Imagen de archivo de una planta industrial en Wismar. Alemania.

Imagen de archivo de una planta industrial en Wismar. Alemania. picture alliance / dpa

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El idilio de las soluciones climáticas: un consorcio aspira a convertir el CO2 en proteínas comestibles

Mediante procesos naturales, los investigadores buscan ofrecer una solución a la inseguridad alimentaria y a la emergencia climática. 

31 julio, 2023 17:24

Una planta en la que se transformará dióxido de carbono en proteínas comestibles. Este idilio está a punto de ser una realidad. Según informó este lunes el portal danés especializado en temas científicos Videnskab, un grupo de investigadores de Dinamarca ha conseguido la financiación necesaria para implementar esta iniciativa.

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Los ensayos, señala la fuente a Videnskab, tendrá lugar en la localidad de Fouloum, donde ya se erige una planta de biogás. Se prevé que las nuevas instalaciones queden integradas al complejo dentro de un año. La pata social del gigante farmacéutico danés Novo Nordisk, junto a la Fundación Bill & Melinda Gates, financiarán el proyecto con la aportación de 200 millones de coronas danesas (27 millones de euros).

"Se emite mucho CO₂ a través de la producción de productos animales y al mismo tiempo carecemos de suficientes alimentos para alimentar de forma sostenible a toda la población humana del planeta", afirmó Alfred Spormann, investigador jefe del proyecto y profesor de la Universidad estadounidense de Stanford, en declaraciones recogidas por Videnskab.

¿Cómo funciona?

Este proyecto, llevado a cabo por un consorcio de entidades que combina los conocimientos y la experiencia de Novozymes A/S y Topsoe A/S, dos empresas líderes en biotecnología e ingeniería química, respectivamente, la Universidad de Washington en San Luis (EEUU) y el Centro de Investigación de CO₂ de la Fundación Novo Nordisk (CORC) en la Universidad de Aarhus (Dinamarca), se basa en los avances científicos de Lars Angenent, profesor de biotecnología climática en la Universidad de Tübingen en Alemania y profesor a tiempo parcial en la Universidad de Aarhus.

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"Realmente son solo procesos naturales los que usamos para convertir el CO₂ en algo que podemos comer", explicó Angenent en declaraciones recogidas por la Universidad de Aarhus. Y detalla, de manera somera, cómo se convierte el CO₂ en proteínas: "Usamos diferentes microorganismos para que hagan el trabajo por nosotros. Primero, algunas bacterias que comen el CO₂ y lo convierten en ácido acético. Luego obtenemos levadura para convertir el vinagre en proteína". 

El científico ha probado este método a escala micro. En la nueva planta de Fouloum, la idea es replicar el procedimiento a una escala mayor. La planta funcionará de la siguiente manera: el CO₂ resultante de la quema de biogás será transferido a un biorreactor con una capacidad de 200 litros.

A este desecho se le añadirá hidrógeno y oxígeno obtenidos por electrólisis a partir de moléculas de agua. Y después estas sustancias pasarán a otro tanque que contiene microorganismos acetógenos, que transformará las moléculas en acetato.

En un tercer paso, esta sustancia pasará a otro reactor con levaduras, que, después de que haya sido suministrado oxígeno, transformarán el acetato en proteínas comestibles. Posteriormente, estas se podrán procesar y usar para la elaboración de sucedáneos de productos cárnicos u otro tipo de alimentos. Se ha manifestado la expectativa de que los alimentos puedan ser probados en consumidores en el plazo de tres años.

"A un coste justo"

Jeppe Lund Nielsen, profesor de microbiología y biotecnología de la Universidad de Aalborg, señaló a EFE que es muy probable que los alimentos fabricados a partir de CO₂ no lleguen a la mesa de los consumidores hasta dentro de unos años. "No obstante, este proyecto es el inicio de algo que puede tener consecuencias bastante grandes para la producción de comida en el futuro, si se logra convertirlo en estable y económicamente beneficioso".

Los científicos daneses esperan que este proyecto se pueda reproducir en otras centrales energéticas o fábricas que emiten grandes cantidades de CO₂, dando una solución a dos de los problemas que afronta el planeta: la inseguridad alimentaria y la emergencia climática.

“Hay que afinar el proceso para que sea lo más eficiente posible y tan barato que esta forma de hacer proteína pueda competir con la producción de proteína animal”, explica Spormann. En la misma línea, Mads Krogsgaard Thomsen, director ejecutivo de la Fundación Novo Nordisk, expresó en un comunicado que "las tecnologías ofrecen un gran potencial para proporcionar seguridad alimentaria en todo el mundo, especialmente en los países de renta baja y media". De ahí la importancia de se pueden implementar "a un coste justo", algo por lo que velará el consorcio.