Más de un siglo. Concretamente, 151 años. Ese es el tiempo que falta para lograr la igualdad en términos de empoderamiento económico y participación de las mujeres a nivel global, según el Gender Gap Report 2022. La diversidad es fuente de riquezas y, como empresas, debemos entender y representar de una forma fiel a la sociedad a la que estamos sirviendo y esto nos llevará a tener mejores resultados.

Por ejemplo, según Forbes, los equipos inclusivos toman mejores decisiones de negocio en el 87% de los casos y lo hacen el doble de rápido.

A día de hoy, el empleo temporal, el empleo parcial, las excedencias por cuidado de familiares y el trabajo precario siguen teniendo rostro de mujer. A lo largo de nuestra carrera profesional, muchas enfrentan numerosos obstáculos para progresar de forma equitativa y alcanzar puestos de alta dirección. Es lo que se conoce como techo de cristal, que nos deja cifras espeluznantes como la siguiente: sólo seis de cada cien CEO en nuestro país son mujeres, tal y como muestra el estudio Women Matter España.

Afortunadamente, las políticas de conciliación y la preocupación por la equidad y el bienestar de las personas están dejando de ser 'un problema de mujeres' y las empresas españolas ya han empezado a tomar partido en estas cuestiones.

En 2022, el 71% de las empresas del IBEX 35 establecieron objetivos de mejora en relación con la representación de las mujeres en la plantilla o en el consejo de administración. Pero hay más buenas noticias: según el estudio del Peterson Institute for International Economics, las organizaciones con más mujeres líderes tienen una mayor rentabilidad.

Ese es el caso de las empresas B Corp, de las cuales el 53% tienen mayoría de mujeres directivas. Estas empresas representan uno de los modelos de empresa sostenible y regenerativa más avanzados del mundo.

En el caso de Danone en España, por ejemplo, alcanzamos la paridad de género total en nuestra organización después de más de 15 años trabajando en un cambio real, a través de un plan de igualdad basado en la apuesta por el talento sin género. Fruto de este trabajo, hoy nuestra plantilla está formada por un 52% de mujeres, y su representación en cargos de responsabilidad es del 45%. Todo ello sin brecha salarial.

Y es que, a nuestro modo de ver, ser una empresa sostenible también significa contribuir a crear una economía justa y equitativa para todas las personas y no sólo para la mitad de la población. Cuando las mujeres se empoderan y asumen el liderazgo, las economías prosperan, las comunidades se desarrollan y las empresas mejoran sus resultados.

Como mujer que ocupa un cargo directivo tengo la responsabilidad de ejercer de altavoz y referente en esta lucha. Las empresas tenemos que ser protagonistas en esta batalla y visibilizar las decisiones valientes que avanzan en esta dirección para inspirar a otros a hacer lo mismo.

Esta es precisamente una de las premisas que me ha llevado a formar parte, junto a 15 líderes empresariales más, del Círculo de Impacto B: una iniciativa abierta del movimiento B Corp que busca transformar el paradigma empresarial. Esta transformación empresarial sostenible pasa por comprometerse a tomar medidas respecto a grandes retos del presente, como el cambio climático, la pobreza o la aceleración de la igualdad de género en el ámbito laboral.

Está claro que todavía tenemos mucho camino por recorrer. Sin embargo, vamos en la buena dirección. De hecho, este artículo es un llamamiento para que más mujeres líderes de grandes compañías del país se unan a nuestro esfuerzo. Juntos, tanto a través del Círculo de Impacto B y de las empresas de las que somos parte, como a nivel personal, en nuestras acciones y decisiones diarias, tenemos el poder de cambiar las cosas.

Cada uno de nosotros y nosotras ocupa una posición clave en la tarea de convertirnos en multiplicadores de este cambio y sabemos que la fuerza de todos es mucho mayor que la de cada uno.

Tenemos la responsabilidad de seguir luchando por un derecho humano que debería ser del interés de todos. Y es que ninguna sociedad puede desarrollarse –económica, política o socialmente– cuando la mitad de su población no goza de las mismas oportunidades.

Alzando la voz, y sobre todo pasando a la acción, nuestro objetivo colectivo debería ser no tardar 150 años en conseguir que las mujeres seamos también líderes en una sociedad igualitaria. Debemos empezar a escribir una historia nueva. Y las historias se escriben con acciones, no con declaraciones.

***Natalia Berenguer es miembro del Círculo de Impacto B y VP General Counsel Europe.