Vivimos en un contexto de crisis climática y degradación acelerada de los ecosistemas marinos, y una de las cuestiones que reúne más urgencia es la falta de oxígeno o anoxia en los océanos. 

La anoxia, o falta total de oxígeno en el medio marino, es una condición cada vez más frecuente en muchas regiones costeras y oceánicas. Esta situación, provocada por factores como la contaminación por nutrientes y el calentamiento global, amenaza la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas submarinos.

Si bien existen medidas convencionales para enfrentar este problema, como la reducción de emisiones de CO₂ o la reducción drástica del uso de fertilizantes, estas estrategias suelen requerir plazos largos. Es aquí donde entra en juego el concepto de reoxigenación artificial.

El proyecto BOxHy, llevado a cabo por la empresa francesa Lhyfe en colaboración con la compañía finesa Flexens y la Universidad de Estocolmo, emerge como una apuesta audaz y pionera para abordar este problema.

Respaldado por las Naciones Unidas hasta octubre de 2024 como parte de la Década del Océano, este proyecto estudia la viabilidad de una solución que combina tecnología avanzada con energías renovables para mitigar uno de los efectos más preocupantes del cambio climático y la actividad humana sobre los mares: la pérdida de oxígeno.

El proyecto de reoxigenación de Lhyfe se basa en utilizar el oxígeno, un subproducto de la producción de hidrógeno verde, para reoxigenar áreas marinas costeras afectadas por anoxia. La tecnología propuesta implica producir hidrógeno mediante electrólisis del agua marina limpia y desalinizada, utilizando energía renovable, como la eólica offshore.

Este proceso genera oxígeno como subproducto, el cual se inyectará en el mar a través de sistemas difusores lineales, una tecnología que ya ha demostrado su eficacia en sistemas de agua dulce desde los años 80 en Estados Unidos. La tasa de inyección de oxígeno se ajustará según las necesidades específicas del ecosistema marino intervenido

El proyecto BOxHy, que acaba de concluir, supuso la fase de estudio del proyecto piloto que Lhyfe tiene previsto poner en marcha para probar esta reoxigenación a pequeña escala. BOxHy se centró en evaluar la viabilidad técnica y socioeconómica de esta iniciativa, seleccionando ubicaciones adecuadas en el mar Báltico y definiendo las condiciones necesarias para implementar la siguiente fase piloto conocida como BOxIN, que se ejecutará durante un período de 5 a 7 años.

En España, en mares como el Mediterráneo y el Mar Menor que siguen enfrentando presiones crecientes, se podrían explorar soluciones similares. Hay varias técnicas de restauración que pueden aplicarse a estas masas de agua costeras, entre ellas métodos biológicos, químicos y físicos. La reoxigenación debería estudiarse cuando se hayan limitado los aportes de nutrientes y se hayan explorado antes medidas biológicas como las zonas tampón y la plantación de praderas marinas y/o el cultivo de mejillones. 

Dado que el Mar Menor experimenta eutrofización e hipoxia estacionales acompañadas de mortalidad masiva, en gran medida relacionada con la temperatura del agua y las cargas de nutrientes, una técnica de oxigenación o aireación podría ser interesante en este caso, aunque debe explorarse en combinación con la aplicación previa de las técnicas de gestión externa disponibles.

Este proyecto de reoxigenación no busca ser una solución única ni definitiva para la crisis de los océanos. Como enfatizamos desde Lhyfe, el principal objetivo sigue siendo detener la contaminación y reducir las emisiones de CO₂. Sin embargo, la reoxigenación artificial puede desempeñar un papel crucial como medida complementaria para restaurar las condiciones necesarias para la vida en zonas marinas gravemente afectadas.

A medida que BOxIN avance, el éxito de este proyecto piloto podría sentar las bases para una aplicación más amplia, marcando un hito en la gestión sostenible de los recursos oceánicos y en la protección de la biodiversidad marina.

*** Patricia Handmann es asesora de oxígeno de Lhyfe.