"La imaginación es la facultad del descubrimiento. Es lo que penetra en los mundos nunca vistos, los de la ciencia". Ada Lovelace, primera programadora de la historia y matemática, dijo esta frase mientras se enfrentaba a un desafío que seguiría presente a día de hoy: la entrada de la mujer en las profesiones STEM. La masculinización de estas carreras ha llevado a que los estereotipos de género se apoderen de las mujeres desde hace años y, como consecuencia, no se hayan planteado hasta ahora adentrarse y crecer en profesiones científicas, tecnológicas, o de ingeniería.

¿Por qué el talento femenino no ha apostado hasta ahora por este tipo de estudios? El techo de cristal es la respuesta a esta cuestión que aparece siempre en nuestra cabeza. En lo que respecta al sector tecnológico, existen estereotipos que limitan la presencia de la mujer en este sector.

Según el último informe publicado por la UNESCO, solo el 35% de los estudiantes matriculados en los estudios de las áreas relacionadas con STEM son mujeres, con una presencia mucho menor en áreas relacionadas con la informática, las comunicaciones y la tecnología. Un hecho que deja entrever el importante papel que cumplen las personas, no sólo a nivel individual, sino también a nivel familiar y escolar, a la hora de inculcar los conocimientos de estas disciplinas y evitar que, durante su transición al mundo laboral, opten por opciones alejadas del mundo STEM.

Sin embargo, estamos empezando a ver que esta tendencia se va cambiando poco a poco. Cada vez más mujeres apuestan a la hora de elegir sus estudios superiores por la ciencia y la tecnología. Que esta tendencia continúe así, no solo depende de la educación, sino también del comportamiento que adopte el mundo empresarial, puesto que somos una de las piezas clave a la hora de promover tanto la necesidad de talento femenino como de incentivar el incremento de referentes en puestos directivos con los que todas podamos identificarnos.

Es cierto que en las nuevas generaciones estos paradigmas han ido cambiando: hay evolución, pero a un ritmo muy lento. Días como el 11 de febrero, donde celebramos el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, ponen de relevancia la gran brecha que aún existe y nos obliga a mirar con lupa los avances conseguidos.

La Asamblea General de Naciones Unidas impulsa este día precisamente con el objetivo de dar mayor visibilidad al papel clave que desempeñamos las mujeres en la comunidad científica y fomentar la existencia de referentes femeninas para las más jóvenes; porque tenemos que seguir avanzando para que el rol participativo de las mujeres en el campo STEM pase de ser una aspiración a una realidad. 

En el sector tecnológico somos plenamente conscientes de estas inquietudes en materia de igualdad de oportunidades de los profesionales que ahora se están incorporando al mundo laboral y que serán los líderes y gestores del futuro. Es por ello por lo que estoy convencida de que, aunque queda mucho por recorrer, seguiremos avanzando en la buena dirección

Prueba de ello son los datos del informe Women Matter España, publicado por McKinsey & Company, en el que se destaca que en 2022 un 17% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, 8 puntos más con respecto al pasado anterior. Un dato esperanzador, pero que sólo eliminando sesgos de género y neutralizando los contenidos de las actividades STEM, podremos aumentar y mantener el interés de las niñas en temas relacionados con la ciencia y la tecnología.

Ejemplo de la inquietud del mundo empresarial por el incremento de la presencia de mujeres en el ámbito STEM es la implicación que tenemos en Inetum para involucrarnos en cualquier iniciativa que promueva las vocaciones en estas ramas de conocimiento.

Nuestro equipo vive, año tras año, un incremento paulatino en las incorporaciones de mujeres especializadas en ramas como la ciberseguridad, la IA o diseño de software (entre otros muchos), lo que nos ha permitido abrir nuevas oportunidades para el talento femenino. El mundo necesita de una visión diversa e igualitaria a través de todos y cada uno de los profesionales que conforman nuestro sector, y en este sentido, la figura de la mujer proporciona una forma única de trabajo en las disciplinas STEM.

Paso a paso, estamos construyendo una nueva realidad. Crear un ecosistema en el que no haya barreras ni reales ni sociales que limiten a las mujeres el acceso a profesiones del ámbito STEM es una responsabilidad conjunta que depende de todos y cada uno de nosotros. Debemos romper el techo de cristal y dar el paso ante cualquier oportunidad. Ya hemos atravesado una senda muy larga para conseguir que las mujeres entren en tecnología. Ahora, debemos construir entre todos las bases para que, en el futuro, la entrada a determinadas áreas de conocimiento y profesiones no sea una cuestión de género.

***Susana González García de Consuegra es Group VP Head of Corporate Quality & Security for IBER-Latam Global Area de Inetum