al reciclaje y un 9,86% a uso industrial.
*** Pilar Riaño es fundadora de Move! Moda en Movimiento y Modaes.