Hace más de 40 años, Bill Drayton, fundador y CEO de Ashoka acuñó por primera vez el concepto de 'emprendedor social'. Según Drayton, “un emprendedor social no da el pescado ni enseña a pescar, sino que no dejará de luchar para que la industria pesquera sea más justa”.

Desde entonces, en Ashoka hemos creado la mayor red de emprendedores y emprendedoras sociales del mundo. Décadas después, vemos el floreciente ecosistema que se ha logrado en torno al emprendimiento y el impacto social: aceleradoras, premios, fondos, formaciones, mentores, etc. Pero me sigue fascinando cómo la mayoría de los emprendedores sociales Ashoka que seleccionamos nos dicen que lo más poderoso que le ha dado Ashoka es la identidad: ser un emprendedor social (Ashoka Fellows). 

Y es que un 70% de nuestra red de Ashoka Fellows no sabían qué era el emprendimiento social, ni mucho menos que ellos lo eran. Antes de darles esta identidad, se consideraban y eran percibidos en sus entornos como el profesor soñador que quiere cambiar el mundo, el médico freaky, el inconformista que está siempre queriendo transformar su entorno, o el que su pareja no entiende qué hace y por qué se mete en tantos fregaos. 

Darles esta identidad y formar parte de una red mundial de 4000 freakies o locos como ellos, les da un conocimiento, alianzas, bienestar y confianza enorme para seguir escalando su impacto. Por eso, la labor de Ashoka es imprescindible, tenemos que seguir identificando, conectando, formando y visibilizando a personas con ideas brillantes para seguir creando una sociedad más justa en cualquier ámbito desde la educación, la salud, hasta la tecnología o derechos humanos, entre muchos otros.

Encontrar este tipo de personas no es nada fácil. A nivel mundial, sólo 1 de cada 10 millones de personas acaban pasando el proceso de selección de Ashoka cada año. ¿Y cómo los encontramos? Lo conseguimos gracias a una red de cientos de personas expertas en distintas temáticas repartidos por toda España y Portugal que nos hace llegar los nombres de posibles emprendedores y emprendedoras sociales. 

Lo que todos los Emprendedores y Emprendedoras Sociales Ashoka tienen en común es la obsesión vital de resolver un problema social desde la raíz, atacando sus causas en vez de sus consecuencias. A diferencia de otros emprendedores, ellos no buscan tener una empresa o una fundación de éxito, sino crear una solución innovadora que cambie las reglas del juego y encontrar aliados estratégicos que puedan hacer que su idea beneficie a un número muy significativo de la población, alcanzando así un cambio sistémico. 

Y para lograr transformar los distintos sistemas, existen dos ingredientes esenciales. El primero es que para escalar su impacto no necesitan escalar los recursos económicos ni humanos de su organización, el secreto está en las alianzas.

Un ejemplo de ello es Nani Moré, Emprendedora Social Ashoka 2021. A través de Menjadors Ecològics, Moré ofrece asesoramiento y formación a las administraciones locales para diseñar licitaciones que aseguren la valoración de los criterios de sostenibilidad, salud y accesibilidad en los servicios de comedores colectivos. Gracias a su modelo, colegios, residencias y hospitales están transformando sus menús para que sean más sostenibles y saludables mientras apoyan la agricultura ecológica local.

Y no es sólo Nani la que incide en política pública, son el del 75% de nuestros Emprendedores Sociales y Emprendedoras Ashoka a nivel mundial que lo hacen, y más del 90% han replicado su idea a través de otras organizaciones o crean conocimiento abierto para motivar a otros a expandir su idea. 

Porque el segundo ingrediente, para acabar con un problema social de forma estructural, es la necesidad de cambiar los roles de las personas que conforman ese sistema, pasando de beneficiarios o pacientes a participantes o a innovadores para que sean parte de la solución. Es decir, les activa como agentes de cambio. Por eso, en Ashoka creemos que todos somos responsables de contribuir para transformar nuestros entornos. 

Es exactamente lo que hace Fran Díaz, Emprendedor Social 2020, en su proyecto Autofabricantes para hacer más asequible e inclusivo el sistema de prótesis para niños y niñas. Díaz pone al mando a los propios niños para diseñar su prótesis y les rodea de un equipo técnico para cocrearla. Y el resultado es increíble. Ellos diseñan su prótesis pensando en grande: hacer una mano de un superhéroe de colores y que le sirve para hacer cosas que antes no podía hacer como saltar a la comba. 

¿Y tú? ¿Te identificas como soñador, freaky, luchador o inconformista? Igual eres un emprendedor social y no lo sabías. Si es así, quizás el próximo año seas tú la persona que presentemos como Ashoka Fellow. 

***Casilda Heraso es directora de Selección de Emprendedores y Emprendedoras Sociales Ashoka.